Venezuela teme una intervención militar de Estados Unidos
Trump ha evitado explicar en qué ley se ampara para atacar a un barco venezolano en "aguas internacionales"
WashingtonEl ataque estadounidense contra una nave que salía de Venezuela que, presuntamente, transportaba droga hacia territorio estadounidense supone una escalada sin precedentes con Caracas y plantea numerosos interrogantes. El presidente Donald Trump ha dicho en las redes sociales que el ataque contra la lancha ha sido su orden y ha asegurado que los once tripulantes fallecidos eran miembros identificados del cártel venezolano El Tren de Aragua (TdA). No ha explicado a qué ley se ha acogido para realizar la acción que él mismo se ha encargado de especificar que se ha llevado a cabo en "aguas internacionales".
Es en esta misma área, que limita con las aguas venezolanas, donde Trump tiene desplegada desde agosto una flotilla con más de 4.000 soldados. "Más temprano esta mañana, según mis órdenes, las fuerzas militares de EEUU han llevado a cabo un ataque cinético contra narcoterroristas de El Tren de Aragua identificados positivamente en el área de responsabilidad de Southcom. El TdA es una organización terrorista extranjera designada, que opera bajo el control de Nicolás Maduro y es responsable de ases, sexual y actos de violencia y terror en Estados Unidos y en todo el Hemisferio Occidental", ha escrito el mandatario en Truth Social, donde también ha compartido las imágenes de la operación contra la embarcación.
Aunque Trump acuse a Maduro de tener vínculos con El Tren de Aragua, en una evaluación secreta de abril, las agencias de inteligencia estadounidenses concluyeron que el gobierno de Maduro "probablemente no tiene una política de cooperación con el TdA y no está dirigiendo los movimientos ni las operaciones del TdA. La evaluación sostenía que el régimen venezolano, aunque en ocasiones tolera las actividades de la banda dentro de Venezuela, mayoritariamente las considera una posible amenaza para la seguridad.
La única norma a la que parece haberse acogido Trump para justificar su acción es la orden ejecutiva que firmó el 20 de enero en la que reetiquetaba toda una serie de cárteles, incluidos los venezolanos El Tren de Aragua y Cártel de los Soles, como grupos terroristas. Al hacerlo, el presidente abría la puerta a futuras intervenciones militares en el extranjero bajo el pretexto de la lucha contra el terrorismo. El miedo a una posible operación por parte del ejército ha aumentado en el último mes, después de que se conociera que en julio Trump firmó en secreto una autorización para que el Pentágono pueda llevar a cabo acciones militares contra el narcotráfico.
El ataque llega al día siguiente de que el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, advirtiera que si su país era atacado, se declararían "en lucha armada y república en armas". En agosto el gobierno estadounidense anunció una recompensa de 50 millones de dólares por la captura de Maduro, el doble de lo que se había ofrecido anteriormente por Osama bin Laden. El gobierno de Maduro, en estos momentos, aún no se ha pronunciado sobre el ataque.
Un gesto para testar los límites del nuevo orden mundial
El secretario de Estado, Marco Rubio, reiteró la postura de guerra de la administración Trump contra los cárteles y dijo que no se conformaría con incautaciones parciales de drogas por parte de los agentes de la ley. "Combatiremos los cárteles de drogas que inundan las calles americanas y matan a estadounidenses", ha afirmado Rubio. "Hemos destruido un barco de drogas que salía de Venezuela y estaba operado por una organización narcoterrorista designada. […] Los días de actuar con impunidad y que se dispare a un motor o se coja un poco de droga de un barco, esos días han terminado". Rubio hizo notar a la prensa que la nave atacada seguía una ruta común desde Venezuela, utilizada para distribuir drogas en Europa, Puerto Rico y EEUU.
A pesar de la volatilidad de la acción, a Trump le gusta jugar con apuestas de máximos para acabar desescalando. Mientras algunos halcones del partido republicano ven las últimas presiones contra Venezuela como una forma de provocar un cambio de régimen y poner fin a 12 años de Maduro en el poder, la operación parece más bien un nuevo test de Trump para desafiar los límites de su poder a escala internacional, y reforzar su diplomacia de la fuerza bruta. Un gesto que, salvando las distancias, se vio con el bombardeo de las instalaciones nucleares de Irán en las que Trump estuvo a punto de arrastrar al país dentro de una guerra regional.
Si con Irán no ocurrió, aún es menos probable que Washington haga una intervención militar en Venezuela, pese a los temores. Aunque Trump consiguiera hacer pasar con calzador que atacar a Venezuela para combatir el narcotráfico forma parte de la agenda America first, estaría faltando a la promesa de sacar Estados Unidos de los conflictos internacionales. "No creo que sea cierta la idea de una invasión", apuntaba la semana pasada James Story, el principal diplomático estadounidense por Venezuela entre 2018 y 2023. Story destacaba que Trump, en general, se oponía a "interferir militarmente en los asuntos de otros países". Pero con Trump nada nunca es seguro.