¿Starmer, Macron y Merz, los hermanos de armas que velan por Europa?
Reino Unido, Francia y Alemania toman el alejamiento de Estados Unidos para hacer frente a la amenaza de la Rusia de Putin
LondresNueve años después que los británicos votaran por el Brexit, en los últimos diez días las heridas del divorcio de Londres con París y Berlín –el gran eje sobre el que históricamente avanzaba la Unión Europea– se han curado definitivamente. O casi. El pasado jueves, el canciller alemán, Friedrich Merz, expresaba en una conferencia de prensa desde la capital británica la proximidad de los tres líderes –Keir Starmer, Emmanuel Macron y él mismo– y de los tres países en los siguientes términos: "Reino Unido, Francia y Alemania están convergiendo en sus posiciones sobre política exterior, política de seguridad, política migratoria, pero también sobre cuestiones de política económica". Merz lo decía en su primera visita a Londres desde que asumió el cargo en mayo, para firmar un "histórico" acuerdo bilateral, el Tratado de Kensington, que tiene la arquitectura de la seguridad europea como núcleo fundamental.
Diez semanas antes, el mismo día que Merz conseguía la investidura del Bundestag, el presidente francés le decía en un mensaje en las redes: "Enhorabuena por su toma de posesión, querido canciller. Depende de nosotros hacer que el motor franco-alemán sea más fuerte que nuestra. Depende de nosotros acelerar la competitividad de nuestra, acelerar la competitividad europea, nuestra debilidad y acelerar la competitividad europea. franceses, para los alemanes y para todos los europeos".
I Tres días después de que Merz asumiera el poder, Starmer, Macron y el alemán subían juntos a un tren, rumbo a Kiiv, para expresar su solidaridad inquebrantable con el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski.
Francia, Alemania y Reino Unido, el llamado E3 –un grupo minilateralista que empezó a trabajar de forma informal en el 2003 para negociar con Irán su programa nuclear– ha reavivado. Ucrania y la amenaza rusa, y el hecho de que los Estados Unidos de Donald Trump se aleja cada vez más del Viejo Continente, lo han hecho posible. Macron, con muchos problemas domésticos, esperaba, y así fue, que con Merz pudiera reavivar unos vínculos claves para la Unión y para el Viejo Continente.
Pese a los esfuerzos realizados con el anterior canciller, Olaf Scholz, la relación entre ambos nunca "no fue buena, y el motor franco-alemán de Europa ha estado funcionando con el depósito vacío", en palabras de Sébastien Maillard, investigador asociado del Programa Europa, de la Chatham House, de Londres. Que Merz sea un democristiano de Renania y francófilo –habla francés, y también inglés–, que tiene la integración europea en su ADN político, ha sido visto como una gran noticia por París.
Una cláusula muy poco inusual
El viaje de Merz a Londres ha tenido lugar diez días después de que Macron fuera recibido también en Reino Unido, para una visita de estado de tres días, durante la cual Londres y París van firmar la Declaración de Nortwood, para coordinar sus arsenales nucleares, y para declarar que un ataque en uno de los dos países supondría también un ataque al otro. El mismo principio del artículo 5 del Tratado de la Alianza Atlántica, y que se ha repetido en el Tratado de Kensington. Además, como recuerda Nicolai von Ondarza, también investigador de la Chatham House, el acuerdo anglo-alemán "inusualmente para un tratado bilateral, menciona explícitamente el objetivo de intensificar la cooperación trilateral entre Reino Unido, Alemania y Francia".
La cooperación en la industria militar –empresas británicas y alemanas ya colaboran en la fabricación del Eurofighter Typhoon y los vehículos blindados Boxer–, el desarrollo de un misil con un alcance de 2.000 km y la llamada Coalición de los Voluntarios, que lidera el eje París-Londres, son los símp. y abanderar una defensa europea que implica no dar ni un paso más atrás en Ucrania.
Las tres principales potencias europeas están ahora vinculadas a través de los respectivos tratados bilaterales. Pero, como apunta Von Ondarza, "para convertirse en un pilar central de la seguridad europea, el formato E3 debe extenderse a Polonia ya otros socios europeos dentro de la OTAN y de la UE". No en vano, en la conferencia de prensa del jueves en Londres, Merz se encargó de recordar que el E3 no "es excluyente", y que está abierto a otros países del Viejo Continente. De hecho, Donald Tusk, primer ministro polaco, se sumó al citado viaje de Macron, Starmer y Merz a Kiiv, de primeros de mayo.
Europa se rearma, paga la factura que ya no quiere satisfacer a Estados Unidos y pone en riesgo su estado del bienestar, como sucede en Francia, con recortes de 40.000 millones anunciados esta misma semana. Y en medio del nuevo desorden global, la extrema derecha encuentra un campo abonado para seguir abriéndose paso.