La ONU abandona Darfur a pesar de que la violencia continúa

La retirada de la misión de paz del Sudán preocupa por la falta total de reforma de las fuerzas estatales que asumen el relevo

Marc Español
y Marc Español

El CairoEl anochecer del 8 de enero, Haji Yusuf, un sudanés de 50 años, estaba volviendo a un campo de desplazados internos al sur de la castigada región de Darfur, después de haber visitado una zona próxima donde solía cultivar, cuando fue asaltado por cinco milicianos armados con bastones y fusiles, explica al ARA el portavoz de los desplazados en la zona, Adam Rojal. Hasta hacía solo una semana el campo de Kalma había sido el escenario de una acampada delante del cuartel general de la misión de la Unión Africana y las Naciones Unidas para el mantenimiento de la paz en Darfur, la UNAMID, para protestar contra su disolución.

Los dos episodios dejan entrever la preocupación que genera en todo Darfur la retirada de la UNAMID, que, después de 13 años, dio por acabadas sus operaciones el 31 de diciembre. La decisión, adoptada nuevo días antes por el Consejo de Seguridad de la ONU, se tomó a pesar de la inestabilidad y el conflicto que todavía minan la región, así como el profundo recelo que generan entre los locales las fuerzas de seguridad estatales, que a partir de ahora quedan exclusivamente a cargo de la zona a pesar de su largo historial de violencia. “La retirada de la UNAMID representa un gran peligro”, expresa Mohieddin El Tajani, uno de los líderes de la protesta en el campo de Kalma. “Pedimos que se queden hasta que haya una paz integral y completa”, añade.

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La UNAMID empezó a operar en Darfur en 2007 con motivo de la brutal ofensiva que había lanzado cuatro años antes el ahora destronado Omar al-Baixir para intentar sofocar un levantamiento armado contra su régimen. Según calculó la ONU en 2008, más de 300.000 personas habían muerto y 2,5 millones se habían tenido que desplazar hasta aquel momento.

La única fuerza imparcial

Sin embargo, la transición democrática que arrancó en el país en verano de 2019 y los limitados acuerdos de paz firmados el agosto pasado entre el gobierno central y algunos grupos rebeldes cuestionaron todavía más la misión, que el ejército también quería fuera. Aun así, activistas locales y grupos de derechos humanos han alertado que, aunque no fuera una operación perfecta, la UNAMID era la única fuerza imparcial y disuasoria en la zona, podía proteger a organizaciones humanitarias y civiles en algunas ocasiones y hacía un seguimiento de las vulneraciones en Darfur.

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“La insistencia del Sudán en la salida de la UNAMID se ha basado en la falsa premisa que la violencia en Darfur se ha reducido mucho y que el ejército está preparado para proporcionar seguridad”, dice Jonas Horner, experto en el país africano del International Crisis Group. Un portavoz de la UNAMID ha reconocido al ARA que son conscientes que los desafíos persisten pero que confían en las fuerzas estatales para preservar el progreso logrado.

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En este sentido, si bien la intensidad del conflicto en Darfur se ha rebajado en los últimos años, la violencia en la región, mayoritariamente azuzada por fuerzas estatales, nunca se ha parado, tal y como alertan activistas locales, grupos de derechos humanos e incluso el mismo Consejo de Seguridad de la ONU en resoluciones tan recientes como la de junio de 2020. En mayo, cerca de un centenar de organizaciones y personalidades sudanesas dirigieron una petición al primer ministro del país, Abdalla Hamdok, en la que señalaban que los desplazamientos, los choques intercomunitarios, las violaciones, la tensión tribal, los incendios de campos y los discursos de odio siguen a la orden del día, motivo por el que pedían que se mantuviera la misión. “Las graves violaciones continúan en Darfur, donde la situación es frágil, hay un aumento de los desplazados internos y han vuelto a estallar conflictos tribales”, señala Abdelrahman Gasim, miembro del Colegio de Abogados de Darfur, una de las organizaciones firmantes de la petición.

Cronología de 17 años de conflicto
  • Abril de 2003Grupos armados se alzan en Darfur contra el gobierno central denunciando el abandono de la región.
  • Julio de 2007El Consejo de Seguridad de la ONU acuerda el envío de una misión internacional.
  • Marzo de 2009 El Tribunal Penal Internacional emite una orden de detención contra el presidente Omar Bashir por crímenes de guerra en Darfur.
  • Abril de 2019Una revuelta popular derroca a Bashir y pone en marcha un proceso de transición. El nuevo gobierno acordará enviar Bashir al TPI.
  • Agosto de 2020Acuerdo de paz entre el gobierno y cinco grupos rebeldes
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Con la retirada de la misión, y ante la ausencia total de reforma de las fuerzas de seguridad, que históricamente han sido las responsables de la violencia en Darfur y ahora cogen el relevo de la UNAMID, se teme que la región vuelva a caer en un vacío de seguridad y se disparen las vulneraciones de derechos humanos y la impunidad de los perpetradores. Desde el 1 de enero, el control y la protección de civiles en Darfur recae exclusivamente sobre las fuerzas sudanesas, incluidos en el ejército y las Fuerzas de Apoyo Rápido, herederas de las milicias acusadas de crímenes contra la humanidad en la zona.

“Estas fuerzas no están armonizadas y hay muchos problemas entre ellas. Necesitan entrenamiento y coordinación, y esto requiere tiempo”, avisa Gasim. “La seguridad interna no tendría que ser tarea de los ejércitos. Hay una fuerte necesidad de empoderar, entrenar y equipar a la policía para responder a la inseguridad”, añade Horner.

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La ONU, a su vez, estableció una nueva misión el junio pasado, UNITAMS, con la cual seguirá activa en Sudán. Sin embargo, a diferencia de la UNAMID, que estaba facultada para aplicar la paz y evitar conflictos violentos, la nueva misión solo está diseñada para asistir durante la transición, en todo el país y no solo en Darfur, y cuenta con un presupuesto muy inferior.