PANDÈMIA

Vacunar a Europa, una misión difícil

La operación, que ha arrancado simbólicamente en los 27 estados de la UE, supone un enorme reto

Cristina Mas
y Cristina Mas

BarcelonaVacunar a 8.000 millones de personas contra el coronavirus será el reto más importante que afrontará la humanidad en 2021. Este fin de semana ha empezado en Europa un pequeño paso en esta tarea titánica cuando, de manera simbólica, entre ayer y martes se habrá empezado a administrar simultáneamente en todo el territorio de la UE la vacuna de Pfizer/BioNTech, la primera autorizada por la Comisión Europea. La operación supone un reto logístico mayúsculo. El problema principal será gestionar la escasez: como mínimo en una primera fase, en que se seleccionarán pequeños grupos entre los colectivos de población prioritarios. “Lo que necesitamos es vacunar a la mayoría, más del 70%, de la población mundial en el mínimo tiempo posible, y esto no se ha hecho nunca”, explica Julià Blanco, investigador del Institut Germans Trias y Pujol y del IrsiCaixa. “La producción de vacunas es un factor limitante porque no estamos hablando de vacunar solo a los niños que nacen en el mundo... Por eso el ideal es que haya diferentes empresas fabricando y que cada vacuna sirva para un colectivo específico”.

¿Cómo tiene que ser la vacunación a escala mundial?

Uno de los principales retos es que las primeras vacunas que se han desarrollado usan la tecnología de la ARN mensajero, que se había probado en humanos solo a pequeña escala, para combatir enfermedades como el cáncer y el Ébola. Por eso todavía no hay capacidad de producirlas a escala industrial y ya sabemos que solo con la vacuna de Pfizer-BioNTech o la de Moderna, que se basa en la misma tecnología, no habrá bastante para contener la pandemia. Para tener capacidad de producción a escala planetaria habrá que esperar a que se autoricen vacunas basadas en una tecnología más clásica que funcionan con el vector viral, como la de Oxford, la de Rusia o la que se ha implementado en China, que están en varias fases de desarrollo. “De estas vacunas ya se están fabricando millones de dosis a la espera de la autorización. Después vendrán más vacunas, como la de Janssen, que ya están en fase de prueba en personas [fases III y IV]. Todo esto nos ayudará a tener capacidad de inmunización, pero tenemos que tener claro que hay que hablar de vacunas en plural y de vacunación global en todo el mundo”, advierte Blanco. “Si no se vacuna al 60% o 70% de la población mundial hay el riesgo -poco probable, pero no impensable- que el virus continúe mutando y acabe generando alguna variante resistente a las vacunas que tenemos ahora”. Y, como si el reto no fuera basta importante, no se tiene que olvidar que hay que continuar fabricando y distribuyendo todas las otras vacunas.

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¿Por qué es importante mantener la cadena de frío?

El ARN es una molécula muy inestable, que se degrada muy rápidamente y se tiene que conservar a bajísimas temperaturas: 70 grados bajo cero en el caso de Pfizer y 20 bajo cero en la de Moderna. Esto multiplica el reto logístico: hacen falta ultracongeladores y asegurar la cadena de frío en todas las fases del transporte. “Hemos desarrollado innovaciones en el embalaje y el almacenamiento de las vacunas adecuadas a la diversidad de ubicaciones donde creemos que se harán más inmunizaciones”, explican desde Pfizer. Las vacunas viajarán desde la fábrica de la compañía en la localidad belga de Puurs en estos contenedores con temperatura controlada, que usan hielo seco y están equipados con sensores térmicos y un sistema de localización por GPS. Si no se abren, los contenedores pueden mantener la temperatura durante diez días y en cada uno hay 4.875 dosis. Llegarán a cada país por avión, en envíos semanales, y serán transportados a almacenes equipados con ultracongeladores. Si no hay disponibles, los contenedores pueden mantener la temperatura hasta treinta días siempre que el hielo seco se reponga cada cinco días.

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¿Cuáles son los puntos logísticos más problemáticos?

La empresa de distribución DHL, socio logístico estratégico de Pfizer, publicó en septiembre un estudio en que alertaba de los problemas detectados desde la primera oleada de covid-19: los controles de calidad, la restricción de la capacidad de transporte, los requisitos de las aduanas, las regulaciones, las dificultades de almacenamiento y la falta de transparencia sobre los stocks. DHL calcula que “para asegurar la cobertura global de la vacuna para los próximos dos años harán falta unos 200.000 desplazamientos de contenedores de carga refrigerada en unos 15.000 vuelos”, y alerta que en la distribución local harán falta “15 millones de cajas refrigeradas y los correspondientes bloques de hielo seco”.

