Territorio, diversidad e inclusión: los valores del cooperativismo

Constituir una cooperativa: la fórmula alternativa (y con valores) para quien quiere emprender

En medio de un contexto de crisis ecosocial, el modelo cooperativo está emergiendo como una opción cada vez más popular a la hora de emprender. De hecho, en Catalunya, un tercio de las 4.600 cooperativas existentes han nacido en los últimos diez años. ¿Qué ventajas tiene formar una cooperativa?

Clara Barrio, Miguel Moreno y Jordi Roig se cruzaron por primera vez en 2007 en un aula de la facultad: se acababan de matricular en la carrera de comunicación audiovisual, en la Universidad Autónoma de Barcelona. Durante cuatro años compartieron clase, pero cuando se graduaron y llegó el momento de dar el salto al mundo laboral, cada uno probó suerte por su lado. Pese a elegir caminos distintos, los tres toparon con la misma realidad. "El mercado solo nos ofrecía trabajos precarios", recuerdan hoy en declaraciones al ARA. Para solucionarlo, se autoocuparon: en 2014 fundaron juntos la productora audiovisual cooperativa Looky Produccions, en Barcelona. "Lo hicimos con una convicción clara: proporcionarnos puestos de trabajo de calidad, sin jerarquías, con condiciones dignas y priorizándonos por delante de los beneficios", siguen. Hoy, ya suman once años de vida, han ampliado el equipo con otros dos socios –Maiol Díez y Carlos Collazos– y se han convertido en una de las productoras destacadas del ámbito cooperativo catalán.

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En paralelo, en Igualada, Blanca Biosca, Iria Vives y Ariadna Prat también eligieron el modelo cooperativo para dar forma a su proyecto. "Habíamos coincidido en la madriguera y en otros movimientos sociales y sabíamos que las tres teníamos una mirada alineada del mundo", explican en este diario. En 2018 ya raíz del trabajo de fin de grado de una de ellas, constituyeron Quatre Cantonades, una asociación encarada a aportar más conciencia, cuidado y sostenibilidad a las dinámicas relacionales, la convivencia de los grupos y la relación también individualmente. Lo compaginaron con otros trabajos hasta que el proyecto fue creciendo. En 2022 se convirtieron en cooperativa. "Era un modelo que en 2018 no conocíamos en profundidad, pero que con el tiempo vimos que estaba muy alineado en nuestra forma de entender el mundo y con la esencia del proyecto que impulsábamos", reflexionan.

Éstas son tan sólo dos de las 1.582 cooperativas que han nacido en Catalunya en los últimos diez años. De hecho, actualmente suponen el 33,1% de todas las cooperativas constituidas en el país, según los datos más recientes de CoopCat, la organización empresarial sin ánimo de lucro que integra las federaciones de cooperativas catalanas. "Este crecimiento no sólo ha sido cuantitativo, sino también cualitativo: muchas de estas cooperativas han aumentado su dimensión y han pasado de ser pequeñas empresas, a medianas y grandes empresas, a pesar de los contextos adversos de crisis económica y pandemia", analizan CoopCat. Pero, ¿por qué cada vez más personas emprendedoras están escogiendo el modelo cooperativo para hacer realidad su proyecto?

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Más promoción del modelo

Uno de los principales motivos que apuntan los expertos a la hora de explicar el fenómeno es la proliferación de servicios de asesoramiento y acompañamiento en el ámbito del cooperativismo. "Hemos impulsado proyectos como TechBloc4, el primer espacio que junta innovación, tecnología e impacto social", ejemplifica CoopCat. "También se han activado los servicios de acompañamiento a la creación de cooperativas por parte de las cinco Federaciones de Cooperativas de Catalunya", prosigue. Sumado al trabajo que realizan sobre el territorio los ateneos cooperativos, Cataluña se ha llenado de herramientas que favorecen el emprendimiento en clave cooperativa.

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"Se han activado muchas políticas públicas para promover el cooperativismo", recuerda también Eloi Serrano, director de la Cátedra de Economía Social del Tecnocampus-UPF. Asimismo, el auge coincide con el incremento de la oferta formativa en el campo de la economía social y solidaria. Actualmente, existen cursos universitarios vinculados con el cooperativismo a centros como la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), la Universidad de Barcelona (UB) y la Universidad Pompeu Fabra. "Poco a poco el modelo cooperativo va entrando en los estudios de economía, en los que tradicionalmente siempre se ha explicado el modelo de empresa más extendido: el que busca obtener beneficios económicos", continúa el experto.

