Hablemos de dinero

Abraham Orriols: "Es una barbaridad que nadie nos enseñe a hacer facturas"

El periodista de TV3 explica al ARA su relación con el dinero

BarcelonaEl periodista Abraham Orriols, nacido en Berga en 1996, recuerda su niñez para explicar el origen de su familia: “Mi madre es peluquera y mi padre trabaja en el polígono del pueblo. Yo he nacido y me he criado en el Berguedà hasta que tuve que irme a Barcelona para estudiar en la universidad”. Dice que él no tenía la vocación periodística de pequeño: "He terminado en esta profesión de rebote y no tengo nada el discurso idílico por decirte que era mi sueño de niño".

La realidad es que Orriols se planteó estudiar derecho, pero durante los años de bachillerato empezó a colaborar con Televisió del Berguedà y encontró en la comunicación un interés especial. “Me inicié en este mundo profesional haciendo colaboraciones sin cobrar, como otros muchos, y en el último momento me apunté a comunicación audiovisual. Nunca me imaginé ante la cámara, me daba miedo, y empecé periodismo en el segundo año de carrera”.

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Orriols también afirma que fue el primero de la familia en poder ir a la universidad: “A pesar de que en casa siempre hemos sido defensores de la educación pública, al final fui a una universidad privada. Reconozco que mi familia hizo un esfuerzo enorme, soy hijo único y pude irme de Berga para estudiar también gracias a la ayuda de mis dos abuelas”. Durante su adolescencia, mientras estudiaba la ESO, Orriols revela que se pasaba los veranos y los días libres lavando cabezas en la peluquería familiar.

Una vez terminada la universidad, Orriols pasó a ocupar trabajos temporales en BTV. “Al salir de la facultad hacía sustituciones, turnos nocturnos… algo de todo. Por suerte, vivía junto a la redacción y podía permitírmelo, pero tenía altas y bajas de contrato el mismo día”. El periodista combinaba ese trabajo con otro sirviendo gintónics en una empresa de catering de Berga: “Hacía jornadas larguísimas con unos horarios complicados y vi que no era mi mundo y que debía huir”.

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En lo personal, Orriols admite que aquella época fue complicada en cuanto a la salud mental: “Cuando no tienes trabajo estable y siempre estás pendiente de si te llaman o no, te afecta la autoestima y es bastante frustrante”. Sin embargo, también empezó a realizar sustituciones en TV3 hasta que este último año ha conseguido plaza en la delegación de Lleida. Ahora mismo, el periodista vive entre Lleida y Barcelona, ​​compartiendo piso en ambas ciudades: “Tengo la suerte de que en Lleida los alquileres son más baratos y, compartiendo en ambos lugares, al final es como si pagara un alquiler entero, pero hago muchos kilómetros por toda Cataluña”.

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Además, intenta tener tiempo para sacar adelante otras colaboraciones, secciones o proyectos personales: “Al principio me daba mucho miedo decir que no y aceptaba todo lo que me proponían, pero ahora intento priorizar”. El periodista también destaca el asesoramiento legal del Colegio de Periodistas a la hora de gestionar estas colaboraciones: “Me sentía muy perdido, es una barbaridad que nadie nos haya enseñado nunca a realizar facturas. Me daba miedo acabar perseguido por Hacienda”. Este 2023, Orriols también ha publicado el libro Una vida en las montañas, un proyecto que al principio le hizo dudar. "Me llegó la propuesta de la editorial y no lo tenía nada claro, pero después encontré una historia humana que me enganchó tras la pastora Marina Vilalta".

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En cuanto a sus finanzas personales, Orriols comenta que tiene una lucha interna entre intentar ahorrar y al mismo tiempo disfrutar: “Reconozco que soy una persona con gustos muy normales, como todo el mundo. Pero al mismo tiempo soy el primero al que le gusta salir, comer fuera, hacer planes… Y al final pienso: 'Bueno, por eso trabajo, ¿no?'” Según dice él mismo, su mejor inversión de dinero fue un viaje a Noruega -“muy caro, pero ningún remordimiento”-, mientras que un máster en la UOC ha sido su peor gasto. “No cumplió las expectativas que tenía y me supo mal porque me lo pagué con mis ahorros”.

De cara al futuro, Orriols reconoce que la jubilación aún le queda muy lejos, pero que ahorrar es una preocupación recurrente a su edad. “Tengo 27 años y pienso que quisiera tener mi propio hogar. No me quejo de mi sueldo ni mucho menos, pero la situación inmobiliaria -sobre todo para los jóvenes- es muy difícil y tampoco quiero ir ahogado”, concluye.