Violencia sexual

Condenan a nueve años de prisión a un entrenador por violar a una jugadora a la que "controlaba"

Según la sentencia, el hombre se aprovechaba de su "ascendencia" sobre la menor

BarcelonaEmpezó como su entrenador de fútbol, cuando ella tenía 13 años y entró a jugar en un club de fútbol femenino de Sant Joan Despí, pero se convirtió en una figura omnipresente en su vida: le hacía de representante, tenían una cuenta bancaria conjunta, la acogía en casa o la visitaba en la suya, hasta el punto de que ella lo llamaba a menudo "papá". Cuando ella tenía 16 años la empezó a violar. No fue hasta un tiempo después cuando la chica, mientras la atendían en el hospital después de intentar suicidarse por lo que había vivido, se atrevió a explicar lo que había pasado. Ahora la Audiencia de Barcelona ha condenado al hombre a nueve años de prisión y a pagar a la víctima una indemnización de 50.000 euros.

La sentencia asegura que el hombre se aprovechó de su "ascendencia" sobre la menor para forzarla. Explica que su figura de "autoridad" respecto a la adolescente no se limitaba solo al terreno deportivo, sino que estaba presente en todos los aspectos de la vida de la joven, ejerciendo "un control" incluso superior "al que tendría cualquier padre con su hija adolescente", porque incluía "chantajes y amenazas" para que la chica no tuviera otras relaciones o escondiera información a sus padres. Y esto generaba un sentimiento de "miedo" tan intenso en la chica que "anulaba" su voluntad.

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El hombre negó los hechos en el juicio y acusó a la víctima de denunciarlo por resentimiento, porque se había negado a esconder a sus padres que salía con un chico, dijo. Pero el tribunal no se cree su versión y tiene en cuenta tanto el relato de la chica como el de los testigos, además de los mensajes de WhatsApp intervenidos al acusado, que probarían el control que ejercía sobre ella.

Dependencia

El tribunal considera que la relación entre el condenado y la menor era "de contenidos claramente desproporcionados e incluso extravagantes", cosa que los llevó a caer en un "estado de dependencia afectiva y emocional". El entrenador se hizo presente en todos los aspectos de la vida de la chica y, finalmente, también en el sexual. Según la sentencia, entre 2013 y finales de 2014 las violaciones se convirtieron en continuas, tanto en el piso de ellos como en su coche e incluso en un descampado, siempre contra la voluntad de la adolescente y bajo amenazas. Hasta que en diciembre de 2014 la madre de la chica pilló al hombre tocando los pechos a la víctima en su habitación.

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La chica intentó quitarse la vida dos veces. Después de la segunda ocasión, mientras era atendida en el hospital, confesó las agresiones sufridas a una hermana y una amiga. Además de los nueve años de prisión y de la indemnización, la Audiencia impone al condenado cinco años más de libertad vigilada, le prohíbe trabajar con menores durante tres años y ha dictado una orden de alejamiento para que no se pueda comunicar con la víctima durante 14 años.

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