Guerra

Los riesgos de Netanyahu, rodeado y presionado

La situación política del primer ministro es la de una fiera rodeada de enemigos y críticos internos, y todavía podría actuar de forma más violenta y agresiva

La noche del sábado, tres semanas después de que empezara la guerra, Benjamin Netanyahu dio su primera conferencia de prensa. Aunque contestó brevemente a siete preguntas, los medios de comunicación hebreos no quedaron satisfechos con las respuestas y las críticas se han multiplicado en las últimas horas. El resultado es que la situación del primer ministro es cada día más débil.

No han pasado desapercibidos algunos detalles de su alocución. Introdujo dos referencias bíblicas, una al profeta Isaías, a la lucha de los "hijos de la luz", es decir los judíos, contra los "hijos de la oscuridad", es decir los enemigos de Israel. La otra fue a Amalek, jefe de una tribu que combatió a los israelíes cuando se dirigían a la tierra prometida tras huir de Egipto. Amalek es una figura con la que los judíos han identificado a lo largo de la historia a todos sus enemigos, empezando por Hitler.

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También comparó esta guerra con la de 1948, cuando se estableció el estado judío, y dijo que la actual contra Hamás es la segunda guerra de la independencia. La principal característica de la guerra de la independencia de 1948 fue la expulsión de la mayor parte de la población palestina, a la que no se permitió volver a su pueblo una vez terminado el conflicto.

Naturalmente, esta comparación hizo pensar a los palestinos que la expulsión de la población de la mitad norte de la franja de Gaza ordenada estos días por las autoridades israelíes podría ser una orden similar a las que los jefes del Haganah, las milicias judías, dieron a los palestinos para que se marcharan de sus territorios para siempre en 1948.

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La realidad es que Netanyahu, de 74 años, nunca se había encontrado en una situación tan delicada como esta; en esto todo el mundo está de acuerdo, y su comportamiento puede parecer a veces errático. Cuando acabó de contestar las siete preguntas, se multiplicaron las críticas en los medios de comunicación, sobre todo porque no asumió personalmente de forma explícita ningún tipo de responsabilidad en la tragedia del 7 de octubre.

Para acallar las críticas, a la una de la madrugada, Netanyahu publicó un tuit en la red X en el que culpaba de la tragedia a los jefes de los servicios de inteligencia. Fue un paso en falso, porque las críticas se multiplicaron: no solo Netanyahu no aceptaba responsabilidad alguna, sino que quiere protegerse como primer ministro trasladando las responsabilidades a sus subordinados. Horas después él mismo retiró el tuit.

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Algunos medios han apuntado como responsables de la polémica publicación a su esposa, Sara, y a su hijo Yair, dos personajes que no son muy populares en Israel. Yair ha perdido varios juicios por tuits que ofendieron a otras personas y ha pagado bastante dinero en compensaciones. Ahora vive en Florida y muchos reservistas que hay en el frente de Gaza y el Líbano se preguntan por qué no se ha movilizado en el ejército para combatir a Hamás o Hezbolá.

Comisión de investigación

Durante la primera rueda de prensa en tres semanas, Netanyahu habló como si terminada la guerra él tuviera que continuar en el cargo. No está claro que pueda ser así. La muerte de 1.400 israelíes judíos de golpe no es poco. Es una catástrofe sin precedentes que no se olvidará de un día para otro. Los periodistas piden la creación de una comisión de investigación estatal, y no solo gubernamental, para investigar la tragedia. Si la comisión es estatal, seguramente será más dura con los responsables y no contemporizará con Netanyahu.

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La situación del primer ministro es similar a la de una fiera rodeada por sus enemigos. En este escenario, Netanyahu puede reaccionar de varias formas, sin descartar que se vuelva aún más violento y agresivo, algo que le están pidiendo muchos israelíes que buscan una venganza más amplia y general contra todos los palestinos.

Es difícil prever qué puede pasar con Netanyahu; esto dependerá en gran parte de lo que ocurra con la invasión terrestre de la Franja. Si la invasión es un éxito, el primer ministro probablemente recibirá un balón de oxígeno, aunque esto parece difícil. Pero si en Gaza mueren muchos soldados y no se acaba con Hamás, quizá se precipite su caída. El primer ministro nunca ha caminado por una cuerda tan floja como esta.