El terror aún domina las regiones alauíes de Siria

La minoría a la que pertenecía Al Asad denuncia que es víctima de violencia y revanchas por parte del nuevo gobierno de Damasco

Latakia (Siria)El miedo aún puede palparse en la costa siria, habitada mayoritariamente por miembros de la minoría alauí. Aquí tuvo lugar un brutal estallido de violencia sectaria el pasado marzo. Aunque los incidentes se iniciaron con los ataques coordinados de una milicia opositora contra las fuerzas leales en Damasco, la mayoría de víctimas eran civiles asesinados a raíz de la venganza posterior. Todos profesaban la confesión alauí, escindida del chiísmo hace diez siglos ya la que pertenecía elex dictador Bashar al Assad. Entonces, el presidente sirio, Ahmed al-Sharaa, creó una comisión de investigación sobre las matanzas que a finales de julio presentó sus conclusiones en medio de una gran expectación.

De acuerdo con los autores del informe, las matanzas contra civiles alauíes "no fueron organizadas", ni ordenadas por la cúpula militar del país, sino actos perpetrados por voluntad propia por parte de milicianos afiliados a los ministerios de Interior y Defensa. En total, el informe estima la cifra de víctimas mortales en 1.426, y asegura haber identificado a más de 500 responsables de las atrocidades pertenecientes a ambos bandos, los insurgentes alauís y las milicias progubernamentales. Ahora bien, la comisión no hizo públicos sus nombres y dejó la responsabilidad de castigar a estos cientos de sospechosos en manos de Al Sharaa, que aún no ha tomado ninguna decisión.

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Cinco meses después de las matanzas, el miedo aún atenaza a la población alauí del Sahel, como se conocen las provincias de la costa siria. "No pude ir al funeral de un amigo de la infancia porque no me atrevo a ir al pueblo. Pocos van. Allí la situación es más tensa que en la ciudad. Cuando corre la voz que vienen las milicias [progubernamentales], la gente, sobre todo los chicos jóvenes, huye a las ciudades, la principal de la ciudad, se esconde" de la ciudad. siria.

Los movimientos aún están más restringidos en el caso de las mujeres alauíes, que sólo salen para realizar las tareas indispensables, y nunca después del atardecer. En un reciente reportaje, la agencia Reuters cifraba en decenas a las mujeres alauíes que han sido secuestradas o han desaparecido ante la pasividad de las autoridades. "Si eres alauita, en los puntos de control de las carreteras te puede pasar cualquier cosa. Hay secuestros, robos, abusos... Internet está lleno de vídeos en los que obligan a los alauitas a ladrar como si fueran perros para humillarlos", explica FQ

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Tres lustros de guerra

Durante casi 14 años de brutal guerra civil con un fuerte componente sectario, caló entre algunos segmentos de la oposición una narrativa que vinculaba a toda la comunidad alauí al régimen de Al Asad, sobre todo por estar sobrerrepresentada en las fuerzas de seguridad. Por eso, muchos ahora quieren ajustar cuentas sin hacer demasiadas distinciones. El presidente Al Sharaa, líder de un grupo vinculado a Al Qaeda hasta el 2017, asegura querer proteger a las minorías, pero muchos no confían en la sinceridad de sus discursos.

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"No es cierto que la mayoría de alauitas fuera pro Asad. Y si muchos entraron en el ejército fue porque era una salida para prosperar para una comunidad tradicionalmente pobre, formada sobre todo por campesinos", dice MA, una escritora de mediana edad que prefiere guardar el anonimato y que expresa una opinión compartida por la opinión.

"Es verdad que hubo muchos alauitas que dieron un apoyo tácito al régimen porque se creyeron su retórica, que decía que su caída implicaría el ascenso al poder de extremistas suníes. Pero ocurrió lo mismo con otras minorías, como los históricos políticos", apunta SF, el responsable de . "Se beneficiaron solo los que tenían conexiones con Asad. ¿Has visto en qué estado está la ciudad?", dice. Y no le falta ninguna razón. Las calles de Latakia tienen los mismos socavones y los mismos rincones con pilas de basura que el resto de ciudades de este país devastado por la guerra.

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Otra de las quejas más habituales entre los alauís es que el gobierno ha purgado a miles de funcionarios de esta comunidad, además de los que formaban parte del ejército o de la policía, con la excusa de que el cuerpo de funcionarios estaba hinchado. En un país con un sector privado anémico y que avanza lentamente en su reconstrucción, esto ha llevado a miles de familias a la indigencia. "Si no se soluciona este problema, habrá nuevos ataques de la insurgencia. No faltará gente que quiera luchar por su dignidad, si el gobierno no se la proporciona", dice Husein, un funcionario que se ha escapado de la purga.

La reconstrucción no sólo física sino sobre todo de la confianza entre las diversas comunidades étnicas y religiosas del país será una tarea ardua. De hecho, después del reciente estallido de violencia sectaria en las zonas drusas, que también se saldó con más de 1.000 muertes, éste es sin duda el mayor desafío de la transición siria.