El futuro del autogobierno kurdo en Siria, en manos de Estados Unidos

Sólo una posición firme de Washington puede disuadir de una ofensiva rebelde apadrinada por Turquía contra el Kurdistán sirio

David Meseguer
y David Meseguer

BarcelonaLos rasgos de celebración en Damasco contrastan con las ráfagas de autodefensa en las trincheras del Kurdistán sirio. También contrastan las columnas de refugiados sirios que vuelven de un largo exilio con los miles de desplazados kurdosirianos expulsados ​​de su casa hoy mismo. Pese a la caída del régimen de Bashar el Asad, los kurdos de Siria son los más conscientes de que la guerra aún no ha terminado. Este miércoles, la alianza liderada por los kurdos anunciaba que había acordado un alto el fuego en la ciudad de Manbech, en el norte de Siria, gracias a la mediación de Estados Unidos. Pero los combates seguían en otras localidades.

Desde el inicio del conflicto sirio, en marzo de 2011, buena parte de los kurdos ha defendido una tercera vía al margen del régimen y la oposición, que apueste por un modelo de gobierno descentralizado reconocible de las distintas minorías étnicas y religiosas del país . Desde el estallido de las hostilidades, el liderazgo político kurdo ha mostrado desconfianza con un estado arabista dirigido por los Asad, con décadas de represión contra este pueblo milenario, y también con una oposición que tiene una agenda arabizadora y en la que tienen un gran peso las posiciones islamistas.

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Por este motivo en 2012 tomaron las armas y adoptaron una posición de autodefensa en las regiones del norte de Siria, donde viven cerca de tres millones de kurdos. Durante estos años también han desplegado un autogobierno, la Administración Autónoma en el Norte y Nordeste de Siria (ANEES), que ha tratado de defender los intereses de los distintos pueblos de la región y poner en valor el papel de la mujer.

Esta apuesta de los kurdos la han visto con mucho recelo los distintos actores regionales, lo que les ha llevado a enfrentarse con el régimen, los distintos grupos rebeldes y el Estado Islámico. Ahora, con el gobierno de Al Assad fuera de la ecuación y con una Turquía siempre dispuesta a aplastar cualquier aspiración kurda, sólo una posición firme de Estados Unidos puede garantizar la supervivencia del autogobierno kurdo y su inclusión como actor legítimo en la transición política siria que ahora comienza.

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Escaso apoyo internacional

La débil alianza de los kurdosirianos con Washington empezó a finales del 2014 en la lucha contra el Estado Islámico. Mientras el Daeix asesinaba a ciudadanos inocentes en las calles de Barcelona y París, los kurdos combatían a los yihadistas con el apoyo aéreo de EEUU. En el descalabro del califato en el 2019 tuvieron un papel clave las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), una alianza de milicias árabes y kurdas creada en el 2015, a la que Washington ha facilitado formación y armamento, pero a condición de que actuara, principalmente, en la lucha contra el Daeix.

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De ahí que EEUU, que cuente con un reducido número de efectivos militares sobre el terreno, no se ha implicado en la defensa de sus supuestos aliados cuando han sido los rebeldes sirios con el apoyo de Turquía quien los ha atacado. Las ofensivas militares contra las regiones de mayoría kurda de Afrín en el 2018 y Ras al Ain en el 2019 son dos claros ejemplos.

Los kurdos esperaban que las simpatías despertadas a nivel internacional por los milicianos en su lucha contra los yihadistas se traducirían en alianzas firmes con Occidente, que les presentaría como un actor legítimo en las conversaciones de paz o en la transición política que ahora arranca. Pero Turquía, miembro de la OTAN y con la llave de paso del grifo migratorio, siempre ha disuadido a cualquier intento de las potencias extranjeras de legitimar el autogobierno kurdosiriano, ya que le ve como una extensión del Partido de los Trabajadores del Kurdistán ( PKK), que Ankara, la Unión Europea y Washington consideran terrorista. En este contexto, pocos estamentos internacionales más allá el Parlamento catalán han reconocido oficialmente el ANEES.

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Inferioridad militar

Conscientes de su debilidad política y militar en el contexto sirio, los kurdos han tejido alianzas en los territorios de mayoría árabe suní que en su día conquistaron en el Daeix. se han convertido en claves en la gobernanza –no siempre fácil– y en el desarrollo de la hoja de ruta ideológica de Abdullah Öcalan –presidente del PKK, encarcelado en Turquía–, en el que el empoderamiento de la mujer en los distintos ámbitos sociales es clave.

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En el contexto del ofensiva relámpago que ha terminado derribando al régimen de Al Asad, el Ejército Nacional Sirio (ENS), con el apoyo aéreo de Ankara, acaba de ocupar la región de Manbij y está bombardeando a Kobane, pese a la advertencia de EEUU que respondería a cualquier ataque a las FDS en el este del Éufrates. A excepción de los barrios kurdos de Alepo, las FDS prácticamente ya no tienen presencia militar en el oeste del río, debido al empuje de los rebeldes proturcos.

Lejos de las altas montañas del Kurdistán donde lucha la guerrilla kurda, las FDS no tienen ninguna posibilidad de hacer frente a la potencia destructiva de los aviones y drones turcos en las extensísimas llanuras del norte de Siria. Hay que ver si Washington presiona a Ankara para que se pare o ya emprende la más que posible retirada sugerida recientemente por el presidente electo, Donald Trump, abandonando así a los kurdos a su suerte.

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