Ustrell y la entrevista lúgubre al presidente Illa

El lunes por la mañana, las radios y la televisión arrancaban la temporada regular con una peculiaridad mediática. Ricard Ustrell hacía la entrevista institucional al presidente Salvador Illa en tanto que presentador deLa mañana de Catalunya Ràdio, pero esta vez la emisión afectaba también a la programación de TV3. A las nueve de la mañana, Ariadna Oltra tuvo que detener su tertulia dePor las mañanas para dar paso a la entrevista de su colega. Una jugada que provocaba un arranque de curso insólito y algo áspero para la periodista, debiendo ceder el tiempo de su programa al omnipresente Ustrell. Sin embargo, Oltra lo integró con elegancia y naturalidad y lo aprovechó para ofrecer un análisis posterior de la emisión con sus colaboradores.

El inicio de la entrevista institucional sorprendió por la puesta en escena, especialmente por una mala iluminación que contribuía a ofrecer un entorno oscuro y siniestro. También proyectaba unas sombras en el rostro de Isla, especialmente sobre los ojos. El espacio contrastaba con la majestuosidad tradicional de las entrevistas de TV3 a los presidentes, que se caracterizan por el cuidado en la ambientación. Más allá del escaso acierto en la iluminación, lo que llamaba la atención era que la realización no supo potenciar la singularidad que tenía ese momento. En vez de dar a la conversación el carácter luminoso y enérgico propio de una mañana del lunes en la que todo el país parece recuperar la plena actividad, se optó por una atmósfera de nocturnidad y tiniebla incomprensible nada favorable. El espacio delataba una ambición y pretensiones fallidas. Parecían las once de la noche y no las nueve de la mañana. La oscuridad se apoderó incluso del tono de la entrevista, grave y apagado. La colocación de una mesa y unos micrófonos servía para subrayar visualmente la esencia radiofónica. Pero el hecho de interrumpir la programación regular de TV3 le daba una inevitable relevancia televisiva que pedía más atención a nivel de pantalla. La ambientación aporta significado y valor al contenido, y el entorno lúgubre para una entrevista presidencial que marca el inicio del curso puede que no sea el clima óptimo. Es como si la necesidad de ejecutar simultáneamente la entrevista para la radio y la televisión hubiera dejado en un segundo plano las consideraciones a nivel de lenguaje mediático que esto comporta.

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El planteamiento corporativo de que la televisión abra la ventana a las emisiones radiofónicas puede interpretarse como un proyecto –más difícil de lo que parece– para estimular las sinergias entre ambos medios. Ahora bien, es necesario tener presente que cada medio tiene unos códigos y un lenguaje diferentes, no siempre intercambiables. Y llevar a cabo esta operación supone un cuidado en los detalles y equilibrios entre medios que no es sencilla. Y más cuando la manera de ejecutarla destila más la sensación de pisarse y estorbarse entre ellos que de simbiosis innata.