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“La producción de hielo seco no parece ser un problema a la hora de distribuir la vacuna. Pero incluso en circunstancias extremas, tanto la disponibilidad de un embalaje adecuado como el máximo de cantidades permitidas de hielo seco en transportes de carga aéreos podrían limitar la capacidad de envío en algunos casos”. Además, hay que formar a los repartidores y equiparlos para gestionar los paquetes ultracongelados, y la compañía recuerda que mantener la cadena de frío es mucho más difícil con cajas pequeñas que con grandes palés.

¿Cómo se tiene que administrar?

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Primero se tiene que descongelar y conservar los viales en una nevera convencional, donde se tienen que mantener entre dos y ocho grados un máximo de cinco días. Aquí es cuando empieza la cursa contrarreloj: una vez descongelados los viales no se pueden volver a congelar y, si no se administra la vacuna, se pierde después de todo este periplo. Esto exige una planificación muy precisa de la vacunación: si se descongelan mil dosis hay que vacunar a mil personas en un plazo de menos de cinco días.

En cuanto a la inyección, cada vial contiene cinco dosis, en una formulación concentrada. Hay que inyectar el salino al vial para generar las cinco dosis. La vacuna se administra con una aguja de calibre 25, de las más finas, en el hombro. La vacuna se inocula a la masa muscular (deltoideos), porque es desde donde el ARN se introducirá al tejido celular del organismo.

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¿Cómo se garantiza la seguridad?

Las vacunas serán transportadas por los socios logísticos de Pfizer, que en Europa son DHL y FedEx. Por motivos de “seguridad” estas empresas prefieren no ofrecer detalles sobre logística y distribución, dado que las vacunas se convertirán en un preciado botín para los ladrones. “Veremos robos, asaltos a almacenes y ataques a los transportes de vacunas”, ha declarado esta semana el secretario general de la Interpol, Jürgen Stock, en una revista alemana. Según explican al ARA fuentes europeas, es menos probable que haya falsificaciones: “Los diversos controles de todos los agentes de una cadena de suministro estrechamente controlada garantizan la seguridad”. Además, estas vacunas son medicamentos que necesitan receta.

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¿Qué pasa con las otras vacunas?

La Comisión Europea ha encargado 300 millones de dosis de la vacuna de Pfizer. Según el plan previsto, en septiembre del 2021 se habrá completado la distribución de 200 millones de dosis, que servirán para inmunizar a 100 millones de europeos porque la vacuna se administra en dos dosis. La Comisión y los estados miembros están trabajando para activar las 100 millones de dosis adicionales. A partir del 6 de enero la Agencia Europea del Medicamento (EME) puede autorizar la vacuna de Moderna (160 millones de dosis), creada también con tecnología de ARN mensajero. Esta vacuna será más simple de transportar porque se conserva a -20 ºC. La Comisión ya ha firmado contratos con AstraZeneca (400 millones de dosis), Sanofi-GSK (300 millones), Johnson & Johnson (por 400 millones de personas) y CureVac (405 millones de dosis).

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¿Qué grupos hay que priorizar?

Según explica Josep Maria Jansa, responsable del área de respuesta del Centro Europeo de Prevención y Control de Enfermedades, la elección de la estrategia de vacunación óptima depende del objetivo que se quiera lograr: reducir la mortalidad, preservar años de vida o reducir la presión sobre el sistema sanitario. Hay diferentes estrategias de vacunación: centrarse en grupos seleccionados (por ejemplo, individuos con riesgo severo, trabajadores esenciales, grupos vulnerables); vacunar según grupos de edad; centrarse en grupos con más riesgo de exposición y transmisión posterior (por ejemplo, exposición en entornos profesionales, adultos más jóvenes); priorizar las regiones geográficas con alta incidencia; desplegar la vacuna para controlar los brotes activos, o llevar a cabo una estrategia de vacunación universal. Partiendo de estos principios, de la estructura poblacional de cada país, de sus capacidades, de la estructura y el sistema de salud y de su situación epidemiológica, corresponde a cada gobierno decidir la estrategia final.