Cocine sin hacer el payaset, por favor
Hace años que vivimos resignados a la lentitud de las recetas del Cocinas de la sobremesa. La banda sonora de las siestas del país es la del sonido del cuchillo del 3Cat desmenuzando la cebolla o cualquier otra verdura que no pueden tener preparada. Encima, por partida doble. Primero la receta más elaborada, normalmente con mantequilla abundante para dar trabajo a la sanidad pública del país, y la segunda, en un pim, palmo, más sencilla y, de vez en cuando, de dudoso resultado.
Ahora, la tendencia del Cocinas para arrancar las recetas fáciles de Arnau París consiste en hacernos una comedieta inicial. Por ejemplo, empieza el programa y lo encontramos fingiendo que hace equilibrios sobre una silla del decorado: "Uy... Seguramente se preguntará qué caray hago encima de esta silla. Pues es muy fácil. Hoy hago una receta de alta cocina. Pero no sufría los de casa, que no tendrá que subir a ninguna parte". Uy, sí. Qué susto, chico. Estábamos preocupados. Otro día el programa comienza con la música de la escena de la ducha de la película Psicosis. Un cuchillo corta una lechuga por la mitad: "Hoy cortaremos corazones, pero que no se preocupe nadie, ¡eh! No habrá dolor de amores. Cortaremos corazones de lechuga porque haremos cogollos rellenos de atún". Ay, suerte. Preocupadísimos, estábamos los espectadores. Otro día, Arnau París aparece embutido en un salvavidas naranja y tocando el silbato: "El salvavidas puede ser muy útil en el mar. Y hoy haré un salvavidas que puede ser muy útil en la cocina y que nos puede salvar más de una cena. Es la cazuelita, que es bonita, baratita y que nos servirá para hacer unos huevos". Otro día toca la versión shakesperiana, con el chef haciendo de Hamlet y, con ademán circunspecto, mostrando el boquerón que tiene en una mano y la sardina que tiene en la otra: "Sardina... ¡o boquerón! Esta es la cuestión. No sé por qué, cuando hago esta receta me pongo muy trascendental". El colmo fue el día que empezó el programa disfrazado de Son Goku, con la excusa de que se acercaba el Carnaval: "Utilizaré a mis superpoderes para preparar unos huevos con habitas y butifarra de huevo".
Es habitual que la actitud distendida o con cierta informalidad acabe cayendo en la comedieta amateur. Puede tener que ver con el espíritu creativo de un guionista, que piensa más en su necesidad de tener una idea diferente para empezar a escribir que en el resultado de la ejecución televisiva de lo que plantea. En ocasiones puede estar relacionado con la dificultad del protagonista de desarrollar otros recursos comunicativos. Es más fácil crear una especie de alter ego que hace una representación que asumir un rol más auténtico, que cree lo que está haciendo. Lo hemos visto muchas veces en diferentes formatos. En cualquier caso, por favor, se agradecería que no infantilizaran a la audiencia. Que vayan por trabajo, con la mayor normalidad posible. O pasan las recetas en un pim-pam en el SX3 para los niños, o que busquen una forma alternativa de relacionarse con el espectador algo más adulta y madura. Los payasets de la tele ya los sufrimos cuando éramos pequeños.