'Nudes', la serie de siempre
La plataforma 3Cat ha estrenado Nudes, una serie para adolescentes que es la misma que habéis visto decenas de veces con otros títulos y ubicadas en otros contextos. Nudes nació en Noruega, donde fue premiada como mejor serie juvenil. La BBC también la emitió. La Rai la adaptó para la audiencia italiana. Y ahora es TV3 quien la traslada a un universo más autóctono.
Nudes son tres series en una. Son nueve capítulos agrupados de tres en tres, en función de su protagonista: Sofia, Àlex y Ada. El punto común es temático. Las tres historias hablan de cómo la filtración de desnudos en las redes sociales trastoca sus vidas. Es una serie que tiene una especie de moraleja con un trasfondo algo hipócrita. Pretende concienciar sobre los abusos que se producen a través de las redes, sobre la facilidad con la que se esparcen imágenes privadas, sobre cómo la presencia de móviles y pantallas ha reventado el concepto de intimidad. También expone las consecuencias del ciberacoso y el bullying.
La serie tiene esta parte aleccionadora, pero, a su vez, juega con una narrativa audiovisual que hace golosa esa sensación de intromisión a la intimidad. La realización de Nudes potencia este efecto voyeur en el que los adolescentes parecen espiados por una cámara que no saben que existe. Casi siempre se sitúa a una altura un punto más elevado que los personajes, se inmiscuye entre ellos, participa del caos y de una aparente sensación de aleatoriedad, en constante movimiento, flotando en torno a los actores. La cámara hace una intrusión absoluta en la vida de los protagonistas. Cuanto más íntima es la secuencia, más cerrado es el plano. Hay escenas de besos que se enseñan en plano detalle, con la cámara frente a la nariz de los personajes. Se utiliza poca distancia focal para potenciar la estética de la grabación de móvil. Abundan las escenas nocturnas, donde la iluminación de colores vivos tiñe el ambiente y crea espacios sugerentes.
Tal y como advierte el título de la serie, hay mucha piel. Se enseñan cuerpos desnudos (con ciertos desequilibrios desde una perspectiva de igualdad de género) y hay sexo y seducción que justificarán los conflictos posteriores.
Pero nos volvemos a encontrar con la misma serie de adolescentes de siempre. Las mismas que está haciendo TV3 como churros, nutriéndose de los referentes de siempre. Adolescentes follando, bebiendo, drogándose y bailando y que después están tristes, angustiados, deprimidos o enrabietados. O todo a la vez. Mucho chico sin camiseta y mucha chica enseñando las bragas. Y venga videoclip medio a oscuras cantando la misma cancioncilla. Lo que hemos visto infinitas veces y que ya es un patrón que resulta cómico. La mirada boomer, que es la que diseña las series, ha creado un estereotipo del universo joven y adolescente basado en el sexo, pero que es limitado, pobre y victimista. Un panorama que incluso agota a la generación a la que va dirigida y que debería sentirse aludida. Cuidado con que no se esté construyendo una ficción para adolescentes desde el voyeurismo y la escopofilia de los señores más infantiloides.