Industria

Amichi, la empresa amiga de la Guardia Civil que pasó de moda

La firma de ropa catalana pasó de ser una de las principales del sector en perder más de 2 millones de euros

El jueves 5 de octubre de 2017, cinco días después del referéndum del 1-O, en El Mundo aparecía un anuncio de página entera. Era de Amichi, entonces una de las principales empresas catalanas del sector de la moda. Encabezado con un vistoso "Gracias", la compañía mostraba el agradecimiento a la Policía Nacional ya la Guardia Civil por "dar siempre la cara y por defender los derechos y las libertades". Asimismo, el texto hacía gala de su trayectoria empresarial: “Hace 32 años, un catalán fundó Amichi. Hoy somos una marca con 158 tiendas en toda España y miles de clientes y amigos”. El posicionamiento despertó el interés de medios como elAbc y la cadena Cope, que entrevistaron a Juan Carlos Amich, el fundador. En la entrevista sólo se habló de esa anécdota. Pero pocos días antes Amichi había sido noticia por un tema muy distinto.

A la compañía hacía años que no le salían los números. Pese a contar con una gran presencia de puntos de venta en toda España, Amichi ya había cerrado en el 2014 con pérdidas de cerca de 270.000 euros y la sangría subió hasta los 2,2 millones de euros en el 2015. El contexto no ayudaba: el sector de la moda vivía un momento de cambio que había obligado a las marcas a reinventarse para asumir el embate del comercio electrónico. "Las innovaciones digitales y en el campo del diseño sacudieron a la industria", recuerda Walter Garcia-Fontes, decano de la Facultad de Economía y Empresa de la Universidad Pompeu Fabra. En 2017 la situación de la compañía era ya delicada. "Amichi no está en una situación de concurso ni de preconcurso: es una compañía solvente pero mal gestionada", explicaban fuentes cercanas a la empresa en el portal Modaes. Pero la compañía sí buscaba a un comprador.

Cargando
No hay anuncios

La marca había puesto en marcha hacía meses una reestructuración para zurcirse un traje que causara buena impresión a los pretendientes. Al frente del equipo había colocado a Pedro Valdecantos, un asesor económico que ya había dirigido la salvación de la cadena de zapaterías Marypaz. La empresa sabía de qué pie calzaba: Valdecantos había logrado vender Marypaz en Black Toro Capital (BTC) -un fondo especializado en el rescate y relanzamiento de compañías de tamaño medio- y querían repetir la jugada. Al final, en septiembre de 2017, saltó la noticia: Black Toro había acordado comprar la firma de moda y recosirla con una inyección de 15 millones de euros. En un comunicado, Ignacio Foncillas, socio del fondo, se mostraba confiado: “La experiencia y el conocimiento que tenemos del sector de la moda ayudarán de forma determinante al crecimiento económico y empresarial de Amichi”, vaticinó. Pero los pronósticos no se cumplieron.

El 14 de noviembre de 2019 la firma anunció el cierre de todas las tiendas y un ERE a los cerca de 500 trabajadores que tenía. “El proceso de cambio que vivía el sector, la rápida adaptación de grandes empresas como Inditex y Primark y la intervención de un fondo como BTC acostumbrado a entrar y salir rápidamente de marcas en busca de rentabilidad generaron el cóctel perfecto para verter Amichi a la desaparición”, explica Garcia-Fontes.