"En un negocio, siempre hay que tener un ojo puesto en los cambios normativos y ver cómo pueden afectar a los futuros costes en el establecimiento", dice Josep Maria Espinet, profesor de la UdG. Además, recuerda la importancia de tener una cuenta saneada para anticipar potenciales situaciones negativas y realizar una gestión adecuada de los precios.
El adiós de Konema, la emblemática papelería barcelonesa de los mil colores
Un cambio legal que propiciaba una subida del alquiler desató el adiós de la histórica tienda
Verdes esmeralda, aceituna y cian. Azules cielo, marino y violado. Decenas de tonalidades de naranja, rojo y marrón. También blancos, grises y negros. Durante más de 40 años, el local situado en el número 43 de la rambla Catalunya, en la esquina con la calle Consell de Cent, fue el paraíso barcelonés para los amantes de los colores. Allí estaba la papelería Konema. Nacida en 1972 y adquirida por Raima en 2000, en su interior se podían encontrar cientos de referencias de libretas, bolígrafos, cartulinas, organizadores, grapadoras, clips, papeleras y todo tipo de material de oficina. Pero su peculiaridad era la forma en que exponían los productos: organizados por colores. En la fachada tenían siete escaparates, que también decoraban con una armonía cromática que deslumbraba a todo el que pasaba por delante.
Este septiembre, sin embargo, hará tres años que los colores ya no llenan las vitrinas de Konema. En agosto del 2019 apareció un cartel en la puerta del establecimiento que anunciaba el cierre temporal del negocio para realizar inventario. En realidad, era la antesala de su despedida. Pocos días después, la papelería hizo público un comunicado. "Konema ya no volverá a abrir sus puertas. Lamentamos no poder dar continuidad a un modelo de comercio de referencia en Barcelona, apostando por la calidad, el diseño y una excelente selección del producto", explicaba. El escrito también concretaba el motivo del cierre: "La afectación por la actual coyuntura legal supondría asumir gastos que pondrían en riesgo la continuidad y el prestigio de nuestra tienda". Konema se consideraba víctima de la LAU, la ley de arrendamientos urbanos, a la que culpaban de desaparecer el patrimonio comercial de la ciudad.
En 2014, la modificación de esta ley supuso un revés para muchos establecimientos históricos de Barcelona, especialmente para los que estaban situados en las zonas más cotizadas de la ciudad, como la rambla Catalunya, el paseo de Gràcia o la Rambla. El nuevo texto extinguía las rentas antiguas y obligaba a los propietarios y inquilinos a renegociar los arrendamientos. Konema no logró llegar a un acuerdo para mantener el negocio y decidió cerrar. "Sus siete escaparates, siete grandes ventanas con una clara identidad, han llenado de vida y color durante 40 años a todo el que vive en Barcelona o lo ha visitado", concluía el comunicado.
Hoy, en su sitio hay una academia de inglés Number 16, una cadena que tiene centros en Madrid, Valencia, Bilbao y Zaragoza. "Al final, tan sólo las grandes empresas son las que tienen recursos suficientes para poder pagar lo que los propietarios piden", sintetiza Josep Maria Espinet, profesor del área de comercialización de la Universidad de Girona. Además de los efectos de la LAU, el experto considera que el hecho de que los consumidores decidan por precio y comodidad también complica las cosas en las tiendas de barrio. "El pequeño comercio tiene costes más elevados que las grandes cadenas. Cabe recordar que la clave para sobrevivir es diferenciarse mucho de la competencia y ofrecer buenos precios", concluye.