ORIENTE PRÓXIMO

Bashar el Asad: el hombre que ha convertido a Siria en cenizas

Más de la mitad de su mandato ha transcurrido en una guerra que ha creado una crisis humanitaria y económica

Una chica fotografía un cartel quemado de Bashar el Asad en una ciudad siria.
Ethel Bonet
08/12/2024
3 min

BeirutEl 17 de julio del 2000, el joven Bashar el Asad tomó las riendas del poder en Siria, y durante 24 años ha dado continuidad al régimen brutal que impuso su padre. Más de la mitad de su mandato ha tenido lugar en tiempos de guerra, desde su represión violenta de las protestas ciudadanas durante la Primavera Árabe de 2011. Una guerra civil que, finalmente, y de forma inesperada, ha puesto fin a su reinado este domingo y le ha forzado a huir hacia paradero desconocido.

A aquel oftalmólogo de 32 años educado en Reino Unido le tocó gobernar de un día para otro un país construido según los designios de su padre, Hafiz, que gobernó durante 30 años el país con puño de hierro. La muerte de su hermano mayor Bassel Al Asad en 1994 en un accidente de tráfico le situó como heredero inesperado. Un mes después de la muerte del padre, el 10 de junio del 2000, el Parlamento sirio tuvo que enmendar la Constitución para que Bashar el Asad pudiera ser presidente, puesto que la edad mínima legal para gobernar era de 40 años.

El inexperto presidente tuvo que ganar experiencia militar a toda prisa y en un tiempo récord obtuvo el rango de mariscal del ejército y heredó la presidencia del partido Baas [Resurgimiento]. A diferencia de los líderes vecinos, el viejo Al Asad logró hacer de Siria una presidencia hereditaria, plan en el que fracasaron el egipcio Hosni Mubarak, el iraquí Sadam Husein y el libio Moamar Gadafi.

El ímpetu de juventud llevó a Asad a creer que podría impulsar reformas democráticas en el país y en un principio muchos vieron en él una esperanza de cambio. En su discurso inaugural, Al Asad instó a todos los ciudadanos a sentirse invitados a contribuir al desarrollo ya la modernización del país. Muchos esperaron una reforma económica, una apertura del país a la economía libre y no nacionalizada, pero tardaron poco en darse cuenta de que Al Asad optaría por una economía de amiguismos que beneficiaría a su círculo de poder con familias que van vender su alma en el diablo.

Una primera revuelta fracasada

De ese contexto surgió la primera revuelta contra el flamante presidente, llamada la Primavera de Damasco. Pero todas las propuestas de reforma de la oposición cayeron en saco agujereado. viejo Hafiz.

En marzo del 2011, la ausencia de subsidios para los más pobres –el dinero público se guardaba. para comprar favores y alianzas– hizo que muchos sirios, cansados ​​de ser cada día más pobres, salieran a la calle en la ciudad de Deraa, donde un grupo de estudiantes que hicieron una pintada contra Al Assad fueron brutalmente reprimidos. ser la chispa de las protestas que se multiplicaron en Siria en sintonía con la Primavera Árabe.

En pocos meses la revuelta degeneró en una brutal guerra que ha dejado más de medio millón de muertos y cinco millones de refugiados. La situación sobre el terreno se complicó aún más por la aparición del autodenominado califato del grupo extremista Estado Islámico y los grupos de oposición vinculados a Al Qaeda. Organizaciones de refugiados sirios han llevado al Tribunal Penal Internacional acusaciones contra Al Asad por crímenes contra la humanidad perpetrados durante la guerra en Siria, pero el país no ha firmado el estatuto de Roma y, por tanto, el tribunal no tiene jurisdicción en Siria .

Cerca de un cuarto de siglo después, el legado del dictador sirio es un país arruinado y convertido en escombros, después de casi 14 años de guerra civil. El Asad ha convertido a Siria en cenizas, pero en su caso no resurgirá como un ave fénix. Este domingo, con la entrada en Damasco de las milicias rebeldes, se puso fin a los 24 años de gobierno brutal del dictador. La caída se ha precipitado por la debilidad de sus socios más acérrimos, Rusia e Irán, que en los primeros años de la guerra le habían garantizado la victoria, pero que en los últimos dos años han centrado sus esfuerzos en sus propias guerras, en Ucrania y Líbano y Gaza, respectivamente. Asad ha salido de Siria en un avión privado desde el aeropuerto internacional de la capital, pero no se sabe hacia dónde.

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