Tests gratuitos para todo el mundo: ¿qué se hace en Europa?

Países como Alemania, Dinamarca y Austria facilitan las pruebas de detección de manera generalizada y sin coste

La confluencia de las fiestas de Navidad y la rapidísima expansión de la variante ómicron del coronavirus han disparado hasta niveles nunca vistos la venta de tests rápidos de autodiagnóstico en las farmacias catalanas, cosa que ha provocado que muchas se hayan quedado sin existencias. Y todo ello con unos precios que oscilan, en general, entre los 6 y los 9 euros por test. La situación es dispar en función del país. En Europa son mayoría los estados que hacen pagar para obtener un test rápido en caso de no tener una justificación para hacérselo. Pero media docena siguen optando por una estrategia de pruebas masivas como vía de control de la pandemia. Esta opción estaba más generalizada la primavera pasada, cuando se hizo evidente que las vacunas tardarían más de lo previsto en llegar y cuando empezaron a implantarse los certificados covid.

A medida que las vacunas se universalizaron, muchos gobiernos decidieron que los tests rápidos dejaban de ser gratuitos para intentar incentivar la vacunación. Es el caso de Francia, donde desde mediados de octubre los tests (que se piden para entrar en la mayoría de espacios públicos si no se está vacunado) tienen un coste de entre 22 y 44 euros. Lo mismo ha hecho Grecia, donde los tests de antígenos eran gratuitos hasta mediados de septiembre y ahora cuestan unos 10 euros y son obligatorios para los no vacunados para ir a trabajar y para acceder a restaurantes, tiendas y otros lugares públicos.

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Tests gratuitos y ampliamente disponibles

Con todo, unos cuantos estados europeos siguen cubriendo los costes de estos tipos de tests, que no son médicamente necesarios y los ciudadanos quieren hacerse sea por seguridad propia o para poder acceder a espacios públicos.

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Es el caso de Dinamarca, que se ha convertido en el líder mundial en tests en relación con su población, y el undécimo que más ha hecho en números absolutos (hasta ahora ha hecho casi 103 millones, mientras que España, por ejemplo, ha hecho 66 millones, sin contar los de autodiagnóstico o hechos en clínicas privadas). Con 5,8 millones de habitantes, Dinamarca registra alrededor de 500.000 pruebas diarias, cosa que equivale a testar a más de la mitad de la población cada semana. Cualquier persona, nacional o extranjera, se puede hacer tantos tests gratuitos como quiera en los 400 puntos disponibles en todo el país, que ofrecen tanto PCRs como tests de antígenos, siempre hechos por un profesional.

Pasa lo mismo en Austria. Este país de 9 millones de habitantes es el segundo del mundo con más tests en proporción a su población. También hay numerosos centros donde personal sanitario hace los tests sin ningún coste. En este caso, también existe la opción de recoger pruebas de autodiagnóstico en máquinas expendedoras, farmacias y supermercados para hacerse el test en casa. Los autotests también son gratuitos en el Reino Unido, donde se pueden recoger en la farmacia y en lugares públicos como bibliotecas –también se puede pedir el envío a domicilio.

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Islandia y los Países Bajos ofrecen pruebas gratuitas en centros específicos, igual que Alemania, que se ha visto obligada a dar marcha atrás. El gobierno de Angela Merkel decidió en octubre retirar la gratuidad de los tests rápidos, en un movimiento que pretendía impulsar la tasa de vacunación, pero solo un mes después se reintrodujo la medida ante el aumento de los contagios. En los tres casos no se incluyen las pruebas de autodiagnóstico.

Positivo, a pesar de los riesgos

Quique Bassat, investigador del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal) experto en infecciones, considera que la disponibilidad generalizada de tests rápidos es "muy positiva" para el control de la epidemia, y todavía más el hecho de que sean gratuitos, puesto que elimina el sesgo en función del poder adquisitivo de los ciudadanos. Con todo, admite que "hay que ser muy pedagógico a la hora de explicar los riesgos", porque la fiabilidad no es tan alta como la de las PCR. "No es 100% fiable, pero representa una capa más de protección", dice al ARA.

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Bassat también alerta, sin embargo, de que los tests de autodiagnóstico hechos en casa también suponen que muchas de las infecciones sean "invisibles para el sistema, cosa que genera una falsa sensación de que el problema no es tan grande". "Es lo que pasa ahora en España, donde la gente se compra los tests en las farmacias porque el sistema de salud está colapsado", dice, y advierte de que la situación real es "mucho peor" de la que muestran las cifras oficiales.

Según el investigador, el hecho de ofrecer la alternativa del test gratuito a las personas no vacunadas para entrar en ciertos lugares puede ser un desincentivo a recibir la vacuna, pero de todos modos resalta que tenerse que hacer un test cada dos o tres días es una desventaja importante por la incomodidad que supone.