La justicia francesa exculpa al agricultor que ayudaba a inmigrantes a atravesar los Alpes desde Italia
La justicia francesa exime a Cédric Herrou, que fue condenado a prisión hace cuatro años
ParísLa batalla judicial habrá durado años, pero para el agricultor más célebre de Francia, Cédric Herrou, ha valido la pena. El activista había sido condenado en agosto del 2017 a cuatro meses de prisión con suspensión de pena por haber acompañado a unos 200 migrantes, mayoritariamente sudaneses –pero también de Eritrea, Chad y Etiopia–, des la frontera italiana hasta su domicilio, en el valle del Roya, la región montañosa que une Niza (en Francia) con el Piamonte italiano.
El hombre, de 41 años, apeló la sentencia, que ahora se ha resuelto definitivamente: ha sido exculpado de la condena de prisión. El Tribunal de Casación, la máxima instancia judicial francesa –el equivalente al Tribunal Supremo en el estado español–, ha rechazado el recurso de la Fiscalía General, contra la sentencia después de que el tribunal de apelación de Lyon ya exculpara a Herrou en mayo del 2020.
Cambio de vida
Ese juicio del 2017 también marcó un antes y un después en la vida del agricultor. Su explotación se reconvirtió en una especie de centro de acogida y su pan de cada día pasó a ser la asistencia a personas extranjeras en situación irregular, trabajando codo con codo con la asociación Roya Citoyenne. Él mismo ha reconocido que, antes de esta batalla judicial, no era militante ni conocía las leyes de acogida de las personas inmigradas. “Pero me encontré frente a frente con migrantes caminando por la carretera del valle del Roya”, muy cerca de la frontera francoitaliana, explica. No se podía quedar de brazos cruzados.
“Son cinco años de lucha, cinco juicios, once detenciones, registros, estrés y ensañamiento judicial”, reaccionó Herrou al veredicto, en un debate en el que participó en el marco del ecofestival belga Demain. “Combatir contra el estado y un gobierno siempre es difícil cuando se es un simple ciudadano. Que me hayan exculpado definitivamente me tranquiliza. No es que tuviera miedo de una condena, porque la respuesta de si es o no es justo [lo que hice] yo ya la tenía, pero la cuestión era saber si era o no legal”, aseguró. Según la abogada de Herrou, Sabrina Goldman, esta decisión: “Pone fin al ensañamiento de la Fiscalía [contra su cliente] y permite reconocer definitivamente que solo ayudó a los otros, y que en nuestra República la fraternidad no puede ser un delito". Herrou también se mostró satisfecho porque “la justicia reimplanta el lema 'Libertad, igualdad, fraternidad'”.
A pesar de esto, Herrou lo tiene claro: “Ha sido un juicio político. Es increíble que el gobierno utilice la justicia para acallar a activistas”. Y continúa: “Recuerdo la cara de los jueces. Acostumbrados a ver a personas que han cometido delitos, [se encontraban con que] mi delito era haber ayudado a otras personas. Los jueces no estaban muy cómodos, pero, por el contrario, el ministerio público sí lo estaba”, soltó. “El ministerio público es el fiscal de la República que recibe las órdenes del ministro del Interior. Es este el que se ensaña contra los que ayudan a las personas migrantes”. Él está convencido de que este ha sido su caso.
“Lo que ha molestado a la Fiscalía no es que yo ayude a personas sino que denuncie las irregularidades del estado, como por ejemplo que se impida hacer efectivas las demandas de asilo o que se haga volver hacia Italia a menores extranjeros no acompañados, cosa que está prohibida”, explica Herrou. En este sentido, en 2017 la justicia condenó a Georges-François Leclerc, prefecto del departamento de los Alpes Marítimos (al que pertenece el valle del Roya), por violación del derecho al asilo. En 2019 lo transfirieron a Sena Saint-Denis, donde desde entonces ocupa el mismo cargo.
Un paso frecuentado
A pesar de que el caso de Cédric Herrou ha ayudado a mediatizar la problemática en la frontera francoitaliana, la situación sigue siendo complicada. Este invierno familias con niños han intentado pisar suelo francés atravesando por la noche pasos nevados de los Alpes franceses. Una de las travesías más utilizadas va desde el pueblecito italiano de Claviere hasta el francés de Montginebre. Una ruta de cinco horas bastante peligrosa, a menudo utilizada por los profesionales de la montaña, que las familias eligen para evitar los controles policiales, a pesar de que no siempre lo consiguen.