¿Los 'ángeles' de Victoria's Secret han hecho los deberes?

El martes 15 de octubre los ángeles de Victoria's Secret, las famosas modelos de la casa de ropa interior, volvieron a desfilar después de seis años sin sacar sus alas a pasear. Los motivos de la interrupción de uno de los eventos más mediáticos del mundo de la moda fueron, por un lado, los tintes machistas, gordofóbicos, transfóbicos e hipersexualizadores, difícilmente conciliables con la ola feminista del Me Too del momento, y, por otro, las vinculaciones del fundador de la empresa con el caso Epstein y con una agencia de modelos que introducía chicas en la red de prostitución del magnate. Por todo ello, tanto las ventas de la casa como el seguimiento mediático del desfile sufrieron un descenso tan importante que llevó a la marca a cancelar el espectáculo en el 2019 para iniciar un supuesto período de contrición. Pero, después de ver el desfile, ¿podemos decir que los ángeles han hecho los deberes?

La empresa americana Victoria's Secret la fundó en 1977 Roy Raymond, después de que al comprar lencería para su esposa tan solo encontrara una oferta poco atractiva, al menos a ojos de una mirada masculina. A raíz de esto inició la aventura empresarial de crear una de las marcas más emblemáticas de ropa interior para mujer. El nombre surgió por la reina Victoria de Inglaterra, con la voluntad de darle un aire de sofisticación histórica, haciendo referencia a un momento en el que la ropa interior empezaba a explotar la sensualidad con la introducción del color y la ornamentación. Posiblemente a Raymond no le importó que en la represiva era victoriana los corsés oprimieran el cuerpo de la mujer hasta provocarle graves perjuicios de salud. El nombre se completó con la palabra secreto, en alusión a la idea de misterio a la hora de saber qué lleva la mujer debajo de la ropa.

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No siempre hizo falta que los desfiles fueran tan espectaculares, ya que, en origen, el simple hecho de tratar la ropa interior como un sector que participaba de la moda y elevar la apreciación de la lencería ya fue del todo rompedor. El éxito inicial se vio espoleado en una década, la de los ochenta, caracterizada precisamente por la sexualización de la mujer, con un público totalmente receptivo a la lencería complicada y a las estructuras internas de control del cuerpo. El sector vivió un momento álgido de tal magnitud que la ropa interior incluso dio el salto al exterior, con el famoso corsé que Jean Paul Gaultier diseñó para Madonna y el videoclip Like a prayer, con el que la propia cantante, vestida con lencería, sacudió a la opinión pública.

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En 1982 Leslie Wexner compró Victoria's Secret e inició un período de gran expansión internacional, con unas campañas publicitarias de gran potencia. El 1990 fue un año determinante, debido a que por primera vez el desfile se emitió en directo, coincidiendo con la exitosa colección Angels. En ese momento nacieron las alas que supusieron el inicio de la era de los ángeles, el nombre que han terminado recibiendo las modelos que desfilan para la marca. Desde entonces, año tras año, cada presentación ha intentado superar en espectacularidad a la anterior, con espectáculos musicales en directo, con una puesta en escena de la categoría de la Super Bowl y con la creación de un auténtico star system. Todo sin olvidar el Fantasy Bra, valorado en un millón de dólares, que desde 1996 protagoniza el momento más esperado de cada desfile.

Victoria's Secret ha puesto en este desfile toda la carne en la parrilla, metafóricamente, ya que ha recuperado la idea de espectáculo para promocionar la marca, pero también de forma literal, porque, de nuevo, los cuerpos de las modelos, sexualizados y normativos en casi su totalidad, son el reclamo estrella de la marca por encima del diseño de moda. Está claro que estos años no han sido suficientes para comprender que el mundo se está abriendo (más lentamente de lo que debería) hacia una diversidad de cuerpos y que la mítica marca es avanzada por la derecha por otros, como es el caso de Savage Fenty, de Rihanna, que están comprendiendo mejor lo que reclaman los nuevos tiempos.