La sombra del Mossad reaparece con fuerza en Líbano

Los ataques a los aparatos electrónicos y los asesinatos de altos comandantes de Hezbolá refuerzan la fama de los servicios secretos israelíes, pero también expone su crueldad

El CairoCon el lanzamiento de la ofensiva militar en Líbano, Israel ha expuesto hasta qué punto lleva años elaborando planes en la sombra a la espera del momento para atacar al país. Sólo en las últimas semanas su ejército ha llevado a cabo con éxito asesinatos selectivos de altos comandantes de Hezbolá y se le han atribuido los atentados con miles de aparatos electrónicos. Unas acciones que han vuelto a exhibir las extraordinarias capacidades de los servicios de inteligencia israelíes, pero también su crueldad, opacidad y el dudoso impacto estratégico de sus acciones.

Los ataques que más impresión han causado, por su sofisticación y elevado coste humano, han sido los atentados ejecutados con los buscapersonas y walkie-talkies utilizados principalmente por miembros de Hezbollah y que explotaron de forma casi simultánea en dos turnos cuando se detonó a distancia una carga explosiva que llevaban incorporada. Al menos una treintena de personas, incluidos niños, murieron y miles resultaron heridos en la acción, que se cree que Israel preparó infiltrándose en la cadena de producción o suministro de los aparatos.

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La profunda infiltración de Israel en Hezbollah, sin embargo, llevaba meses en evidencia con el asesinato de miembros de alto rango del movimiento libanés que durante años habían vivido escondidos. La última muestra tuvo lugar el jueves, cuando el ejército israelí mató al jefe de la unidad de drones del grupo, Mohamed Srur, en un bombardeo en el sur de Beirut. Pocos días antes habían matado, en la misma zona, al jefe de operaciones militares del grupo, Ibrahim Aqil, ya varios altos comandantes de una fuerza de élite al frente de las operaciones transfronterizas con Israel.

“Esto demuestra cómo han sido capaces de infiltrarse en Hezbollah –apunta Aviva Guttmann, especialista en cooperación entre servicios de inteligencia–. Y, técnicamente, si pensamos en el ataque con buscapersonas, podría pensarse que sería posible sin gente infiltrada, pero lo más probable es que se hayan podido infiltrar en los altos niveles de mando de Hezbollah para así poder asegurarse de que los envíos que se encargaban serían [bien] distribuidos”.

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La demostración de capacidades de los servicios de inteligencia israelíes ha sido muy celebrada en el ámbito doméstico, y ha contribuido a rehacer parte de la reputación perdida el año pasado con el ataque de Hamás en el sur de Israel , que representó uno de los peores errores de inteligencia de la historia del país. Pero sus últimas acciones, y en particular los atentados con aparatos electrónicos, vulneran de forma flagrante el derecho internacional y esconden debilidades y dilemas internos.

Violación de derechos humanos

El propio jefe de la oficina de derechos humanos de la ONU, Volker Türk, declaró poco después de las explosiones que atacaron de forma simultánea a miles de personas, sean civiles o miembros de grupos armados, sin saber quién tiene los artefactos atacados, su ubicación y su entorno viola el derecho internacional de derechos humanos y el derecho internacional humanitario.

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Sin embargo, los detalles de la operación siguen siendo muy difusos, e Israel, como es habitual, no lo ha reivindicado. Sin embargo, Hezbollah ha responsabilizado directamente al servicio de inteligencia exterior israelí, el Mossad, y el miércoles disparó como represalia un misil balístico contra la sede de la agencia cerca de Tel Aviv, que fue interceptado. Aunque la atribución del ataque contra el Mossad puede deberse a la fama de la agencia, implicada en acciones encubiertas y de espionaje, lo más probable es que en realidad fuera el resultado de una operación minuciosamente coordinada con unidades de la inteligencia militar y con unidades de inteligencia y de ingenieros del ejército.

Guttmann considera que el margen para rendir cuentas a las agencias implicadas es casi nulo. “[Israel] siempre intentará ejecutar [una acción] de modo que todo el mundo piense que más o menos ha sido el Mossad –apunta–, pero no dejará ningún rastro incriminatorio. Para cualquier operación encubierta, si es un éxito, no habrá rendición de cuentas alguna”, señala.

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Por otra parte, el propósito y la utilidad de las acciones con el apoyo de los servicios de inteligencia israelíes en Líbano es por ahora dudoso, porque la superioridad de sus capacidades respecto a Hezbollah ya era incuestionable antes y porque, sin una estrategia clara, ni los atentados con dispositivos electrónicos ni los asesinatos selectivos cambian la situación sobre el terreno.

Además, Guttmann apunta que el éxito de acciones ofensivas no va necesariamente acompañado de logros defensivos. “Cualquier agencia de inteligencia quiere parecer más fuerte de lo que realmente es. La inteligencia israelí es muy buena en operaciones ofensivas, cuando tienen tiempo –señala–. Pero quizás no son tan buenos en predecir o prevenir posibles amenazas, así que en el futuro se podrían producir [de nuevo] errores, porque se trata de una tarea diferente”.

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