Hungría

Viaje a Hungría de Orbán, el país de los oligarcas financiados por la UE

Fidesz ha conseguido una base de votantes leales tanto entre los que se han enriquecido gracias al dinero público como entre las capas sociales más pobres

Enviada especial a HungríaEn Hatvan, un pueblo 60 kilómetros al este de Budapest, una rampa que no lleva a ninguna parte es lo único que queda de un proyecto financiado con cientos de miles de euros procedentes de fondos de la Unión Europea. Hace ocho años, aquí se inauguró un circuito para bicicletas y en todo el tiempo que estuvo en funcionamiento sólo lo utilizaron 55 personas. Si se analiza sólo desde 2018, de hecho, sólo ha pasado un ciclista, según el medio independiente húngaro Atlatszo,que describe el proyecto como un ejemplo de libro del mal uso de los fondos de la UE en Hungría.

"Ha sido un auténtico ridículo; una enorme cantidad de dinero que se podría haber gastado en otras muchas cosas. Podrían hacer parques infantiles, o mejorar el hospital", dice un vecino –que prefiere no dar el nombre – que pasea con una niña por una larga plataforma elevada que se construyó en el mismo momento, como parte del propio proyecto, que costó más de 2,5 millones de euros, íntegramente procedentes de Bruselas.

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Mientras estuvo abierto, el circuito de bicicletas sólo podía utilizarse asumiendo el propio riesgo, previa inscripción; el primer año después de la inauguración, un ciclista resultó gravemente herido. Visto el fracaso, el Ayuntamiento lo demolió el año pasado. Ahora el acceso a la rampa está cerrado y hay una señal que indica que están prohibidas las bicicletas.

Otro ejemplo es el de la construcción, también con fondos europeos, de una pasarela de madera en Nyírmártonfalva, un pequeño pueblo en el este del país, por supuestamente caminar entre las copas de los árboles de un bosque inexistente. Los árboles estaban allí –en una propiedad del alcalde, de Fidesz, que solicitó el dinero, unos 166.000 euros–, pero lo talaron antes de construir el puente.

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La Oficina Europea de Lucha Contra el Fraude (OLAF, por sus siglas en inglés) anunció que abriría una investigación sobre este proyecto. Según Atlatszo, en la zona hay otras pasarelas elevadas como ésta, financiadas también con fondos de la UE e impulsadas por políticos locales de Fidesz, el partido del primer ministro, Viktor Orbán, que controla el gobierno y más de dos tercios del Parlamento 'Hungría.

Estos son sólo dos ejemplos de lo que opositores y organizaciones anticorrupción llevan años denunciando que es una práctica generalizada clave para entender cómo funciona la Hungría de Orbán, que lleva 14 años gobernando en el país centroeuropeo.

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Desde su incorporación a la UE, hace veinte años, Hungría ha sido uno de los más beneficiados por la financiación comunitaria, mientras que su primer ministro ha ido subiendo el tono contra Bruselas hasta convertirse prácticamente en el enemigo dentro de casa.Sus principales mensajes de cara a las próximas elecciones al Parlamento Europeo, de hecho, son para señalar las amenazas que supone la UE: inmigración, guerra y políticas de género, como deja claro en la gran cantidad de carteles electorales repartidos por el país, donde señala a los líderes opositores húngaros como "sirvientes" de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.

Pero los fondos de la UE se han utilizado para crear un nuevo grupo de multimillonarios vinculados al partido que controla el país. "El enriquecimiento de los oligarcas y de los empresarios políticos siempre ha estado dependiendo de los vínculos políticos y el acceso a la financiación pública. Fidesz y Orbán han remasterizado sabiamente el escenario para excluir a casi todos los rivales y competidores, y para maximizar el enriquecimiento a cuesta de los contratos públicos", resume al ARA Miklós Ligeti, jefe de asuntos legales de la rama húngara de la ONG Transparency International, desde su despacho en Budapest.

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Los oligarcas de los fondos europeos

"En Hungría tenemos una nueva clase de camarillas que tienen una fortuna de más de mil millones de dólares cada uno", dice. El ejemplo más paradigmático es Lőrinc Mészáros, amigo de infancia de Orbán que en poco más de una década ha pasado de ser un modesto instalador de gas en el hombre más rico del país, con más de 2.500 millones de euros. "Su carrera se ha basado totalmente en las concesiones del gobierno", apunta Ligeti, quien añade: "Es la magia del sistema de Orbán: están transformando bienes públicos en riqueza privada". Pone como ejemplo que la compañía encargada del mantenimiento de las autopistas es propiedad de siete fondos de capital privado controlados por los dos principales oligarcas del país: Mészáros y László Szijj, que se llevan gran parte de las licitaciones públicas de diversos sectores.

Y asegura que el factor clave para la creación de esta nueva clase de oligarcas han sido los fondos de Bruselas. "La mayoría no eran jugadores importantes antes del 2010. Su enriquecimiento depende del dinero de la UE, porque entre el 45% y el 50% de los procesos de contratación pública húngaros están totalmente o muy financiados por la UE", explica Ligeti, quien se queja de la carencia de control de Bruselas. "La Comisión Europea tardó más de diez años en darse cuenta de que el dinero se estaba gestionando mal", dice haciendo referencia a la congelación de parte de los fondos de cohesión en Hungría.

