Homenotes y danzas

El aprendiz farmacéutico que creó Johnson & Johnson

Robert Johnson fue uno de los pioneros en incorporar a la mujer en puestos de trabajo de responsabilidad y en dar las máximas coberturas a sus empleados

Del elixir bucal Listerine hasta la quema de manos Neutrogena, del Fortasec al Frenadol y de los parches de nicotina Nicorette a los supositorios Rovi. La cartera de productos de la multinacional Johnson & Johnson es todo esto y mucho más, después de casi un siglo y medio dedicándose a la salud y los cuidados personales. El origen de todo ello nació con una desavenencia entre socios y con una deuda condonada. Vamos a palmos.

El primer trabajo de Robert Johnson fue como aprendiz en un negocio farmacéutico de un primo de la madre, lejos de la guerra civil que acababa de estallar. Ya nunca abandonaría el terreno de la salud. Una vez dejó la farmacia, instalado en Nueva York, decidió probar suerte con un negocio de apósitos asépticos, un campo que empezaba a nacer en aquel lejano 1874. Tanto él como su socio, George Seabury, estaban muy interesados ​​en los descubrimientos del doctor Lister en el ámbito de la cirugía estéril. Después de una ingente investigación y de dedicarle muchas horas, la empresa se transformó en un negocio extremadamente rentable, una circunstancia que acabaría desencadenando toda la historia de éxito que viene después. Una discusión por el reparto de los beneficios entre Johnson y Seabury propició la ruptura definitiva, que tuvo efectos más tarde cuando Seabury pidió a Johnson dejar de pagarle la compensación acordada a cambio de renunciar al pacto de no competencia. Esto abrió sus puertas a Johnson para que, en primer lugar, se uniera a un pequeño negocio que habían puesto en marcha sus hermanos y, en segundo, que pudiera aprovechar todos sus conocimientos en materia de higiene y salud. Aquí empezó la historia de la empresa Johnson & Johnson.

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Algo que en pleno siglo XXI nos parece que haya existido siempre, como es la ropa estéril de cirugía, fue un invento de Johnson & Johnson, que la sacó al mercado en 1887, al igual que las suturas estériles. Un año después empezaron a comercializar los primeros kits de primeros auxilios y ya no pararon de aportar innovaciones al mercado de los productos sanitarios, lo que les proporcionó una posición de privilegio en su sector.

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La era de Robert Wood Johnson I como máximo ejecutivo de la compañía continuó hasta 1910, año en que murió víctima de una afección renal crónica. Dejó una empresa líder y con ingentes beneficios, pero también con un profundo sentido de protección hacia sus trabajadores. Ya antes de finalizar el siglo XIX tenía coberturas para los empleados que debían ir a servir al ejército y en los años siguientes las fue ampliando con medidas como comidas gratuitas o seguros diversos. También se mostraron pioneros en la incorporación de la mujer a los puestos de trabajo técnicos y de responsabilidad (la primera científica la ficharon en 1908). La familia Johnson no ha perdido pisto tras los más de cien años de la muerte del pionero, porque siguen saliendo a la lista de grandes fortunas y de personajes influyentes. La cara visible de la generación actual es Robert Wood Johnson IV, alias Woody, bisnieto de nuestro protagonista, propietario de los New York Jets de fútbol americano y poseedor de una fortuna de 5.700 millones de dólares. Bajo el mandato de Donald Trump fue embajador estadounidense en Londres. La familia también gestiona la Robert Wood Johnson Foundation, fundada en 1936 (desde 1972 como organismo filantrópico), que tiene un patrimonio acumulado de 13.000 millones de dólares. Cada año da más de 700 millones a los ámbitos de la salud y el bienestar.

En nuestros días, la firma Johnson & Johnson es una de las multinacionales más grandes y reconocidas del mundo. Con una facturación que pronto superará la barrera de los 100.000 millones de dólares y beneficios por encima de los 20.000 millones, entre los accionistas relevantes ya no aparece el apellido Johnson, sino los clásicos fondos de inversión Vanguard, State Street, BlackRock, etc. Por cierto, su CEO mundial es el valenciano Joaquín Duato Boix, titulado en la escuela de negocios de Barcelona Esade, hermano de la actriz Ana Duato y primo del bailarín Nacho Duato.