Cinco claves para entender el ataque de Hamás a Israel y qué está en juego ahora
La incursión es el principal fracaso de inteligencia desde 1973
BarcelonaEl 7 de octubre de 2023 entrará en las cronologías de los grandes hechos de la historia de Israel y Palestina. El ataque por tierra, mar y aire de Hamás, en el que ha infiltrado a decenas de milicianos desde su bastión en la franja de Gaza dentro del territorio israelí para matar y secuestrar a civiles y militares bajo un fuego de miles de cohetes, no tiene precedentes. Algunos analistas hebreos como Avi Issacharoff hablan ya del 11 de Septiembre de Israel. Para encontrar una situación comparable, hay que remontarse a la guerra del Yom Kippur de 1973, de la que ayer se conmemoraba el 50 aniversario, que empezó con otro ataque sorpresa, en ese caso coordinado por Egipto y Siria.
Un fracaso de inteligencia
Para un estado del que incluso hace series Netflix para mostrar cómo sus servicios secretos infiltran a los islamistas de Gaza, y que dispone de la tecnología más avanzada del mundo para hacerlo (recordemos Pegasus), lo que ha pasado es un fracaso de inteligencia sin paliativos. Hamás no pudo realizar una operación de estas dimensiones sin una larga preparación y es inexplicable cómo han podido burlar los sofisticados sistemas de vigilancia de los alrededores de la valla de Gaza, uno de los puntos más inexpugnables del planeta. Estamos acostumbrados a las imágenes de bombardeos israelíes en la franja de Gaza, pero no a ver en directo guerrillas de Hamás disparando a diestro y siniestro por asentamientos israelíes. Ellos tampoco están acostumbrados.
Un momento de crisis interna en Israel
El ataque llega en uno de los momentos más complicados para el Estado de Israel desde su creación en 1948: con una fuerte división del país y una crisis política sin precedentes que ha catalizado la reforma del primer ministro Benjamin Netanyahu para recortar la independencia de la justicia. Esto mientras tiene varios casos abiertos por corrupción y su partido, el conservador Likud, solo ha podido recuperar el gobierno aliándose con la ultraderecha, que no deja de echar leña al fuego en Cisjordania, violando los lugares sagrados de los musulmanes o acelerando la construcción de asentamientos y expulsión de palestinos de su casa. La crisis ha ido tan lejos que miles de reservistas han dicho que no responderán a la llamada a filas de este gobierno. Políticamente, Netanyahu tampoco ha sabido gestionar la crisis: no ha hablado hasta que habían pasado horas desde el inicio del ataque. Habrá que ver si los ataques de Hamás refuerzan el frente común contra el enemigo externo o aún erosionan más la posición de Netanyahu.
Descontrol en los territorios ocupados
Las aguas entre los palestinos también están removidas. La Autoridad Palestina de Mahmud Abbas no tiene legitimidad a los ojos de su pueblo, y se ha convertido en un aparato corrupto y antidemocrático que colabora con la ocupación israelí y que muchos perciben más como una quinta columna que como un embrión del estado palestino. Hace meses que surgen grupos armados formados sobre todo por jóvenes que actúan fuera de la disciplina de los aparatos tradicionales y ni Fatah ni la Organización para la Liberación de Palestina les proponen alternativas. También está en juego la dirección de la resistencia palestina.
Contexto regional
Desde que Donald Trump llegó a la Casa Blanca, Israel ha avanzado en la normalización de relaciones con países árabes: Bahréin, Emiratos Árabes y Marruecos. Y ahora está avanzando en el establecimiento de relaciones diplomáticas entre Israel y Arabia Saudita. Irán ha restablecido relaciones con Arabia Saudí con mediación de China, pero no quiere que su principal enemigo regional gane más peso. Y es Irán quien financia a Hamás y la milicia chií Hezbolá en el Líbano.
¿Y ahora qué?
La gran pregunta ahora es cuál será la magnitud de la masacre de los palestinos de Gaza, que son quienes siempre pagan los platos rotos. Y cómo reaccionará la población palestina que vive en los territorios ocupados y también dentro de Israel. La otra incógnita es si Hezbolá atacará el norte de Israel. La UE, las potencias europeas y Estados Unidos se han apresurado a solidarizarse con Israel ante el ataque de Hamás. Y Joe Biden ha dicho que el apoyo de Estados Unidos a Israel es "duro como una piedra". Una posición que quizás tendrán que matizar si Netanyahu y sus aliados de ultraderecha apuestan por reocupar la Franja, de donde Israel se retiró en el 2005 y que somete a un bloqueo implacable desde el 2007 que lo ha convertido en un lugar "inhabitable" según la ONU.