El Tribunal Supremo ruso ilegaliza Memorial, la organización que recordaba los crímenes del estalinismo

La sentencia marca un punto de inflexión en los ataques del gobierno de Putin a las voces independientes

Cristina Mas
y Cristina Mas

BarcelonaEl Tribunal Supremo de Rusia ha ordenado este martes la ilegalización de Memorial Internacional, una de las principales organizaciones de memoria histórica de Rusia, que se ha dedicado a investigar y hacer pedagogía sobre los crímenes del estalinismo. El proceso, en el marco de la legislación contra los "agentes extranjeros" que ha afectado con fuertes multas y desprestigio a decenas de ONG, medios de comunicación e individuos en el país, tiene que seguir hoy con la vista sobre el Centro de Derechos Humanos de la entidad, que también podría ser ilegalizado. La decisión marca un punto de inflexión en la Rusia contemporánea, donde el presidente Vladímir Putin ha convertido en un tabú la denuncia de los crímenes de Stalin, mientras trata de silenciar toda voz crítica, con una campaña sistemática que ha llevado a la prisión al opositor Aleksei Navalny y al exilio a destacados activistas y periodistas.

Memorial se fundó a finales de los años 80, antes de la descomposición de la antigua Unión Soviética, y es uno de los grupos más veteranos de defensa de los Derechos Humanos en Rusia. Fundada entre otros por el físico y disidente Andrei Sajárov, que recibió el premio Nobel de la paz en 1975, la entidad nació como una organización que documentaba la represión política en la URSS, con una base de datos de víctimas de los gulags, los campos de concentración estalinianos, cuando se desclasificaron los archivos secretos del régimen. Más tarde continuó denunciando las vulneraciones de derechos humanos en Rusia, entre otros, los crímenes de estado en las dos guerras de Chechenia.

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"Teníamos la esperanza de que quizás el estado pararía la persecución de Memorial, porque solo habla de los crímenes del pasado y no de lo que hacen las autoridades actuales, pero la decisión de hoy demuestra que van a por todas, que no hay ningún espacio para la crítica en Rusia y que no podemos esperar que la maquinaria se pare: han decidido liquidar nuestras organizaciones hasta el final. No tenemos ninguna esperanza de que el veredicto de mañana sobre el Centro de Derechos Humanos sea diferente", explica al ARA en una conversación telefónica desde Moscú Sergei Davidis, miembro del consejo del Centro de Derechos Humanos y director del programa de prisioneros políticos. "Han decidido acabar con toda forma de expresión independiente en Rusia, empezando por una de las organizaciones más importantes y reconocidas". Davidis confirma que apelarán contra la sentencia en el Supremo y también ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, y que en todo caso buscarán la manera de seguir trabajando: "Será muy difícil, pero nuestra fuerza es el compromiso de nuestra gente con la memoria histórica y los derechos humanos, y esto no lo para ninguna decisión legal". Decenas de personas se han manifestado ante el tribunal, donde la policía ha hecho detenciones. Memorial había recogido hasta 127.000 firmas contra la ilegalización.

"Agentes extranjeros"

Para Memorial no hay ninguna duda de que la sentencia tiene una motivación política. La ley "de agentes extranjeros" se está aplicando contra todos los activistas sociales y políticos o los medios que hayan recibido apoyo económico o logístico del exterior, y desde 2012 las ONG rusas que se coordinan internacionalmente son calificadas de traidoras. Pero lo que resulta interesante del juicio de hoy es que no solo se ha esgrimido este pretexto, sino que la fiscalía ha atacado abiertamente a la organización por hacer lo que hace. "Es obvio que, aprovechando el tema de la represión política del siglo XX, Memorial está retratando de manera chapucera a la URSS como un estado terrorista y blanquea y reivindica los criminales nazis que tienen las manos manchadas de sangre de ciudadanos soviéticos", ha dicho el representante de la fiscalía general durante la audiencia.

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"Hay crímenes en nuestro pasado de los que nos tenemos que avergonzar para que no se repitan, pero el gobierno no quiere que estos crímenes se recuerden", afirma Davidis. ¿Por qué? "Nuestro estado no tiene en realidad una base ideológica: son un grupo de personas que han acaparado el poder. Necesita justificarse según los valores tradicionales, en las victorias patrióticas de un supuesto pasado glorioso. Y si no toleran que nadie aboque dudas sobre este pasado, menos aún que denunciemos que hay gente en la prisión con condenas de 25 años solo por pertenecer a una organización que el estado tilda de extremista", añade.

Carmen Claudín, investigadora del CIDOB, define Memorial como "un referente moral" y considera que la sentencia "sigue las directrices del Kremlin, porque el sistema judicial ruso no tiene ninguna independencia de actuación en temas como este, y la línea del gobierno Putin es de mano de hierro para silenciar cualquier pequeña señal de pensamiento o actividad independiente que sea crítica con el gobierno". Y recuerda que bajo el amparo de la ley de agentes extranjeros se está llevando a cabo una "caza de brujas". Para Claudín "las constantes referencias a la II Guerra Mundial y la lucha contra el nazismo, que se explica omitiendo por ejemplo el pacto germanosoviético de 1939, y que también impregnan el sistema educativo, buscan la gloria de la gran potencia perdida, que tiene mucha fuerza en la mentalidad de Putin, un ex agente de la KGB, y que los rusos han mamado como la leche materna".