Putin desafía a Occidente a detener su nuevo misil hipersónico sobre un objetivo en Kiiv
El presidente ruso se abre a reunirse con Trump y dice estar "cerca" de conseguir sus objetivos en Ucrania
LondresEl gordo adelantado de Navidad del Show de Putin ha sido tempranera, este jueves. Cuando aún no llevaba ni cincuenta minutos –de las cuatro horas y media que se ha alargado el acto– que el presidente ruso se había sentado en el plató de televisión para su habitual comparecencia de clausura del año, desafió Occidente a un peculiar y muy amenazador duelo.
Preguntado por el nuevo misil Oréshnik, que Rusia arrojó sobre Ucrania hace un mes, Putin ha advertido de que la tecnología de los enemigos "no tiene ninguna posibilidad" de interceptarle. Y ha ido más allá afirmando: "Hagamos un experimento o un duelo". En resumen, Putin ha pedido que se seleccione un objetivo en Kiiv, que lleven las defensas antiaéreas occidentales y que se compruebe si son capaces de interceptarlo. "Será interesante ver el resultado". El misil se desplaza a una velocidad de Mach 10, o 2,5 a 3 km por segundo (10 veces la velocidad del sonido). "Actualmente, no hay maneras de contrarrestar este arma", remachó el presidente ruso.
La comparecencia de Vladímir Putin, oficialmente Resultados del año con Vladimir Putin, es la fusión de dos intervenciones tradicionales que el presidente ruso siempre hacía a finales de diciembre, una con periodistas y otra dirigida a los ciudadanos, en la que respondía las preguntas elegidas. preguntas de los telespectadores), y es emitida por todas las cadenas de televisión del país.
se ha conseguido de largo. El show ha mostrado un Putin firme en la defensa de su país ante las amenazas exteriores, comprensivo con los problemas del día a día de los rusos e incluso humano. querido ser simpático. Las últimas preguntas no han dejado lugar a dudas: "¿Presidente, tiene algún sueño personal?" "Claro, pero como es personal, me lo guardaré". odia algunas de sus tareas?" "No". "¿Qué es Rusia para usted?" "Un mapa, un territorio enorme, una historia, una cultura. Pero sobre todo su gente." "Presidente, ¿quiere añadir algo? "Sí, Rusia es mi familia." Y después ha pedido a todo el mundo que pase más tiempo, ahora que llega Navidad, con sus seres queridos. Un espectáculo vergonzoso y un ejemplo de política populista.
Su intervención ha tenido lugar tiene lugar a un mes de la toma de posesión de Donald Trump en la Casa Blanca y 48 horas después de la muerte en Moscú, en atentado con bomba, de Ígor Kiríllov, teniente general del ejército y jefe de las Fuerzas de Defensa Nuclear de Rusia. Inevitablemente, se le preguntó sobre el nuevo inquilino de la Casa Blanca pero no sobre el atentado. Putin ha dicho que "hace más de cuatro años" que no habla, y que no está seguro de cuándo se reunirá o hablará. "Estoy dispuesto a encontrarme con él, si lo quiere", añadió. La última vez que se entrevistaron fue en la cumbre del G-20 de Japón, en 2019.
Sobre la guerra de Ucrania, como en anteriores ocasiones, Putin se ha mostrado calculadamente ambiguo, y ha dicho que Rusia está lista para negociar con Ucrania. Y cuando se le pidió si estaba dispuesto a comprometerse "de alguna manera", respondió que "la política es el arte del compromiso". Ha culpabilizado a Ucrania y al ex primer ministro británico, Boris Johnson, de sabotear las conversaciones de Estambul de 2022. "Ucrania se retiró porque el ex primer ministro Boris Johnson viajó a Ucrania y dijo que tenía que luchar hasta el último ucraniano. No creo que quede ninguno", ha añadido. Johnson dijo a The Times que estas afirmaciones "no son más que una tontería total y propaganda rusa".
Más allá de posibles conversaciones de paz, a Putin también le preguntaron si "la victoria está más cerca". El presidente ha comenzado la respuesta haciendo que se desplegara una pancarta detrás suyo, que ha asegurado que le dio una brigada marina rusa, firmada por soldados en activo. El patriótico acto ha sido recibido por la audiencia con un aplauso. Y ha dicho, en todo caso, que la situación "está cambiando drásticamente" y que los soldados rusos "recuperan territorio" todos los días. "La guerra es complicada, pero estamos cada vez más cerca de completar las principales tareas de la operación especial". Sin embargo, no se ha atrevido a poner ninguna fecha ni al final de la guerra ni tampoco cuando se puede recuperar la totalidad de la región de Kursk, parte de la que controla Kiiv desde mediados de agosto.
Falta de mantequilla e inflación
Sin embargo, no ha sido ni Trump ni la guerra de Ucrania –que el Kremlin insiste en llamar "operación militar especial"– el objeto de la primera pregunta del show. La economía ha pasado por delante, en un intento del Kremlin de alejar de los telespectadores la idea de que el país vive una guerra, aunque ocurra, mayoritariamente, en Ucrania.
Y es que los ciudadanos sienten en sus bolsillos una inflación del 9,1% y un aumento muy sustancial del precio de la mantequilla y, en general, de la cesta de la compra. Putin reconoció que el dato es "una señal alarmante", pero que el conjunto de la situación económica "es estable" y que se "sigue avanzando contra todo pronóstico", pese a lo que calificó de "amenazas externas". Aseguró, igualmente, que el crecimiento de 2024 será del 3,9%. El presidente también ha menospreciado el impacto económico de las sanciones occidentales.
En relación con el uso de armas nucleares, las palabras del presidente ruso han sido una repetición de las que ha dicho últimamente, en especial desde el cambio de doctrina rusa, de finales de septiembre. En resumen, que si los enemigos crean una amenaza para Rusia, Rusia tiene derecho a utilizar armas nucleares contra ellos. caída del régimen de Bashar el Asad, hasta hace nada el gran aliado ruso en la región de Oriente Próximo. Moscú tiene todavía dos bases militares en el territorio de Siria. Putin ha acogido al dictador, y ha asegurado que se entrevistará en breve. "No he visto al presidente Asad después de su llegada a Moscú, pero tengo previsto verle. Claro que voy a hablar". Estos han sido los primeros comentarios de Putin sobre Al Asad. Sin embargo, ha negado que el hundimiento de su aliado represente una derrota para Rusia. También se mostró confiando en mantener ambas bases. Aun así, imágenes de satélite difundidas por agencias de inteligencia occidentales demuestran que las fuerzas rusas parecen estar preparadas para retirar su equipamiento.