Cebrián pasa cuentas con todos (menos con él)

Extensa y excelsa entrevista a Juan Luis Cebrián la que publica El Mundo. Es una conversación muy amena, rellena de palabrotas, en la que consiguen aflojar el nudo de la corbata al fundador deEl País para que hable con soltura. Tanta, que no se da cuenta de que mientras dispara a diestro y siniestro (contra Sánchez, contra quienes le echaron del diario que parió, contra Zapatero…) él mismo acaba poniéndose la soga en el cuello: ninguna autocrítica, ninguna admisión de haber sido el brazo armado mediático del felipismo… Es exactamente una entrevista Colombo, es una entrevista Colombo, fueran los criminales los que se pusieran solos en el trullo dejándoles hablar. Ay, las servidumbres del ego. Como cuando dice que, bueno, en realidad no le echaron sino que él quería marcharse. "Tengo una mujer 34 años más joven que yo y que estaba hasta los huevos que estuviera trabajando todo el día", suelta el macho alfa Cebrián. Ánimos, tú puedes.

Otro momento en el que me han quedado las cejas empotradas en el techo del salto de incredulidad que han dado es cuando asegura que con Felipe él marcaba las distancias pero que después Zapatero y Sánchez han ido contra él. La pregunta es obvia: ¿con qué palanca de presión, si el diario que construyó estaba tan bien blindado contra la injerencia política? Cebrián dedica también un rato a compadecerse del rey —el tercer vértice del triángulo de la Transición, después de él y Felipe— para intentar generar pena. Uno no espera que, a sus 81 años, el hombre más poderoso de los medios españoles durante tres décadas largas se haga un harakiri público, pero el nivel de desacomplejo de la entrevista quedará como testigo glorioso de la capacidad autocongratulatoria de una generación que, sin explicitarlo así, exige que el resto todavía les den.