Merkel quiere el control de la pandemia si las cifras suben

Propone un plan para centralizar la gestión mientras se debate quién la tiene que sustituir

Berlín"La situación es grave, nos lo tenemos que tomar seriamente. Solo hay que escuchar los gritos de ayuda de los médicos de cuidados intensivos. No los podemos defraudar". Una vez más con un punto emocional, la cancillera Angela Merkel ha defendido así este martes la propuesta de modificación de la ley de infecciones, el llamado "freno de emergencia". Un proyecto que implica que, a partir de cien nuevos casos de coronavirus en siete días por cada 100.000 habitantes, el gobierno central podrá imponer medidas más estrictas. A principios de marzo, el gobierno federal y los regionales acordaron que cada land lo aplicaría, pero en la práctica no ha sido así.

Mediante la modificación de la ley, el gobierno federal asumiría el control de la pandemia. El esbozo del gobierno de Merkel tiene que recibir el apoyo de dos terceras partes del Parlamento alemán para ser aprobado. La mayor parte de la oposición en el Bundestag y algunas regiones están en desacuerdo. Si supera el Bundestag, el Senado alemán, el Bundesrat, la cámara que da voz a los estados federales, no lo tendría que ratificar, cosa que juega a favor tanto de la cancillera como de los dos candidatos a sustituirla, los presidentes regionales de Baviera, Markus Söder (CSU), y de Renenia del Norte-Westfalia, Armin Laschet (CDU).

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A principios de abril, uno de los canales privados de televisión en Alemania, ProSieben, emitió un programa que ya algunos han calificado de histórico: se emitieron más de siete horas del día a día de una enfermera en la unidad de cuidados intensivos (UCI) y testimonios de otros profesionales médicos. Desde entonces, el gobierno federal no se fija en las cifras de nuevas infecciones diarias (10.000 martes, 3 millones en total) ni en el número de muertos (casi 300 más, 79.000 acumulados), sino en la capacidad de las UCIs en este país de 80 millones de habitantes.

Desobediencia federal

La incidencia después de siete días es de 140 nuevos casos de media. “El freno de emergencia llega demasiado tarde“, ha dicho la cancillera para subrayar la necesidad de poner orden al lío y, en ciertos casos, incluso a la desobediencia federal que ha caracterizado la gestión de la pandemia desde hace más de un año.

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También la falta de unidad marca el partido de Merkel (CDU/CSU), que está en plena toma de decisión interna sobre quién la tiene que sustituir como canciller en las elecciones parlamentarias del 26 de septiembre. Como era de esperar, la disputa será entre el nuevo jefe del partido, Laschet (CDU), y el bávaro Söder (CSU); dos hombres después de 16 años de cancillera.

La CDU prefiere al oficialmente simpático y de talante apacible Laschet, pero los sondeos de opinión prefieren al más conservador e imponente Söder. Igual que el Bundestag tiene que votar el borrador de ley, esta semana o la próxima, los conservadores quieren acabar de elegir pronto. Cada uno de ellos preside una región federal en el oeste en coalición con otros partidos que se oponen al “freno de emergencia“ centralizado. Que el Bundesrat no tenga que ratificar la ley después del Parlamento les evita tener que acabar votando en contra de la voluntad de la todavía líder, Angela Merk.

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Toque de queda

Si se superan los cien nuevos casos por cada 100.000 habitantes, se introduciría un toque de queda desde las nueve de la noche hasta las cinco de la mañana, se cerrarían todos los negocios no esenciales y se prohibirían reuniones de más de una burbuja más una persona de otro hogar. En Alemania, ahora mismo solo se puede ir a negocios no esenciales si se presenta un test de antígenos negativo hecho el mismo día, y las equipaciones culturales están cerradas. La obligatoriedad de llevar una mascarilla FFP2 se introdujo hace un par de semanas en todo el país, pero solo en comercios y en zonas céntricas muy frecuentadas.

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El freno de emergencia también prevé que si se llega a los 200 casos, las escuelas primarias cerrarían de nuevo. Regiones como Berlín o Sajonia-Anhalt ya han avanzado que es imposible aplicar el toque de queda y que está científicamente probado que no tiene efecto sobre las nuevas infecciones. Otra novedad que ha acordado el gabinete de Merkel este martes es la obligatoriedad que las empresas ofrezcan tests semanales a sus trabajadores, si no están trabajando desde casa.