Información y propaganda en la guerra de Gaza
Los periodistas israelíes se limitan a transmitir la versión del ejército, que previamente ha sido revisada por censores militares
Durante los primeros días de la guerra que estalló el 7 de octubre, los medios de comunicación israelíes se permitieron criticar las decisiones del gobierno y del ejército con frecuencia, aunque de forma moderada. Sin embargo, pronto las críticas desaparecieron de la mayoría de los medios, al menos de los de gran difusión, a excepción del diario Haaretz.
En el día a día el periodismo se ha convertido en una herramienta de propaganda y es tan militarista como pueden serlo los responsables del ejército. De entrada, todos los periodistas israelíes se han colgado en el pecho el lazo amarillo, con el que quieren mostrar que apoyan a los soldados desplegados en los frentes de la franja de Gaza. Es sabido que este color se asocia al judaísmo desde la Edad Media, y los nazis obligaban a los judíos a llevar en el vestido una estrella de David amarilla.
Los periodistas israelíes se limitan a transmitir la información que da el ejército, que previamente ha sido revisada por los censores militares. Estos son los que determinan qué información circula en Israel sin filtros. Además, los periodistas se encargan de recordar continuamente al público que no hay que hacer caso de las informaciones que circulan por internet o en las redes sociales.
La hasbara es una herramienta fundamental del estado judío para exponer las ideas que quiere que lleguen a todo el mundo. Significa información, pero también tiene sentido de propaganda. En la difusión participa todo el gobierno, de hecho todo el estado, y en esta guerra de la hasbara los medios de comunicación están en la primera línea de frente. La practican abiertamente y sin restricciones.
El Canal 12 de la televisión, el más popular de Israel, emite cada día un anuncio donde aparece Omer Malka, el editor jefe de los servicios informativos, que dice: "En la hasbara no hay alto el fuego. Es importante que el mundo conozca la verdad y no todas las mentiras que existen en las redes. Israel te necesita ahora más que nunca". Malka también destaca que el Canal 12 pone a disposición del público una nueva aplicación para la hasbara: un canal de información por internet que se actualiza continuamente y que está disponible en las lenguas más habladas de Occidente. Asimismo, propone a los televidentes que entren en este canal, participen en la hasbara y difundan su contenido a sus conocidos de todo el mundo.
Ningún cuestionamiento
Los periodistas no cuestionan en ningún momento la información que aprueban los censores militares. Simplemente la transmiten. Son conscientes de que Israel se encuentra en guerra. Incluso parecen conscientes de que, en ese conflicto, como en las grandes guerras del pasado, el futuro de Israel está en juego. Quizá por eso no se molesten en cuestionar la información del ejército.
El 22 de enero murieron 21 soldados reservistas en el sur de Gaza. La información estuvo censurada hasta el día siguiente, cuando todas las familias de los militares que perdieron la vida fueron notificadas. Los periodistas conocían la noticia desde el primer momento, pero no informaron de ello a causa de la censura. Sin embargo, sí que empezaron a hablar repetidamente de los intensos combates en Gaza, una suerte de código que se utiliza habitualmente para que el público deduzca por anticipado que ha habido un elevado número de bajas entre las filas militares.
La información sobre los palestinos es otra historia. Aunque los medios hebreos informan sobre la cifra de muertes palestinas, no hablan del elevado número de niños y mujeres que han perdido la vida, ni muestran historias de las víctimas. Sin embargo, cada soldado israelí muerto en combate es protagonista de un reportaje más o menos largo en las cadenas de televisión, que sirve para humanizarlos.
El diario Haaretz denunció que los medios de comunicación hebreos no solo están sometidos a la censura militar sino también a una autocensura. Los propios periodistas obvian información procedente de Gaza, como los vídeos que Hamás ha divulgado de algunos de los 136 rehenes israelíes en la Franja. Estas imágenes no son difundidas por los canales hebreos porque los periodistas israelíes consideran propaganda del enemigo. La gente, si quiere, puede ver los vídeos en las redes sociales, pero no en los medios de comunicación.
Hay que recordar que Israel no permite la entrada de periodistas en la Franja de Gaza, una circunstancia decisiva en cuanto a la información. En Gaza solo hay periodistas autóctonos. Decenas han fallecido desde el 7 de octubre. Los reporteros israelíes y extranjeros que han entrado ocasionalmente con el ejército no tienen acceso a la parte palestina. Esto significa que es fácil humanizar a las víctimas israelíes, pero no a las palestinas.