El show matinal de los comités federales

El sábado por la mañana, las televisiones estaban pendientes de los congresos de PSOE y PP. Este tipo de comités son actos de consumo interno para la militancia, pero hay una parte de exhibición evidente a modo de intento de limpieza de imagen. Por razones obvias, el del partido socialista generaba mucha más expectativa mediática.

TV3 conectó con el 3/24 para ofrecer una información continuada hasta la comparecencia de Pedro Sánchez y su discurso. La 1 delegó la cobertura al programa Mañaneros 360 de Javier Ruiz, que hacía un especial. Competía con otro especial de La Sexta, el de Antonio García Ferreras y su Al rojo vivo. Ambos programas se caracterizan por un mismo tono informativo a través de la tertulia que apela a la emoción, la impaciencia y la intensidad narrativa exagerada para hacer del periodismo un espectáculo mediático.

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Ambos programas aprovecharon la simultaneidad de los comités para hacer de la previa un combate dialéctico a distancia. Los periodistas pedían declaraciones a los integrantes de los dos partidos a medida que iban llegando a las sedes respectivas, confrontando sus intervenciones. La noticia de las acusaciones de acoso sexual por parte de Paco Salazar, adjunto a la secretaría de organización de los socialistas, se convirtió en un ingrediente muy goloso para amenizar el análisis. La novedad matinal que rompía con las inercias previstas y daba un empuje de energía al show.

En La 1, Javier Ruiz priorizaba la alteración anímica al sesgo político. Mantenía la pluralidad de posicionamientos a cambio de subir decibelios en la discusión. En casos como estos, los lamentos de Paco Marhuenda nunca fallan a la hora de crispar el ambiente. Sin embargo, los titulares remaban en la misma dirección que los mensajes de Sánchez: "El capitán no se desentiende", rezaba el letrero en pantalla, parafraseando una frase del presidente español.

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En La Sexta, Antonio García Ferreras no disimulaba su disfrute narrativo a la hora de minar y erosionar al comité socialista. Recurrió a lo que él mismo llamó "nuestra especialidad en los comités federales": se trataba de una alerta en pantalla, en forma de teléfono móvil, para anunciar con una alarma las filtraciones que les llegaban por mensaje del interior del congreso. Una exhibición de sus fuentes anónimas que, lógicamente, hacían una lectura interesada de lo que sucedía puertas adentro. Al rojo vivo hizo una cobertura muy en la línea de los intereses de Atresmedia, desacreditando a Pedro Sánchez y sus planteamientos.

Los dos especiales, Mañaneros 360 y Al rojo vivo, convirtieron una supuesta cobertura informativa en un sobreanálisis pasado de tuerca de los eventos. Una infoxicación en toda regla que iba más allá de los hechos, donde las interpretaciones personales de los presentadores, su tono, el enfoque de los temas, la selección de anécdotas y la elección de los invitados conformaban unos programas con más ideología que los propios comités federales de los partidos.