La victoria no es lo que parece: 4 millones de británicos han votado a la ultraderecha

El Partido Reformista, del xenófobo Nigel Farage, se convierte en la tercera fuerza en sufragios del Reino Unido

BarcelonaContra la corriente general en Europa y en el mundo, el Parlamento británico se llenará la próxima semana de diputados y diputadas de centroizquierda. Pero la abrumadora victoria en escaños del laborismo en las elecciones del jueves ha eclipsado el mar de fondo que ha traído por primera vez al Partido Reformista, la formación de extrema derecha de Nigel Farage, en Westminster.

El Partido Reformista, heredero del Partido del Brexit, ha hecho una campaña centrada sobre todo en el odio al inmigrante (propone prohibir la inmigración "no esencial", la deportación inmediata de los delincuentes extranjeros y detener las pateras en el canal de la Mancha, uno de los lemas del gobierno Sunak). También quiere abandonar la Convención Europea de Derechos Humanos, rebajar los impuestos a las rentas más altas, reforzar a la policía y ampliar las cárceles. Sus candidatos se han hecho notar por sus posiciones racistas, homófobas y machistas: tres de ellos fueron apartados durante la campaña, incluidos simpatizantes del fascista Partido Nacional Británico. Farage, la voz de la eurofobia durante tres décadas, que se declara amigo de Donald Trump, se ha destacado también por defender que Vladimir Putin ordenó la invasión de Ucrania por culpa de las "provocaciones" de Occidente.

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El Partido Reformista se ha convertido en la tercera fuerza política del país, con 4,1 millones de votos, más de los que obtuvo su predecesor, el Partido por la Independencia del Reino Unido (UKIP), en el 2015, antes del Brexit, cuando se convirtió en segunda fuerza en las elecciones europeas. También ha obtenido más votos en términos absolutos y en porcentaje de los obtenidos por Vox en las elecciones españolas del pasado julio. Debido al sistema electoral británico (donde sólo el candidato más votado se lleva la representación del distrito, sin proporcionalidad), ese 14,3% de sufragios sólo se han traducido en 5 diputados.

Por el contrario, con un 33,8% de apoyo, los laboristas se han llevado la abrumadora cifra de 412 escaños. Farage centró sus esfuerzos en la campaña en cuatro distritos donde podía ganar, pero en otros cientos ha quedado segunda fuerza, unos votos que se han quedado sin representación alguna. No en vano, en la primera conferencia de prensa que celebró a primera hora de la tarde, en el centro de Londres, anunció que hará campaña para la reforma del sistema electoral.

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Farage fue durante 20 años eurodiputado del UKIP, que fundó al desertar del partido conservador por su apoyo al Tratado de Maastricht en los años noventa. El hombre que Trump bautizó como a Mr. Brexit patrocinó su propia campaña para salir de la UE en paralelo al Vote Leave de Boris Johnson. Luego fundó el Partido del Brexit, pero se retiró tácticamente en el 2019 para facilitarle la victoria al ex primer ministro, con el que después se ha enfrentado públicamente por su apoyo a Ucrania.

Voto ganado en el Partido Conservador

Los votos de la ultraderecha provienen de distritos donde antes ganaban los conservadores –Farage ha sido elegido por Clacton-on-Sea, una localidad costera con unas de las tasas de paro y delincuencia más elevadas del país– y donde más del 70% votaron a favor de la ruptura con la UE en el referéndum de 2016. Además de Farage (que había sido eurodiputado, pero nunca había sido elegido para el Parlamento británico hasta ahora, en su octavo intento) han sido elegidos un exdiputado tory, el presidente del Partido Reformista y el expresidente del club de fútbol de Southampton. Farage, él también exmiembro de los tories, ha dicho que su resultado del jueves es "el principio del fin del Partido Conservador". Pero también advirtió de que "no hay entusiasmo por el laborismo: les estaremos encima".

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Lo constata en el New York Times el exministro británico y profesor de Yale Rory Stewart: "Con el auge de la ultraderecha y el descalabro del Partido Conservador, Gran Bretaña ha entrado en un nuevo terreno político: las fuerzas de centro han logrado no tanto una victoria como una breve prórroga. El laborismo debe demostrar que es capaz de mejorar la vida de la gente y transformar los servicios públicos –y hacerlo pronto– o en un tiempo veremos las elecciones británicas del 2024 como una mera pausa en el camino de la polarización y las fantasías del populismo". Y Farage utilizará todo lo posible la plataforma que ahora tendrá en Westminster para conseguirlo.