Bodegas de la DO Costers del Segre se convierten en agentes culturales
Castell del Remei, Mas Blanch y Jové y Vinya els Vilars están a la cabeza con programaciones estables
LleidaLa cultura no es sólo patrimonio de museos, auditorios y teatros. También lo es de las bodegas. Por lo menos, de los que pertenecen a la Denominación de Origen Costers del Segre, donde aparte de las múltiples iniciativas puntuales, figuran tres marcas que programan actividades culturales durante todo el año. Exposiciones de pintura y escultura y ciclos de conciertos y artes escénicas son las propuestas más populares en los viñedos de Ponent.
Por nombre y tradición, destaca especialmente el Castell del Remei, en Penelles (la Noguera). El castillo fue construido a finales del siglo XIX en un lugar estratégico milenario, propiedad del condado de Urgell, del obispado de Solsona y, desde 1853 hasta la última década de los ochenta, de la familia Girona, representante de alta burguesía catalana. “Nosotros no somos sus descendientes, pero sentimos la misma responsabilidad de preservar su gran patrimonio cultural y natural”, dice Mireia González, presidenta de la Fundación Castell del Remei, creada hace casi tres años por las bodegas del enólogo y empresario mollerusense Tomás Cusiné.
El Castell del Remei dispone de dos salas de exposiciones que cuentan con una programación ya reservada hasta el 2026 y es además un lugar para la organización de conciertos y actos de gran envergadura, como la inauguración de el pasado domingo de la 31 edición del Festival Jazztardor.
González reconoce que su fundación permite “ser vistos como un agente cultural serio”: “Más allá de utilizar la cultura como una vía de marketing para el vino, queremos dar un retorno a toda una comunidad que concibe el castillo como punto tradicional de encuentro”.
Los responsables del Castell del Remei celebran que otras bodegas de la DO Costers del Segre organicen múltiples actos culturales. Es lo que ellos llaman la visión de Lleida como ciudad-región, la idea que impulsó al presidente Pasqual Maragall. “Hay que creérselo, porque a diferencia de otros DO, nosotros todavía vamos cojos en la promoción de nuestra marca”, lamenta Mireia González.
Un viñedo de artistas
Las fiestas anuales de las bodegas Matallonga (Fulleda) y Clos Pons (l'Albagés), los maridajes de Lagravera Fest (Alfarràs), el festival Arte y Palabra de Comalats (Ametlla de Segarra), el BMoll del festival Paupaterres que desembarcó el ' verano pasado en las bodegas del Valle del Corb y el ya clausurado ViEnViu de la cooperativa El Olivo de Vallbona de les Monges son propuestas puntuales que se suman a la agenda.
Pero de las iniciativas más estables, destaca otra, la Viña de los Artistas, de la bodega Mas Blanch y Jové de la Pobla de Cérvoles. La cabeza visible del proyecto, que cuenta con una veintena de esculturas de gran formato esparcidas por sus viñedos, es Sara Jové. Pero el principal impulsor es su padre, Joan Jové, herrero de profesión y que, pocos años después de fundar la bodega (en 2006), quiso homenajear al artista agramuntino Josep Guinovart y su concepto de arte en libertad. "A Guinovart no le gustaban los museos", recuerda Sara Jové. Asegura que después de la primera propuesta creativa póstuma de Guinovart, "ha ido creciendo de forma muy orgánica, sin planificación estricta".
Por las dimensiones geográficas de los viñedos, la naturaleza de este proyecto escultórico es finita y obliga a la bodega a enriquecer su actividad cultural con otras propuestas, como exposiciones temporales y conciertos. "Nos mueve el amor a la cultura y al territorio", asegura Jové.
La Vinya els Vilars de Arbeca va en el mismo sentido. “El vino acompaña a nuestra cultura”, manifiesta Maria José Pérez, el alma de unos viñedos plantados en 2002 y que, desde 2013, destinan la sala de botas a exposiciones encadenadas, la mayoría de artistas locales. "Queremos dar visibilidad a aquellos que no tienen tantas oportunidades de mostrar su obra", reivindica Pérez. Murales de gran formato, muestras solidarias y conciertos veraniegos del Garrigues GuitarFest, la pequeña bodega de Arbeca reivindica el vino como eje vertebrador de Ponent. “Nunca hemos tratado de sacar provecho económico, solo queremos que haya movimiento”, dice Pérez.
El vino surge como el mejor compañero de todos estos proyectos artísticos. "Nuestra cultura va ligada", argumenta la promotora arbequina parafraseando el proverbio latino in vino veritas (“en el vino está la verdad”). "Es la manera ancestral que tenemos de socializar", añade Mireia González. “El vino está tan sofisticado que son necesarias propuestas para acercarlo a la gente”, concluye Sara Jové. O quizá habría que añadir la opinión de enólogos, que admiten: "Para vender vino catalán, debemos acabar haciendo de todo".