La Unión Europea más antiinmigración necesita a inmigrantes
El aumento de la extrema derecha contrasta con la falta de profesionales y ciudadanos en edad activa del bloque europeo
BruselasCada vez hay más europeos que votan partidos abiertamente xenófobos y se llevan adelante políticas más antiinmigratorias y, al mismo tiempo, la Unión Europea sigue necesitando la entrada de inmigrantes. La extrema derecha señala a los recién llegados como la causa de todos los males y los vincula a la inseguridad y la falta de oportunidades laborales, pero Europea se va envejeciendo a marchas forzadas, la población en edad activa se va empequeñeciendo y faltan profesionales en la mayoría de Estados miembros, especialmente en los del centro y norte del continente. "Es una gran contradicción", resume Rebecca Christie, investigadora del think tank de ámbito europeo Bruegel.
Ahora mismo, la tasa de paro del bloque europeo se mantiene en mínimos históricos (6,5%) y la de vacantes ha ido aumentando hasta llegar al 2,9%, que es más del doble que la que se registró en plena crisis económica en el 2012. Además, se prevé que el envejecimiento acentúe aún más esa falta de mano de obra y la población europea en edad laboral pase de los 265 millones en el 2022 a los 258 millones el 2030, según datos de la Comisión Europea.
Sin embargo, en zonas donde especialmente faltan trabajadores y el porcentaje de desempleados es muy bajo el discurso de la ultraderecha contra la inmigración va cogiendo más fuerza, como ocurre en Alemania, Austria o Bélgica . El caso más reciente y uno de los más sintomáticos, sin embargo, es el de los Países Bajos. El xenófobo Geert Wilders acaba de ganar las elecciones y se dispone a encontrar apoyos parlamentarios suficientes para formar gobierno. Sin embargo, su país es uno de los estados miembros, y la quinta economía de la Unión Europea, que registra la mayor tasa de vacantes, un 4,9%, según el instituto de estadística de la Comisión Europea, Eurostat .
Más allá de la extrema derecha, el partido que gobernaba el país, el del primer ministro Mark Rutte, también se presentó en campaña prometiendo restringir "la entrada de estudiantes internacionales, trabajadores migrantes y refugiados" porque "llega demasiada gente" .
Las patronales neerlandesas, sin embargo, no están nada de acuerdo. ASML, por ejemplo, que es una multinacional tecnológica que se dedica a la fabricación de semiconductores y es la compañía más importante del país, fue una de las empresas que salieron a criticar de forma más contundente las intenciones de Wilders y sus potenciales socios, que se autodenominan liberales. "Cualquier restricción sobre la cantidad de trabajadores del conocimiento o estudiantes internacionales, relevante para nuestra industria, no es deseable", dice un comunicado emitido por ASML.
Bruselas echa la piedra y esconde la mano
La Comisión Europea, liderada por la conservadora Ursula von der Leyen, lleva tiempo adoptando en materia migratoria gran parte del discurso de la extrema derecha. Las elecciones europeas del próximo mes de junio se acercan y especialmente el Partido Popular Europeo teme que se le escapen votos antiinmigración hacia la ultraderecha. En este sentido, Von der Leyen ha querido erigirse en una dirigente contundente contra la entrada de inmigrantes ilegales y ha sacado adelante diferentes propuestas legislativas para endurecer las políticas migratorias.
También, aunque en un principio parecía que podría suponer un quebradero de cabeza diplomático, no ha tenido ningún tipo de pesar a apoyar a la primera ministra italiana, la ultraderechista Giorgia Meloni, en su lucha contra los inmigrantes, y se muestra dispuesta a pagar millones y millones de euros a países de dudosa calidad democrática para que detengan las oleadas migratorias que se dirigen a la Unión Europea. Tampoco se puso mal, pese a ser socialdemócrata, el canciller alemán, Olaf Scholz, que endureció el tono contra la inmigración y acordó con Meloni un plan de acción para reducir los flujos migratorios.
Sin embargo, consciente de las necesidades de los Veintisiete, la Comisión Europea pide no estigmatizar a los migrantes y ha propuesto diferentes normativas para facilitar la entrada de recién llegados. A mediados de noviembre, por ejemplo, anunció la creación de una plataforma que pretende unir a empresas con profesionales de fuera del bloque europeo que están buscando trabajo y quieren emigrar a la Unión Europea. Además, Bruselas está trabajando para facilitar el reconocimiento de las titulaciones extranjeras y los intercambios estudiantiles.
De esta forma, la comisaria europea de Interior, Ylva Johansson, justificó en rueda de prensa el 16 de noviembre las políticas antiinmigratorias de su ejecutivo porque asegura que quieren acabar con la inmigración ilegal. Sin embargo, en ningún caso están en contra de la llegada de recién llegados y, de hecho, criticó que "la Unión Europea esté perdiendo la carrera por atraer talento" extranjero. E, incluso, lo atribuyó al racismo creciente. "Es un gran obstáculo para ser atractivos", admitió.
Diferencias entre los Veintisiete
Ahora bien, no todos los Estados miembros presentan las mismas necesidades de profesionales. La Comisión Europea se centra sobre todo en la falta de trabajadores formados en sectores como la ingeniería que tienen en Alemania, los Países Bajos o, entre otros muchos, la República Checa. En los países del sur de Europa, por lo general, la situación es muy diferente.
Sin ir más lejos, España tiene la tasa de paro más alta de la Unión Europea y continúa por encima del 12%, según Eurostat. Por lo que se refiere a la tasa de vacantes, es la segunda más baja del bloque europeo, un 0,9%, y sólo la supera Bulgaria, que registra un 0,8%.
Además, tal y como recogen los datos del Idescat, Catalunya no necesita tanto profesionales en la industria, que también —actualmente unos 2.500—, como sobre todo en el sector servicios, donde faltan unos 27.000. En cualquier caso, sean cuales sean las carencias o necesidades, la experta Rebecca Christie insiste en que la inmigración, especialmente en contextos económicos y demográficos como la actual y en el que está Europa, "en general siempre aporta riqueza al país y crecimiento económico ".