La deconstrucción de Carlos Sabater

El martes TV3 emitía Carlos Sabater. No espere nada de mí, el Sin ficción que profundiza en la personalidad del cantante de Sau para entender y despejar, también, las razones que seguramente precipitaron su muerte por un problema cardíaco. El documental es impresionante y sorprendente, sobre todo porque el resultado no se ajusta a lo que el espectador podía intuir a través del trailer y las entrevistas de promoción. Parecía que lo que teníamos que ver era una especie de hagiografía para resarcir al cantante de rumores injustos en torno a su muerte. Y, en cambio, nos encontramos con un buen documental que aborda con gran honestidad no sólo la figura de Carles Sabater y su entorno con toda su complejidad, sino también algunas realidades que se han escondido sobre el idealizado rock catalán . No es habitual encontrar retratos que afronten con tanta valentía los claroscuros de un ídolo.

Carlos Sabater. No espere nada de mí tiene dos aspectos clave. Por un lado, todo el material que el protagonista grabó con cámara doméstica de su día a día. El documental lo recupera y sirve para ilustrar de forma mucho más rigurosa e impactante el talante del protagonista. Es una forma de avalar lo que dice el entorno de Sabater. Las imágenes grabadas de forma aleatoria adquieren, ahora, un nuevo significado. El arranque del relato es potentísimo. El hecho de que el protagonista sintiera también esta necesidad de inmortalizar su cotidianidad resulta simbólica. Por supuesto, su deseo de autoexponerse también es revelador. El otro aspecto que determina la potencia narrativa del documental es el valiosísimo testimonio de Laura Jou, su pareja durante muchos años. En las imágenes que vemos de los años noventa, ella es una chica muy joven inmersa en situaciones que pedían una madurez que ella todavía no había podido adquirir. Pero en este Sin ficción reaparece la Laura Jou actual. Una mujer que, con gran serenidad, es capaz de ofrecer una mirada muy sincera, madura y nada idealizada de todo lo que vivió junto a Sabater. Jou es de una generosidad admirable, porque en su relato no busca la aprobación de nadie ni intenta ser políticamente correcta. Parece colocarse frente a la cámara para reelaborar su propia historia, donde también hay dolor. Es conmovedor.

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El documental sabe hacer emerger de una manera excelente esta confrontación de las múltiples realidades que tensaban la vida de Sabater: la vida privada y la pública, Sau y el teatro, el peso de la historia familiar y las vanidades de la fama. Se deconstruye al protagonista y, a la vez, se conforma ese creciente tornado de circunstancias que el cantante no sabía gestionar. El título del documental condensa este cúmulo de tensiones y, a la vez, deja entrever a otros que quedan implícitas y que sólo se intuyen. Carlos Sabater. No espere nada de mí es el retrato de un ídolo, no para convertirlo en santo, sino para hacerlo más humano.