Las ventajas de ser cooperativa

Una de las diferencias más evidentes del modelo cooperativo con respecto a otras formas jurídicas es su organización interna: la toma de decisiones es colectiva y cada socio tiene el mismo voto, independientemente de su aportación de capital. "Como queríamos crear puestos de trabajo de calidad, nos parecía que éste era el modelo que mejor encajaba con la forma en que queríamos trabajar: horizontal y participativa", explican desde Looky Produccions. Según ellos, el hecho de poner a las personas por delante de los beneficios ha sido clave para sostenerse en el tiempo. "Gestionar una empresa implica gestionar las emociones de quien forma parte: esto puede ser un reto difícil, pero también es un punto fuerte que puede enriquecer el proyecto", añaden.

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Desde Quatre Cantonades, destacan como ventaja de ser cooperativa el apoyo que reciben los proyectos que optan por esta fórmula. "Una de las mayores ventajas es la red que se hace dentro del cooperativismo", afirman. De hecho, remarcan el papel de espacios como los ateneos cooperativos, en los que pueden compartir recursos, conocimiento y estrategias. En su caso, este acompañamiento fue clave para dar el paso de ser una asociación a constituirse como cooperativa. Aparte del soporte técnico, destacan también que el modelo les ha permitido ajustar mejor el proyecto a sus necesidades laborales y personales. "La democracia interna y la autogestión nos hacen hacer mejor nuestro trabajo porque creemos lo que hacemos", resumen.

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Desde CoopCat destacan que el interés por el modelo cooperativo ha crecido, sobre todo, por la combinación entre arraigo local y la capacidad de autogestión. a escala de política de empresa: gobernanza compartida, capacidad de decidir colectivamente y flexibilidad para adaptarse a contextos cambiantes. Sin embargo, reconocen que el modelo no está exento de retos: requiere una cultura organizativa sólida, tiempo para la toma de decisiones y, a menudo, un esfuerzo extra para la sostenibilidad económica inicial.

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En el Alt Pirineu y Aran también se crean cooperativas: ¿qué particularidades tiene emprender?

Desde 2016 el Ateneo Cooperativo del Alt Pirineu y Aran (ACAPA) acompaña iniciativas colectivas que quieren emprender con valores en un territorio extenso, de baja densidad y con una economía marcada por la autonomía y las microempresas. "En el Pirineo recibimos sobre todo proyectos pequeños que pueden empezar con dos o tres socios", explica de entrada Mireia Ribas Monfort, técnica de la ACAPA.

Pertenecen a sectores diversos, pero Ribas identifica algunos ámbitos especialmente dinámicos: el agroalimentario –tanto en la producción como en la transformación–, los servicios a las personas y, cada vez más, iniciativas vinculadas al sector forestal ya la madera, con mucho potencial para desarrollarse en clave cooperativa. "También acompañamos proyectos que no llegan a constituirse como cooperativa, pero que sí que colaboran o intercooperan, como los que gestionan obradores compartidos o crean grupos de consumo con el vecindario", apunta.

Pero, ¿qué lleva a las personas emprendedoras del Alt Pirineu y Aran a elegir constituirse en cooperativa? Ribas está clara. "La gente que nos llega ya tiene cierto conocimiento del cooperativismo y se acerca porque busca horizontalidad, coherencia y otra forma de relacionarse con el entorno", asegura. Destaca que no existen muchos proyectos que busquen crecer indefinidamente u obtener grandes beneficios, sino que la mayoría quieren construir una actividad económica viable que sea compatible con una vida digna y colectiva. "Es emprendeduría, pero también un proyecto de vida", resume.

El papel del Ateneu es clave tanto por el asesoramiento técnico como por el acompañamiento humano a la zona. "Ofrecemos apoyo jurídico, económico, estratégico y de gestión de grupos, pero sobre todo nos esforzamos para que la gente se sienta acompañada", explica. En un territorio con pocos recursos especializados a su alcance, este acompañamiento cercano y constante es uno de los aspectos más valorados por los proyectos. Además, la ACAPA también realiza un importante trabajo de enredamiento: conecta iniciativas entre ellas y con otros agentes del territorio para reforzar el ecosistema cooperativo y facilitar nuevas oportunidades.

"Hay mucho campo por correr", concluye Ribas. En el horizonte, el Ateneu ve opciones claras para seguir dinamizando el territorio a través del cooperativismo como espacios de trabajo compartidos, proyectos de vivienda cooperativa o iniciativas culturales que refuercen la cohesión social. "Cada vez más, el cooperativismo se ve como una herramienta útil para repensar cómo queremos vivir y trabajar en los Pirineos", termina.