Por qué digo que el rey sabe de comunicación

La última frase del Pare máquinas de ayer aseguraba que Felipe VI sabía un nido de comunicación y tal vez la afirmación –discutible, como la mayoría– necesitaba argumentación, ya que ciertamente no se trataba de una noción demasiado intuitiva. Lo primero que me empujó a escribir- lo es la simple existencia de la monarquía. Es un sistema tan anacrónico, en pleno 2024, que sólo entiendo que se mantenga. de pie gracias a un sofisticado sistema de creación de relato (con la inestimable colaboración de un grueso suficiente de medios). emérito fugado, los vínculos con el franquismo, el caso Nóos, la parentela inquietante... Hay que ser muy bueno para mantener una cierta idea de respetabilidad en un segmento importante de la sociedad en medio de esta opereta de mal gusto. También matizaría que cuando digo “Felip VI”, quiero decir Felipe VI y todo lo que le acompaña, que no es poca cosa: desde la reina (periodista) hasta todo su equipo de consejeros y valetes de chambre.

Pero lo que me empujó a escribir la frase fue el recuerdo de su (infame) discurso del 3 de octubre. Allí Felipe VI mostró su cara más autoritaria, agria y antipática. Ahora bien, desde el punto de vista estrictamente comunicativo, fue audaz: si su padre se fabricó un seudomite fundacional con el 23-F –con un relato que hoy sabemos lleno de grietas y que sólo compra ya el rebelde Cercas–, Felipe VI se aseguró entonces de que las fuerzas vivas del país le validaran a perpetuidad y le prestaran apoyo ante la ofensiva de las izquierdas y el republicanismo, sin tener que enfrentarse a ellas directamente. pagó un precio. Porque ese día Felipe VI salvó una institución que hace aguas por todas partes, pero perdió Catalunya, probablemente para siempre.