El análisis de Antoni Bassas: '100 días de gobierno: Illa debe espabilar la financiación singular'
Illa se ha beneficiado de que Esquerra está en horas bajas. Pero ya es hora de que veamos velocidad de crucero y primeros resultados. Si no, la financiación singular acabará siendo como la amnistía, una promesa que valió una investidura, pero que pasan los meses y no se cumple
Hoy se encontrarán en la Moncloa los presidentes Sánchez e Illa. Sánchez ha invitado a Illa a un "café para todos", como son estas reuniones que ha mantenido con todos los presidentes autónomos después de haber anunciado que habría una "financiación singular" para Cataluña. Hace 45 años que se aprobó el Estatuto de Autonomía de 1979 y nada ha cambiado: cuando Catalunya negocia algún aumento competencial con el gobierno español, a la Moncloa les falta tiempo para demostrar que el aumento será para todos, la lo cual, por cierto, nunca nos ha ahorrado el concepto “los privilegios de los catalanes”, como acusación habitual con la que se hace política en España.
El caso es que esta semana hace 100 días del gobierno de Illa, y el presidente ha demostrado su talante aseado y amigo de los simbolismos solemnizándolo con un viaje de dos días a Bruselas, y hoy, con el encuentro con Sánchez .
De Bruselas ha vuelto con una foto con la presidenta del Parlamento Europeo, unas buenas intenciones sobre el uso del catalán, y la intervención en el Comité de las Regiones. Y con una foto con el consejero en el exilio Lluís Puig.
Cuenta nuestro corresponsal Gerard Fageda que Illa caminaba por la sede de la delegación de la Generalitat en Bruselas cuando se encontró a Puig. Ambos se saludaron brevemente y "se vio Illa visiblemente emocionado".
Es verdad que si Illa iba a Bruselas por primera vez y se reunía con Puigdemont, la foto del viaje habría sido con el presidente en el exilio, y no habría sido la que quería Isla quería enviar, que es la del mensaje de "Catalunya ha vuelto" a la legislación vigente. De hecho, éste ha sido su gran mensaje de estos 100 días. Pero el encuentro con Puigdemont no puede aplazarlo indefinidamente. Se subió con el rey a un helicóptero militar, acudió al desfile del 12 de octubre, anunció un periplo por España, puso una bandera española en el Salón Virgen de Montserrat para recibir visitas e incluso hubo un día que pretendió recibir consecutivamente Sociedad Civil catalana y Òmnium Cultural, como si pudieran compararse en importancia, prestigio, historia o arraigo en el territorio, con la intención de ubicarse en la equidistancia. Ha recibido a Pujol y Mas en el Palau de la Generalitat. No se puede pretender ser "el gobierno de todos" y hablar de "normalización" y no reunirse con la cabeza del segundo partido más votado del Parlamento, que además no puede volver porque los jueces que hacen la coz a Pedro Sánchez no quieren, y se niegan aplicar una ley aprobada por el Congreso. lla necesitaba como mínimo estos tres meses para que España se crea que, con los socialistas, Cataluña "ha vuelto"; y Puigdemont ha sido tan demonizado que una foto con él es radioactiva. Pero si Illa quiere acabar con ese ruido de fondo, debe quitarse de encima el encuentro con Puigdemont. Por interés y por justicia.
Y lo mismo vale por la financiación singular. Illa se ha beneficiado de que Esquerra está en horas bajasya la espera de un congreso del que debe salir una nueva dirección, para ir preparando la negociación de la nueva financiación. Pero ya es hora de que veamos velocidad de crucero y primeros resultados. Si no, la financiación singular acabará siendo como la amnistía, una promesa que valió una investidura, pero que pasan los meses y no se cumple.
Buenos días.