Guerra entre Israel y Palestina

¿Por qué quiere Putin hacer de mediador en el conflicto entre Israel y Palestina?

El líder ruso quiere ganar influencia en la región pero su juego a dos bandas puede salirle mal

BarcelonaLos ojos del mundo se han desviado hacia Oriente Próximo y han dejado de enfocar a Ucrania. Si esta atención se traduce después en flujos de ayuda militar y económica, puede ir también en detrimento de ese país, cosa que beneficiaría indirectamente a Rusia. ¿Pero qué otros réditos podría sacar el presidente ruso, Vladimir Putin, de la nueva guerra abierta entre Israel y Palestina? Esto es lo que muchos se preguntan después de los repetidos ofrecimientos del jefe del Kremlin a hacer de mediador en este conflicto. Este mismo viernes, Putin llamó por teléfono al primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, y al presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmud Abbas, tras hablar también con los líderes de Irán, Egipto y Siria.

Una intensa ronda de contactos donde, según fuentes del Kremlin, Putin insistió en su mensaje de la semana pasada, cuando advirtió a Israel de que "cualquier forma de violencia contra la población civil es inaceptable". A la incoherencia que supone este discurso ante el alto coste en vidas civiles que está dejando su invasión militar en Ucrania se añade la paradoja de que ha acordado enviar ayuda humanitaria a Gaza junto a dictadores como el sirio Bashar el Asad, que lleva más de una década ejerciendo la violencia contra su propia población civil.

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Pero dejando de lado las incongruencias, está claro que Putin intenta extender su influencia geopolítica a Oriente Próximo, un patio trasero donde lleva tiempo intentando alargar sus tentáculos. La amenaza de que el conflicto israelí-palestino desemboque en una guerra regional es una "preocupación" que ha planeado, según el Kremlin, sobre todas las conversaciones que ha mantenido este lunes Putin. El jefe del Kremlin lo ha aprovechado para culpar de la situación a Estados Unidos por su "política fallida en Oriente Próximo", pese a que tanto Estados Unidos como Rusia defienden la solución de los dos estados. La diferencia, eso sí, es que tanto Rusia como China están convencidos de que la raíz del conflicto es la falta total de justicia hacia la población palestina.

¿Puede Putin hacer de mediador?

El líder ruso mantiene buenas relaciones con Netanyahu, de quien ha logrado que se mantuviera relativamente neutral en la guerra de Ucrania pese a las críticas que generó entre la población israelí que Moscú tachara de "nazi" al presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, que es judío. Una alianza que no se ha roto –aunque se ha tensado– con el acercamiento creciente de Rusia a Irán (archienemigo de Israel), primero en Siria, donde ambos luchaban en el bando de Al Asad, y después con la guerra de Ucrania, que ha llevado al Kremlin a comprar armas y drones al régimen de Teherán.

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Putin también se ha reunido en varias ocasiones con Abbas e incluso ha recibido a líderes de Hamás en Moscú, incluido el jefe político de la organización, el exiliado Ismail Haniyeh, que se reunió con el ministro de Exteriores ruso, Sergei Lavrov, en la capital rusa en septiembre del año pasado. La antigua URSS era un aliado clave del bando palestino, pero esto cambió después de la caída del Muro. Gorbachov ya restableció relaciones diplomáticas con Israel, y después Putin ha mantenido bastante buena sintonía con Netanyahu.

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Conexiones con Hamás

"No he visto ninguna prueba del suministro directo de armas rusas a Hamás, ni de entrenamiento militar ruso a agentes de Hamás. Es cierto que Rusia tiene una larga tradición con Hamás y que nunca la ha declarado como organización terrorista. Delegaciones de Hamás han visitado Moscú, el año pasado y este año, pero de eso yo no inferiría que ha habido apoyo militar. Sin embargo, sabemos que sistemas de fabricación rusa llegaron a la franja de Gaza, probablemente a través del Sinaí [Egipto] y con ayuda iraní", decía a la BBC Hanna Notte, experta en Rusia y Oriente Medio del Centro James Martin de Estudios de No Proliferación, con sede en Berlín. El propio embajador israelí en Moscú se manifestó convencido de que Rusia no ha estado implicada en ninguna medida en el ataque de Hamás del 7 de octubre que desembocó en la guerra actual.

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Pero según el analista del International Institute for Strategic Studies (IISS) Nigel Gould-Davies, esta nueva guerra puede poner a prueba la alianza entre Netanyahu y Putin. Según Gould-Davies, si el líder israelí se ha reprimido hasta ahora de criticar la invasión rusa en Ucrania ha sido también por "una preocupación de seguridad: depende de la cooperación rusa en Siria para limitar la amenaza de las fuerzas proiraníes" que combaten con Al Asad. Pero con el asalto del 7 de octubre "Israel ha visto que se enfrenta a una amenaza mortal por parte de los aliados de Rusia", que además "no ha condenado el ataque de Hamás". "Moscú también debe de tener miedo de que una represalia severa contra Irán debilite a uno de sus aliados más cercanos", añade.