Los equilibrios de los regímenes del Magreb con la guerra de Gaza

Marruecos, Túnez, Argelia y Egipto temen que el sentimiento propalestino en la calle agrave su divorcio con la ciudadanía

TúnezEl ataque de Hamás del pasado 7 de octubre no sólo cogió por sorpresa al ejército y los servicios de inteligencia israelíes, sino también a toda la casta dirigente del mundo árabe. Durante décadas, las calles árabes han denunciado que sus respectivos gobiernos no hicieran más para apoyar la causa palestina, más allá de las palabras. Con el estallido de la Primavera Árabe pareció que la causa palestina pasaba a un segundo plano, pero la salvaje guerra de Gaza ha modificado esta ecuación: ha vuelto a poner el tema sobre la mesa y ha ensanchado el foso entre los regímenes árabes y su ciudadanía. Un foso que puede ensancharse aún más a partir de mañana, cuando comienza el ramadán, el más sagrado de los musulmanes.

Sin duda, los estados que se encuentran una posición más delicada son los que tienen firmados desde 2021 los llamados Acuerdos Abraham de normalización de relaciones con Israel, siguiendo el plan de Donald Trump: Marruecos, Bahréin, Emiratos Árabes y Sudán. Además de éstos, Arabia Saudí estaba negociando con Tel Aviv y Washington para sumarse a la iniciativa, que ha quedado congelada con la respuesta israelí al ataque de Hamás. Una de las razones que explica el acercamiento a Israel es la voluntad de estos países de fortalecer los lazos con EE.UU.

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En el norte de África, la guerra ha alterado algunos de los equilibrios de la política interna, sobre todo en Marruecos, que normalizó relaciones con Israel a cambio de que EEUU reconociese su soberanía sobre el Sáhara Occidental. "Después de la normalización, se produjo un realineamiento de todos los partidos próximos a Palau, que apoyaron la medida, ya que está muy aceptado que la política exterior es un ámbito exclusivo del monarca", explica Alfonso Casani, profesor de la Universidad Complutense de Madrid. Desde la firma del acuerdo, los contactos entre ambos países se habían multiplicado en muchos ámbitos, sobre todo en lo que se refiere a la seguridad, de un interés especial para Rabat. Pero también han aumentado de forma notable los intercambios comerciales –se han doblado en el último año–, así como la llegada de turistas israelíes a Marruecos.

Egipto, en el epicentro

En Egipto, la policía ha arrestado a cientos de personas por manifestarse en apoyo a Palestina fuera de los espacios delimitados por el gobierno y cerca de la mítica plaza Tahrir, el epicentro de la revolución del 2011. Egipto fue el primer estado árabe en sellar la paz con Israel hace más de cuatro décadas, y una parte de la población considera que el régimen del mariscal Al Sisi podría hacer más para aliviar la dramática situación en la Franja. Pero la verdadera razón de los arrestos es de carácter interno: el miedo al régimen a perder el control de la calle y que estas concentraciones en Tahrir deriven en protestas antigubernamentales, teniendo en cuenta la baja popularidad de Al Sisi, sobre todo después de aplicar un llevar ajuste estructural que ha sumido a millones de egipcios en la pobreza. Egipto tiene, además, la presión de tener frontera con Gaza, y está negociando con Estados Unidos, Israel y Qatar la posible salida de miles de gazianos hacia el Sinaí, lo que se leería como un apoyo al plan israelí de expulsar a los palestinos de su tierra.

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También tienen miedo a protestas antigubernamentales los dirigentes de Argelia, si bien el régimen siempre ha hecho bandera de la causa palestina. El 12 de octubre, las autoridades arrestaron a los militantes de varios partidos que se habían manifestado de forma espontánea a favor de Palestina. El presidente Abdelmadjid Tebboune considera que si tolera estas protestas podría haber una resurrección del movimiento de protesta del Hirak, que puso en peligro al régimen en el 2019. "Como la calle hervía, el gobierno acordó finalmente patrocinar protestas, pero puso la condición de que no fueran en viernes, porque sabe que no puede controlar una muchedumbre de gente saliendo de las mezquitas", explica un periodista argelino.

En Túnez el contexto es diferente. Todo tipo de manifestaciones propalestinas son alentadas por el régimen de Kaïs Saïed, el presidente que dio una especie de autogolpe en el 2021. Pero se produjo un inesperado conflicto entre el presidente y el Parlamento tras una propuesta de ley presentada por varios diputados que tipificaba como delito cualquier cooperación con Israel. Curiosamente, esta iniciativa formaba parte del programa electoral de Saied, pero ahora, en plena guerra de Gaza, el presidente se echó atrás y forzó al poder legislativo a retirar el texto. Según fuentes bien informadas, enviados de la Casa Blanca explicaron a Saïed las consecuencias prácticas que conllevaría la ley y los perjuicios que provocarían en Túnez. Por eso cambió de postura. El conflicto fue incómodo para Saïed, puesto que el Parlamento está dominado por sus acólitos. La oposición boicoteó los comicios al considerar que no contaban con las suficientes garantías.