Te harás viejo esperando el regreso de tu serie favorita
El tiempo de espera entre temporada y temporada cada vez es más largo, lo que hace que los espectadores pierdan el vínculo con las ficciones que siguen
El tiempo avanza lentamente en la Tierra Media. Las edades duran milenios. Los elfos son inmortales. Los malvados amenazan a la tierra, son derrotados y casi olvidados antes de resurgir eones más tarde.
Teniendo en cuenta estos ritmos, el tiempo que ha pasado desde que vimos la primera temporada deEl señor de los anillos: los anillos del poder en Amazon ha sido un abrir y cerrar de ojos. Pero en lo que se refiere a nuestras breves vidas mortales y al calendario tradicional de la televisión, hace una eternidad. La Galadriel y compañía regresaron la semana pasada para la segunda temporada de la serie, casi dos años después de que se estrenara la primera entrega, en el 2022.
Este es el ritmo al que se mueve la televisión actualmente. La precuela de Juego de truenos, La casa del dragón, tardó casi el mismo tiempo en estrenar la segunda temporada. Separación/Severance, también miembro del club de series que debutaron en el 2022, volverá en enero, casi tres años desde que la vimos por última vez. El drama adolescente Euphoria, cuya segunda temporada se pudo ver en enero del 2022, empezará a rodar una tercera temporada en algún momento del 2025. Cuando se emita, los personajes ya tendrán edad para trabajar y cotizar en la Seguridad Social.
Cada vez más, reencontrarte con tu serie favorita es como intentar recordar la trigonometría que aprendiste en el instituto. ¿Qué hobbit hizo qué a quién? ¿Qué hacían en la oficina de Separación/Severance durante todo el día? Stranger things ¿estaba ambientada en la década de los 80 o se filmó en la década de los 80?
Evidentemente, hay diferentes razones por las que las series se toman su tiempo para volver. Hubo una pandemia. Hubo huelgas en Hollywood. Las plataformas de streaming han hecho recortes. Algunas series pueden tener problemas creativos o de equipo. Las producciones ambiciosas necesitan más tiempo. Pero la práctica está lo suficientemente extendida para haberse convertido en una nueva y lánguida norma extremadamente frustrante para los adictos a la televisión que sólo quieren sus coi de historias. Más allá de eso, está cambiando nuestra experiencia en lo que se refiere al consumo de series y nuestra conexión con ellas.
Como muchos elementos de la televisión, este cambio está impulsado por el negocio y la tecnología de la industria. En los inicios de la emisión televisiva, cuando no existía ni lastreaming ni la posibilidad de grabar, se fraguó el hábito de plantarse ante el aparato a la misma hora todos los días o semanas.
Esto significaba ir emitiendo capítulos de temporadas como coches de una cadena de montaje. Empezaban en septiembre y se alargaban hasta mayo. La televisión formaba parte del ritmo de la vida. Se movía contigo a lo largo del calendario. Ver Urgencias o Cheers era como estar en una relación a largo plazo.
La televisión por cable cambió el patrón, pero no lo rompió completamente. Las temporadas solían ser más cortas y no se casaban con el calendario septiembre-mayo, pero las series a menudo todavía eran estacionales. Las pausas más largas hacían que el retorno de una gran serie fuera un evento, pero todavía era noticia cuando Los Sopranos tardaba más de año y medio entre temporadas.
Más presupuesto, más tiempo
Como con otras muchas cosas, elstreaming aceleró esta tendencia. Su naturaleza era romper la relación entre el tiempo y la televisión. El calendario no significaba nada para elstreaming; no había ninguna "temporada de otoño" por llenar. Mientras, a medida que se volcaba más dinero en televisión, determinadas series se convirtieron en producciones monumentales que necesitaban mucho más tiempo para volver a ponerse en marcha. (Las primeras temporadas de Juego de truenos tenían una separación de un año entre ellas; hacia el final, una única batalla se rodó en dos meses.)
En el mejor de los casos, esto puede hacer que una nueva temporada parezca trascendental y que la anticipación valga la pena. En el peor, la ausencia puede hacer que la indiferencia gane terreno. He visto la segunda temporada de La casa del dragón porque su trama todavía me interesa pero no puedo comprometerme o invertir emocionalmente como hice con Juego de truenos.
Algunas cosas no tienen nada que ver con el calendario de producción: La casa del dragón es simplemente una historia más seca y sin el tipo de personajes vivos que me atrajeron a Juego de truenos. Pero, sin duda, no ayuda a que, con sólo ocho episodios después de casi dos años, tenga que pasar buena parte de mi tiempo buscando en Google quién es quién.
Por supuesto, un lapso de tiempo equivalente a un bostezo entre temporadas no hace que una serie sea mejor ni peor. Si le molestan tanto las pausas largas, supongo que siempre podría hacer un maratón de la serie cuando ha terminado, supervisando de cerca su nivel de colesterol con la esperanza de vivir lo suficiente para ver el final. Pero estos cambios en los ritmos de televisión hacen que la relación parasocial con el medio sea menos íntima y constante. Tu serie favorita antes era como un miembro de la familia. Ahora es tu amigo al que ves de vez en cuando, te llena la cabeza de historias salvajes y después desaparece hasta quien sabe cuándo.
En el fondo, ésta es una manera más en la que la televisión se está acercando al cine, al menos en cuanto a gran presupuesto y audiencia masiva. Ahora pueden pasar años entre estrenos, al igual que antes esperábamos años para la próxima película Star Wars. (Al mismo tiempo, franquicias como Star Wars se han convertido literalmente en televisión.)
Es improbable que este patrón cambie pronto, ya que la fusión de películas y series de gran presupuesto continúa. Este otoño, Dune, las dos películas recientes que parecían mitades cortadas de una temporada de televisión, se ampliará a HBO con la primera temporada de la precuela Dune: Prophecy, centrada en las misteriosas hermanas de Bene Gesserit. ¿Cuándo veremos la segunda temporada, si es que se hace? Mi visión del futuro es brumosa. Al igual que las hermanas de Bene Gesserit, los planes de la televisión ahora se miden en siglos.