Un derbi lamentable

Que los medios intercambien algún codazo entra dentro de la normalidad, sobre todo en un panorama mediático en el que los principales diarios están más enredados en la política de lo que sería necesario. Pero cuando el rifirrafe deja de serlo entre cabeceras y pasa a serlo entre profesionales es síntoma inequívoco de que la degradación de las formalidades ha alcanzado un nuevo estadio. El País publicaba este martes una nota firmada por el comité de redacción en la que deploraba un artículo anónimo aparecido en El Mundo en el que se mencionaban el nombre de varios periodistas del grupo Prisa que, según su relato, han participado en una operación de socorro para ayudar al fiscal general García Ortiz. Cuentan que estos profesionales sólo declararon como testigos y que, por tanto, se ajustaron a la verdad porque éste es su deber democrático (bueno, y porque mentir es delito). Y subrayan que la resolución del juez no contradice su relato. Pero en Can Mundo el relato es diferente: se subrayan las dudas de credibilidad que suscitan en el instructor y se les acusa de intentar desviar la atención con una noticia presuntamente falsa pero que nada tiene que ver con el procedimiento. No lo dicen, pero es una noticia publicada por El Mundo titulada "La Fiscalía ofrece a la pareja de Ayuso un pacto para que admita dos delitos fiscales". La nota deEl País insiste en calificarla de "bola".

El caso sólo es comprensible para muy iniciados. Entre lo que no dicen de las propias miserias y algunos sobreentendidos, sólo los doctorados en hermenéutica pueden acabar captando las implicaciones detalladas de todo. Pero, en medio de ese ruido cruzado poco inteligible, seguro que queda una sensación inapelable: que el periodismo está embarrado de política hasta las ingles. No todo el drama del sector son las redes sociales.