La tamborinada de Tomàs Molina

El domingo por la noche, poco después de empezar el Telediario fin de semana, Ramon Pellicer daba paso a Dani Ramírez para que informara sobre la maltempsada. Y en la pregunta se escondía una indirecta muy sibilina: “Dani, qué trastornos en la meteo, ¿no? Por el temporal de mar, quiero decir...” Ocho minutos después, los espectadores descubríamos la sutileza. Pellicer lanzaba la primicia: "El meteorólogo Tomàs Molina será el número dos de ERC en las elecciones europeas". El presentador incluso se tropezó a la hora de decir el nombre de su compañero por el impacto informativo. A continuación insertaron el vídeo que el propio Molina había colgado en las redes pocos minutos antes para comunicar su decisión. Explicaba que lo hacía para luchar contra la crisis climática en las instituciones europeas y, a pesar de asegurar que no se sentía político, soltaba un discurso con aroma de campaña. La noticia recordaba que ERC se presentaba junto a Bildu, que Molina ocuparía el cuarto puesto y recordaba que en el 2019 sólo obtuvieron tres eurodiputados.

Pero lo sorprendente es que TV3 se olvidaba de explicarnos las implicaciones desde el punto de vista profesional. No se explicó a la audiencia cómo el paso a la política y el nuevo vínculo con un partido afectaría a su trabajo como trabajador de la televisión pública. ¿Cómo puede ser que TV3 anuncie una noticia de estas dimensiones y no haya previsto aclarar los aspectos asociados a la ética y la neutralidad que se supone que deben mantener los profesionales del ente público? ¿Más allá del vídeo que Tomàs Molina lanzó a las redes sociales, no prepararon unas declaraciones donde el meteorólogo o un responsable de la cadena aclarara las consecuencias profesionales que se derivan de su decisión? La noticia tuvo el asombro de una exclusiva, pero también la falta de la preparación y del contexto necesarios con los que una televisión pública debería afrontar un caso como éste. No se trata sólo del cambio de vida del hombre del tiempo. Se trata de cómo una televisión pública expone que uno de sus profesionales se vincula a un partido político. Se percibió, en la noticia, un amateurismo y ligereza que delataban o inconsciencia o improvisación.

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La tamborilada de Tomàs Molina ha sacudido la redacción, a juzgar por el comentario entre líneas de Pellicer a Ramírez y lo que, el lunes, Xavi Coral tenía preparado para Francesc Mauri: “¿Qué, Mauri? ¿No tienes intención de hacerte político, no, tú, en principio?”. Y Mauri, superado como es habitual por los chistes de sus compañeros, admitía: “No, ostras. Ésta no me la esperaba...” Coral seguía pinchita. "¿O sea que tú nos contarás el tiempo?" Y el meteorólogo respondía: "Sí, yo seguiré haciendo el tiempo". Coral, perspicaz, insinuaba el descalabro: “¿Una semana próxima tranquila, pues, a nivel de tiempo?”. Y Mauri lo encajaba con deportividad: "A nivel de tiempo sí".

Es obvio que, a otros niveles, la semana en la redacción no será tan tranquila. El problema es que en vez de tanta bromita y tanta indirecta, el Telediario y Tomàs Molina quizás hubieran podido explicarse un poco mejor pensando en criterios profesionales, de rigor periodístico y de servicio público.