Mediterráneo central

Al menos 130 muertos en el naufragio de una patera que ningún gobierno quiso rescatar

La embarcación estuvo 48 horas a la deriva, pero a pesar de que una ONG la tenía localizada, ni Libia, ni Malta, ni Italia ni Frontex respondieron al SOS

Al menos 130 personas murieron el jueves en un naufragio en la ruta entre Libia e Italia, al Mediterráneo central, cuando la barca hinchable en la que intentaban llegar a Europa se hundió. Durante 48 horas, y en medio de un temporal con oleadas de hasta seis metros de altura, una ONG había seguido la embarcación y había informado de su posición a las autoridades europeas, pero ningún servicio oficial de salvamento marítimo los fue a socorrer. El barco humanitario Ocean Viking, de la organización francesa SOS Mediterranée, inmediatamente se lanzó al rescate junto con tres barcos mercantes, pero ya era demasiado tarde y solo pudieron recuperar 13 cadáveres. No se tienen noticias de otra patera con 42 personas a bordo que emitió el último mensaje ayer a mediodía.

"Nuestros peores temores se hicieron realidad, después de horas y horas de búsqueda. La tripulación se ha encontrado con la escena devastadora del naufragio de una patera al nordeste de Trípoli. Estamos deshechos. Pensamos en las vidas que se han perdido y en las familias que quizás nunca tendrán la certeza de qué les pasó a sus seres queridos", ha dicho Luisa Abrera, coordinadora a bordo del Ocean Viking.

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Alarm Phone, que asiste telefónicamente a pateras en peligro en el Mediterráneo, ha denunciado que "esta gente habría podido ser rescatada, pero todas las autoridades decidieron abandonarlos para que murieran en el mar. La entidad recibió el aviso el martes por la mañana y estuvo en contacto durante diez horas con los náufragos. Pero no hubo respuesta de ninguno de los tres gobiernos implicados: ni Libia, ni Malta, ni Italia se pusieron a coordinar el rescate.

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Por primera vez en muchos años tres barcos mercantes se unieron al Ocean Viking en busca de los desaparecidos. Pero Roma, La Valletta y Trípoli se dedicaron a pasarse la patata caliente. Un avión Frontex que patrullaba por la zona también se acercó, pero no se emitió ningún mensaje de advertencia y los guardacostas de Libia, después de intervenir para interceptar un barco con un centenar de personas, no enviaron ninguna de las patrulleras disponibles a buscar a las otras dos embarcaciones a la deriva.

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Un naufragio en directo

Según el relato de Alarm Phone, el miércoles por la mañana recibieron el aviso de un pescador de una patera en peligro ante las costas de Libia, y alertaron a las autoridades de Malta, Italia y Libia así como los barcos de rescate de las ONG y las embarcaciones que estaban en la zona. Unas horas más tarde pudieron contactar con la embarcación –los traficantes dan a los náufragos un teléfono satélite, porque lo contrario sería una misión suicida– y les informaron de que iban 130 personas a bordo (entre las cuales siete mujeres, una embarazada) que habían salido del puerto de Al-Khums la noche anterior, y que las condiciones del mar eran muy difíciles. "En las horas siguientes seguimos en contacto con la gente en la patera y vimos cómo la situación se deterioraba, y no paramos de advertir a todo el mundo", explica Alarm Phone en un comunicado. La entidad explica que contactó con un barco mercante, el Morena, que estaba en la zona, pero decidió continuar su camino. A las 14.11 h contactaron con el centro de rescates de Roma, que les derivó a las "autoridades competentes", supuestamente los guardacostes libios, que hacía horas que no respondían. A las dos y media, desde Trípoli les dijeron que conocían la ubicación de las tres pateras y que habían enviado una patrullera. Durante la tarde Alarm Phone continuó en contacto con la embarcación y actualizó su posición tres veces por correo electrónico a todos los actores. Pasadas las siete de la tarde los náufragos explicaron que habían visto un avión, que por la hora y el lugar podría ser uno de los efectivos de Frontex. Continuaron insistiendo en el rescate hasta que a las 22.22 h los guardacostes libios les anunciaron que no irían a hacer el rescate debido a las malas condiciones meteorológicas. Pasó otra noche sin que nadie acudiera a la posición donde estaba la patera, y Alarm Phone continuó insistiendo a las autoridades italianas y Frontex, que se limitó a reenviar "su mensaje a las autoridades italianas y maltesas". Un entramado de comunicaciones y respuestas burocráticas mientras más de cien personas se debatían entre la vida y la muerte en una barca hinchable en medio de un temporal. Cuando al día siguiente por la tarde el Ocean Viking y tres mercantes –My Rose, Alk y Lisbeth– llegaron al lugar ya era demasiado tarde.

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"Era como ver un naufragio en directo: estábamos en contacto con ellos cada cinco minutos, les oíamos llamar, a veces nos podían pasar su ubicación GPS e informábamos a todo el mundo. Todas las autoridades sabían dónde estaban. El avión de Frontex los vio y también informó, pero los libios no respondían y los europeos nos decían que ellos eran los "competentes". Tenemos diez teléfonos de emergencia de los guardacostes libios, pero siempre tardan horas en contestar. Y lo que vemos es que solo actúan cuando una patera se acerca a Europa, si no se mueve no les preocupa, los dejan morir", explican al ARA fuentes de Alarm Phone. "Lo que hay es una maquinaria de interceptación de pateras, no de salvamento marítimo", denuncia. Las mismas fuentes reconocen que será complicado iniciar acciones legal sin supervivientes.

Tampoco se explica por qué los guardacostes libios, armados y entrenados por la UE, no rescataron a la embarcación naufragada si estaba a solo cinco millas de otra que sí que interceptaron (según explicaron los náufragos a Alarm Phone habían salido las dos juntas del puerto de Al-Khums el martes por la noche). La OIM denunció que una mujer y un niño habían muerto en este rescate.

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"Una patera como esta se puede hundir en 2 o 3 minutos. Se pasaron 48 horas en el agua y sabiendo dónde estaban ningún gobierno hizo nada. Es inaceptable", dice al ARA Flavio di Giacomo, portavoz para el Mediterráneo de la Organización Internacional para las Migraciones. "Nunca sabremos con certeza cuánta gente iba y cuánta gente murió. Y no sabemos nada de la tercera patera", añade. Di Giacomo denuncia que la estrategia europea se limita a confiar "que los guardacostes libios interceptarán a todo el mundo", cuando sabemos que en Libia las violaciones de derechos humanos están a la orden del día.

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Según los cálculos de la ONU, las autoridades libias han interceptado en el mar este año a más de seis mil personas, que han sido devueltas por la fuerza a centros donde según se ha acreditado sobradamente se vulneran los derechos humanos. "Los derechos humanos se tienen que hacer respetar también fuera de las fronteras europeas", asegura Di Giacomo, que recuerda que este año ya han muerto al menos 359 personas en el Mediterráneo central, donde hay "una emergencia humanitaria". En cambio, los estados europeos ya no tienen ningún argumento para justificar que la llegada de migrantes les desborda: este año han llegado a Italia 8.500 personas por mar, y poco más de 7.000 a España.