Francia libera al supuesto asesino de Khashoggi porque se equivocaron de persona

El hombre al que detuvieron el martes antes de coger un vuelo a Arabia Saudí no era el sospechoso

BarcelonaLas autoridades francesas habían detenido el martes a uno de los supuestos sospechosos de haber asesinado al periodista saudí Jamal Khashoggi en Estambul el otoño de 2018. Khaled Aedh Al-Otaibi, de 33 años, había sido arrestado en el aeropuerto de Roissy, cerca de París, cuando embarcaba hacia Riad, la capital de Arabia Saudí, según informaban fuentes policiales y judiciales. Este miércoles, sin embargo, Francia ha rectificado: han dejado al hombre en libertad después de concluir que se habían confundido de persona. "Después de haber estudiado de manera intensiva la identidad de esta persona nos hemos dado cuenta de que la orden [de captura] no se aplicaba a él", dice un comunicado del fiscal general, Rémy Heitz. "Ha sido liberado", añade, sin dar muchos detalles más.

Se confirman, pues, las afirmaciones de Arabia Saudí que, desde el anochecer de martes, insistía que todo ello era debido a un error de identidad y pedía a París que liberara de manera inmediata a la persona arrestada. Según la prensa francesa, el error se explica porque este hombre tenía el mismo nombre que uno de los sospechosos de ser uno de los implicados en el asesinato del periodista.

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Quien se buscaba, pues, es Al-Otaibi, exmiembro de la guardia real del país árabe y en busca y captura por la Interpol. El sospechoso forma parte de una lista formada por una veintena de sospechosos por la muerte de Khashoggi. Al-Otaibi también consta en la lista de personas a quien el Reino Unido impuso sanciones vinculadas con la muerte de Khashoggi. "Estuvo involucrado en el asesinato ilegal de Jamal Khashoggi en Estambul el 2 de octubre de 2018, como parte del equipo de 15 hombres enviado a Turquía por las autoridades saudíes", manifiesta el informe del gobierno británico, publicado el verano pasado. Según este documento, Al-Otaibi participó en "la ocultación de pruebas a la residencia del cónsul general saudí después del asesinato".

Khashoggi, crítico con la monarquía de su país, fue visto por última vez el 2 de octubre de hace tres años cuando entraba en el consolado del Arabia Saudí en Estambul para recoger un certificado de divorcio para poderse casar con su pareja, Hatice Cengiz, que lo esperaba fuera y que no lo vio salir. Sus restos no se han encontrado nunca. Unos cuántos días después de la desaparición, filtraciones de agentes turcos en varios medios aseguraban que tenían grabaciones de audio que probaban que Khashoggi fue brutalmente asesinado y descuartizado, y el fiscal jefe de Estambul concluyó que el periodista, que vivía en los Estados Unidos y era columnista del Washington Post, murió asfixiado y que su cuerpo fue desmembrado.

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En febrero de este año, la Casa Blanca hizo público un informe de la inteligencia norteamericana que señalaba al príncipe heredero saudí Mohamed bin Salman como responsable de ordenar la muerte del periodista. El gobierno saudí negó la implicación del monarca en el caso y rechazó las conclusiones del informe. Bin Salman también ha negado que tenga nada que ver.

En 2019, un tribunal saudí condenó a ocho personas por la muerte de Khashoggi. Cinco de ellas fueron declaradas culpables de participar directamente en el asesinato y fueron condenadas a muerte, a pesar de que las penas fueron finalmente conmutadas por 20 años de prisión. Las otras tres personas fueron condenadas a diez años de prisión por encubrimiento del crimen. Aún así, este proceso fue considerado por la opinión internacional como un "lavado de cara". La entonces relatora especial de la ONU Agnès Callamard lo describió cómo "el antítesis de la justicia", y concluyó que Khashoggi fue "víctima de una ejecución deliberada y premeditada".