Rafah, una ratonera: llegan miles de desplazados palestinos, pero no tienen dónde alojarse
La gente duerme en la calle y apenas queda comida, ni agua potable ni combustible
Rafah (rango de Gaza)La ciudad de Rafah, en el sur de Gaza, es el único lugar que les queda. Los palestinos ya no saben dónde refugiarse. El ejército israelí ha ordenado la evacuación de la población palestina hacia el sur de la Franja, pero no hay sitio, ni comida, ni nada.
"No sé adónde puedo ir. Es un desastre", lamenta el Ayad , un padre que lleva veinte días huyendo con su familia de los bombardeos israelíes. Primero viajaron desde la ciudad de Gaza hasta la de Khan Yunis. Pero han tenido que volver a huir porque los militares israelíes también están atacando a esta localidad. Y ahora están en Rafah, en la frontera con Egipto. Aquí no hay sitio donde alojarse. Llevan horas en la calle, dando vueltas de un sitio hacia otro. Las escuelas que sirven de refugio están llenas. "No hay espacio para nadie más –exclama el padre–. Los propios israelíes nos dijeron que nos marchamos al sur”. Pero, ¿dónde?
Ayad y su familia no son los únicos. En Rafah miles de personas duermen en la calle porque no tienen dónde ir. Los palestinos comienzan a pensar que la única alternativa que les queda es que Egipto abra la frontera, pero el gobierno de El Cairo se opone frontalmente. De momento, sólo ha autorizado la salida de extranjeros y de palestinos con doble nacionalidad, siempre que éstos no se quedaran en Egipto. que otro medio millón llegará en los próximos días huyendo de Khan Yunis. En Rafah apenas queda combustible, ni agua potable, ni comida. En los mercados es imposible encontrar pollo, carne, huevos o queso. Sólo hay tomates, cebollas y pimientos.
Según la ONU, 1,8 millones de personas están desplazadas a toda la Franja y más del 70% de sus 2,4 millones de habitantes están en el sur de Gaza.
La gente llega a Rafah a pie o en coche, cargada con sus pertenencias. Algunos incluso llevan mantas o colchones. Están desorientados, no saben dónde ir, ni conocen a nadie. Es el caso de Tahani Kamal, que también está en la calle y busca un techo en el que pasar la noche con su familia. Ha viajado de Khan Yunis a Rafah en silla de ruedas. ”No hay coches ni transporte –lamenta–. ¿Ir dónde, al desierto? Sinaí es el desierto”, responde cuando se le plantea la posibilidad de atravesar la frontera con Egipto, hacia el Sinaí.
Otra palestina, que prefiere mantener el anonimato, lamenta haber dejado atrás el dinero, la casa y todo lo que logró durante una vida de esfuerzo. Primero, para viajar al Hospital de Al Shifa, en la ciudad de Gaza, donde miles de desplazados y heridos buscaron refugio, pero que después fue atacado por el ejército israelí. Y ahora para llegar a Rafah. Ella también está en la calle, sin saber dónde alojarse. Asegura que en Khan Yunis ha visto a perros comiéndose los huesos de personas sin vida. "Ya no me queda energía. ¿Qué más queréis? Déjenos en paz", clama refiriéndose a Israel. "Solo tengo a mis hijos y Dios. Por favor, ten piedad de nosotros!"