La Venecia del norte y la Kamala Harris del sur

Hana Jalloul es la última víctima del llamado Síndrome Venecia. (De acuerdo: llamado... por mí). El síndrome Venecia consiste en decir que cualquier lugar con un par de canales pestilentes acaba siendo “La Venecia de”. Y es así como nos encontramos con la Venecia de los Alpes (Annecy), la de Oriente (Suzhou, Zhouzhuang o Udaipur, depende del día de la semana), la de Alemania (Hamburgo) o la de Bélgica (Brujas). Esta semana, la secretaria de Estado de Migraciones, Hana Jalloul, se ha convertido para la prensa en “la Kamala Harris española”. Como acudirá de número 2 de Ángel Gabilondo a unas elecciones donde el candidato llega ya en fase de salida, las comparaciones han sido inevitables. Lo leo en titulares de LaRazón, La Voz de Galicia, La Vanguardia, Onda Cero o ElConfidencial. Pero el hecho determinante, claro, es la resonancia de su apellido. Hana Jalloul nació en Zaragoza hace más de cuarenta años, pero su padre era Libanés y, claro, enseguida evidencia su origen familiar.

O, más concretamente, el origen de media familia, porque su madre es española de nacimiento y se apellida Muro. ¿Habrían jugado tantos medios la carta Kamala si Hana Jalloul se llamara Hana Muro? ¿Y si le hubieran bautizado María de las Mercedes? ¿Funciona, el titular María de las Mercedes Muro, la Kamala Harris del PSOE? Ella sería la misma y el titular no se aguantaría por ninguna parte, porque la formulación se sustenta en el frágil fundamento de la sonoridad exótica. Y todo ello desprende el olor de microrracismo, porque pone en primer plan uno rasgo que, en realidad, para la noticia de su nombramiento es del todo irrelevante. Hay una cruel paradoja: señalando el hito de romper el dominio blanco en un cargo, se reduce a la persona a un prototipo, a un representante de todo un colectivo anchísimo. A una efigie que quizás no ha pedido ser.