El fiscal Bertossa apunta ahora a Arabia Saudí por los 100 millones de Juan Carlos I
Canonica y Fasana comparecerán en febrero tras suspenderse su declaración el 15 de diciembre
MadridEl fiscal Yves Bertossa orienta su investigación sobre el “regalo puro” de 100 millones de dólares (64,8 millones de euros) en 2008 del Ministerio de Finanzas de Arabia Saudí a la fundación Lucum del entonces rey Juan Carlos I, hacia la fuente del dinero: los saudíes. Fuentes jurídicas suizas han confirmado al diario ARA la nueva orientación del fiscal. Las últimas actuaciones en las diligencias relacionadas con la operación AVE Medina-La Meca debían tener lugar el pasado 15 de diciembre de 2020, cuando la Fiscalía de Ginebra citó una audiencia con los imputados Dante Canonica y Arturo Fasana.
Canonica y Fasana son los creadores, gestores y directivos de los consejos de administración de las fundaciones Lucum (Panamá) y Zagatka (Liechtenstein), vinculadas a Juan Carlos I. Se trataba, según fuentes jurídicas consultadas por el diario ARA en Ginebra, de la primera citación de imputados después del 11 de marzo de 2020, cuando el fiscal interrogó a los directivos del banco Mirabaud. Sin embargo, la comparecencia se ha aplazado, según fuentes jurídicas, al mes de febrero.
Hasta diciembre pasado, las diligencias de la fiscalía ginebrina se habían concentrado en los imputados: Canonica, Fasana, Corinna zu Sayn-Wittgenstein y el banco Mirabaud. Según las fuentes consultadas, ahora Bertossa ha dado otro paso en dirección a Arabia Saudí para indagar la corrupción. La suspensión de las diligencias apuntadas el 15 de de diciembre tendrían que ver, empero, según fuentes jurídicas, con la preparación de un juicio con repercusiones internacionales que se desarrolló en Ginebra la semana pasada y que está visto para sentencia desde el viernes.
Se trata del caso Steinmetz, una investigación de siete años de la Fiscalía de Ginebra sobre delitos de corrupción de funcionarios públicos y falsedad de documentos presuntamente cometidos en la República de Guinea por el magnate minero del diamante Benny Steinmetz. Se le acusa de pagar sobornos de 10 millones de dólares a la esposa de Lansana Conté, presidente de Guinea, fallecido en 2008, para tener acceso a depósitos de mineral de hierro.
No es frecuente que la justicia suiza actúe, como en este caso, contra un extranjero, en la ciudad de Calvino. El pasado jueves, Bertossa hizo su alegato final en el juzgado de lo Penal contra Steinmetz, para quien solicita cinco años de prisión y una indemnización de 50 millones de francos suizos (confiscación que prevé la ley helvética), en una exposición que duró casi seis horas.
Citó a Martín Luther King: “La menor injusticia, dondequiera que se cometa, amenaza todo el edificio”. Y también a Kofi Annan, ex secretario general de Naciones Unidas: “La corrupción es un mal insidioso que corroe a la humanidad. Afecta a muchos países, pero son los países en desarrollo los que más la sufren”.
Bertossa, subrayó, tras las respuestas de Steinmetz, dirigiéndose al tribunal: “Yo estoy en shock. Estamos ante delitos económicos. No entiendo cómo se trata con tanto desprecio a las instituciones de un país pobre”. Confiado en el veredicto, previsto para esta semana, Bertossa señaló que el de Guinea “es un caso de escuela de la corrupción”. “Tenemos las pruebas de los correos electrónicos, las escuchas telefónicas, las declaraciones: lo tenemos todo en este procedimiento”.