Como si tuvieran prisa
El domingo por la noche TV3 emitió el capítulo de final de temporada del Como si fuera ayer, un especial para cerrar tramas y abrir otras nuevas que creen expectativas de cara a septiembre. peaje insufrible. También las limitaciones de presupuesto, que se hacen evidentes con la escasez de sets de decorado que parecen, incluso, condicionar y limitar las tramas argumentales. maestro de ceremonias llevaba un ritmo de aceleración digno delAtrápame si puedes. Parecía tener prisa, transmitía una sensación caótica. El colmo fue Jaume Borja, con una necesidad inexplicable de culminar todas sus intervenciones gritando y con una sobreactuación y exageración de las valoraciones que remite a una televisión pasada de moda. Ester Pagès, impecable siempre en La Selva, se vio arrastrada por el show. Su rol era lo más interesante porque profundizaba en la serie y, en cambio, quedó relegada a un papel secundario.
La gala rompió el tono del capítulo de clausura. Los guionistas del Como si fuera ayer quisieron transmitir una cierta calma final. Un clima roto abruptamente por el asustado de la gala. No había ninguna continuidad emocional porque estaba enlatada. Uno de los grandes problemas de la fiesta fue el guión, que funcionaba por simple acumulación de invitados a los que había que despachar con un par de preguntas a cada uno. Las entrevistas no tenían ningún hilo conductor ni coherencia. Llucià Ferrer apelaba a obviedades como "la facilidad de retentiva que tienen los actores de memorizar textos" y les hacía preguntas por el chivo grueso, superficiales y genéricas, poco vinculadas a las tramas y aspectos concretos de la ficción. El presentador no pareció demasiado conocedor de la serie. Los espectadores del Como si fuera ayer esperaban un enfoque más preciso, de acuerdo con la fidelidad que han mantenido. Los actores parecían desconcertados. Fueron allí a responder a las preguntas más absurdas y ver cómo Borja trataba a la grada de espectadores como si fueran niños pequeños viendo los payasos de la tele. Incomprensible la cantidad de veces que los presentadores utilizaron el término desvelar inadecuadamente. Quiere decir hacer perder el sueño, que no debería confundirse con desvelar, que es el verbo correcto cuando se trata de revelar (o no) lo que va a pasar. Lo mejor fue el tradicional vídeo de pifias. Fue una oportunidad perdida para que los actores pudieran reflexionar sobre conflictos, escenas y diálogos con fragmentos de ejemplo. Quienes prepararon la gala no parecían haber seguido nunca el Como si fuera ayer.