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"La corrupción es uno de los factores que ha afianzado el régimen de Orbán", asegura. Y apunta que hay tres fenómenos en el "cóctel de corrupción" en Hungría: "El deseo de obtener grandes beneficios del dinero de la UE; el egoísmo de hacer que estas ganancias sean privadas y no en beneficio de la sociedad, y el derribo del sistema de contrapesos y el estado de derecho". Según el experto, Orbán se ha convertido "en una especie de primer ministro insustituible, cuyo sistema básicamente no permite una competencia política justa".

Apoyo a las zonas más pobres

Pero no sólo quienes se han enriquecido son fieles al primer ministro. "Cuanto más abajo vas en la jerarquía social, mayor es el apoyo a Orbán", afirma el politólogo y director del think tank Political Capital Institute, Péter Krekó. En el noreste de Hungría, junto a la frontera con Eslovaquia, se encuentra una de las zonas más empobrecidas de Hungría. También es uno de los sitios con más apoyo en Fidesz.

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Mira es un hombre de 80 años que ve pasar una tarde calurosa de mediados de mayo sentado en un banco frente a su casa, en Selyeb. Dice que el 9 de junio votará a Fidesz –en Hungría se celebran tanto las elecciones europeas como las municipales–: "Voto a quien conozco y Fidesz siempre nos ha dado cosas buenas". Habla de ayudas sociales, como un comedor comunitario gratuito en el pueblo, y un mes extra de pensión de jubilación. También menciona el espantajo de la guerra: "Si no fuera por Orbán, ya estaríamos en guerra. Todo el mundo que ve la televisión dice esto".

El hombre hace referencia a otro punto clave de Hungría de Orbán: la propaganda y el control de los medios de comunicación. "[El entorno de Fidesz] ha ocupado el espacio mediático y Hungría se ha convertido en una autocracia informativa", explica Krekó. Apunta que el 97% de los fondos públicos –subvenciones directas y publicidad del gobierno y todas las instituciones progubernamentales– se destinan a los medios pro Fidesz. Y añade que un 80% de los medios del país son propiedad de personas del círculo pro Orbán, entre ellas Mászáros. "Cuanto menos educada y más pobre es la sociedad, más fácil para ti como político es manipularla. Esta es una característica de las autocracias informativas", dice.

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Erika, una mujer de 50 años que extiende ropa en su casa, también en Selyeb, hace referencia a otro de los temas estrella de Orbán. Dice que lleva dos meses en paro porque la echaron de la fábrica donde trabajaba. Explica que sólo tiene ocho años de escolaridad y que no hay manera de que encuentre trabajo. Pero tiene claro quién es el culpable: "Vienen muchos extranjeros, y eso hace que los húngaros tengamos menos oportunidades". Migración y nacionalismo. También dice que le gusta Orbán.

Ayuda a las familias con hijos

Un poco más allá, en Gadna, una pequeña localidad con la mayoría de población gitana, Ivett también alaba las políticas del gobierno ultraconservador; en ese caso, las ayudas a las familias. Ella tiene 30 años y diez hijos. Lleva el más pequeño a hombros ya su alrededor hay dos niñas. El pueblo, que es sólo un par de calles con casas en no muy buen estado a ambos lados, está lleno de criaturas que corren; algunos saltan en un castillo hinchable en un jardín donde se celebra una fiesta infantil, de donde sale una música que ambienta a todo el pueblo.

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El gobierno de Orbán aplica diversas políticas para fomentar la natalidad, como la exención de pagar impuestos para las madres con cuatro o más hijos (si tienen menos, tienen reducciones); ayudas a pagar la hipoteca para las parejas con descendencia; y tres comidas al día gratuitas para las criaturas de familias con al menos tres hijos. Ivett dice que su marido trabaja en una organización municipal y cobra unos 800 euros mensuales, insuficientes para mantener una familia tan extensa, por lo que las ayudas del gobierno son esenciales.

"El gobierno ofrece ayudas muy atractivas para muchos que no pueden esperar nada más, porque no tienen estudios, ni movilidad social; no pueden hacer nada, sólo confiar en el gobierno. Y aunque es de nivel muy básico, este gobierno tiene, indudablemente, algo que ofrecer a estas comunidades tan empobrecidas", explica Miklós Ligeti, de Transparency International. Además, añade que el estado es el principal creador de empleo en zonas rurales, donde asegura que existe un funcionamiento caciquista dominado por Fidesz.

"Los diputados de Fidesz y los alcaldes forman la camarilla local que decide los asuntos importantes como quien consigue los fondos europeos y estatales. Y para los simples ciudadanos, a menudo muy empobrecidos, deciden a quien le dan un trabajo, que es el principal factor para sobrevivir. A cambio, les dan su voto", explica Ligeti. Y concluye: "Fidesz tiene un apoyo extremadamente fuerte. No necesitan hacer trampas. Pero la votación está manipulada".