El tesoro milenario del Líbano, bajo las bombas de Israel
La ciudad de Baalbek, considerada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, se convierte en el blanco de la ofensiva israelí
BeirutEn la milenaria ciudad de Baalbek, donde una vez florecieron los fenicios, el Imperio Romano, los croatas y los otomanos, hoy sólo quedan ecos y sombras. En el corazón del Líbano se erige el conjunto de templos romanos más grande y mejor conservado jamás construido. Allí, los templos de Júpiter, Venus y Mercurio sobreviven como gigantes de piedra, reptando el tiempo. Pero ahora no hay más adversario que el implacable paso de la guerra: las bombas israelíes les han convertido en blanco.
En la última semana, una intensa ofensiva aérea ha castigado a Baalbek y sus alrededores. El pasado lunes fue especialmente trágico con un bombardeo especialmente letal que dejó 70 muertos en la región y destruyó una porción histórica de la muralla de la ciudadela. Y no sólo Baalbek ha sido golpeada. La ciudad de Tir, una de las más antiguas de la historia de la humanidad, también ha visto cómo sus viviendas residenciales han quedado reducidas a escombros. Las bombas cayeron sobre el paseo marítimo y pusieron en peligro sus yacimientos arqueológicos.
El alcance de los ataques israelíes sobre el Líbano se extiende, y cada vez son más los barrios en Beirut y en el sur y el este del país que son convertidos en escombros. La amenaza es real y se teme que incluso los patrimonios más sagrados de Líbano, los que cuentan la historia antigua del mundo, puedan ser borrados del mapa.
El escudo azul de la ONU
Hace un año, Mohamed Mortada, el ministro de Cultura libanés, optó por retirar el escudo azul de la ONU, símbolo de protección para los bienes culturales en conflictos armados. Ante las críticas, Mortada lo justificó diciendo "Las atrocidades cometidas en Gaza han demostrado que un escudo de este tipo no protege nada". Hoy sus palabras resuenan como un presagio, mientras columnas de humo negro se levantan a unos 500 metros de los templos de Baalbek y generan alarma entre conservacionistas y expertos en patrimonio.
"La importancia de Baalbek no reside sólo en la grandiosidad arquitectónica, sino en el testimonio de los intercambios culturales que modelaron el mundo antiguo y la convirtieron en un emblema de herencia compartida", explica Nelly Aboud, fundadora del ONG libanesa MuseoLab. Sin embargo, la monumental ciudad del valle de la Bekaa, desierta tras la orden de evacuación de Israel, que obligó a huir a 80.000 personas, debe hacer frente a una amenaza de extinción inminente.
La histórica Tiro, la ciudad púrpura y una de las primeras en ser habitada en el planeta, tampoco ha escapado de la destrucción. Los edificios que bordean su paseo marítimo, cercanos al puerto más antiguo del mundo, se derrumban uno a uno bajo los ataques mientras sus vecinos capturan las últimas imágenes de su casa antes de huir temblorosos.
Aunque Tiro y Baalbek figuran entre los lugares Patrimonio Mundial más amenazados, otros monumentos culturales también se encuentran en riesgo. En el valle de la Bekaa, la antigua ciudad omeya de Anjar resiste bajo las bombas, mientras que las ruinas de Biblos, cuna del primer alfabeto, también están expuestas en la artillería y los ataques aéreos. Incluso el valle de Qadisha, donde los cedros milenarios -símbolo de la bandera libanesa- se levantan majestuosos, corre el riesgo de ser atacada. El centro cultural de Niemeyer en Trípoli, que recientemente ingresó en la lista de Patrimonio de la Unesco, ha pasado de ser un monumento protegido a un potencial blanco.
La situación es aún más crítica en el sur del Líbano, donde la accesibilidad es limitada y la devastación crece cada día. Desde el inicio de las operaciones terrestres en la frontera, Israel ha arrasado pueblos enteros y ha destruido tantos edificios residenciales como lugares de interés arquitectónico, como la mezquita otomana de Kfar Tebnit y los históricos mercados de Nabatieh.
"No se están haciendo inspecciones ni se están tomando medidas urgentes para documentar los daños", denuncia Aboud, en tono de advertencia. La experta acusa al gobierno ya las organizaciones culturales internacionales de una "negligencia total en la supervisión y la protección de puestos clasificados y no clasificados". Para Aboud, la falta de acción por parte de la Unesco y otros organismos de conservación es alarmante.
Preservar la historia en medio de la guerra es una lucha cada vez más ardua. En Gaza, sólo en los primeros tres meses de conflicto, más de 200 sitios históricos y arqueológicos fueron dañados o destruidos, según datos del ministerio de Cultura palestino. Y ahora los tesoros del Líbano –emblemas de la civilización– parecen destinados a terminar por igual.