¿Qué pueden enseñarnos los filósofos estas vacaciones?
Hablamos con el filósofo Arash Arjomandi sobre cómo el verano puede ser un buen momento para hacernos las grandes preguntas existenciales y qué autores pueden ayudarnos
Barcelona¿Quiénes somos? ¿Qué es el ser humano? El filósofo Immanuel Kant decía que ésta es una de las grandes preguntas filosóficas que resumen todas las demás cuestiones que podemos hacernos en la vida. ¿Y qué mejor que reflexionar cuando estamos de vacaciones? Vivimos en una época en la que el ritmo de vida es frenético y esto hace que no disfrutemos del presente, sino que continuamente estamos esperando acabar una cosa para hacer otra. Si miras una serie ya piensas en salir después, si sales ya piensas en qué harás al día siguiente. "Toda esta sobreabundancia de cosas hace que no tengamos momentos de introspección, de encontrarnos con nosotros mismos ni de tener un diálogo interior", dice el filósofo, profesor y doctor en Humanidades Arash Arjomandi.
Y, sin embargo, el filósofo no cree que la velocidad con la que vivimos sea incompatible con la meditación existencial. “Lo que debemos hacer es seleccionar las actividades, de modo que sean cosas que nos llenen y que nos ayuden a descubrir, de forma progresiva, quiénes somos, qué es el hombre, pero también que cojan la dimensión más personal de quien soy yo, cuáles son mis capacidades, qué propósito quiero otorgar a mi vida y qué metas nobles quiero conseguir”, reflexiona. Unos valores que, según Arjomandi, se han perdido en medio de esta sobreabundancia de actividades en las que a menudo nos vemos inmersos.
El verano es un buen momento para realizar esta selección más cuidada de las actividades y para encontrar más espacios para realizar esta introspección y meditación. Y una actividad clave que nos puede dar el hilo que estirar y que puede proporcionarnos tener espacios y momentos de reflexión es la lectura de los grandes filósofos y pensadores.
Diálogos platónicos
Una de las lecturas que recomienda Arjomandi es la de los Diálogos de Platón. “Parece un tópico, pero realmente no lo es. Estos diálogos tienen grandes virtudes, dado que su formato hace que cada persona pueda seguir la lectura con el grado de abstracción que quiera –explica–. De cada elemento y concepto que sale tú puedes leer más cosas o sacar más conclusiones. Puedes leerlo como un diálogo, como el guión de una serie u obra de teatro donde hay unos personajes dialogando”.
Muchas veces los temas tratados son preocupaciones cotidianas y, a través de los diálogos, se intentan descubrir las grandes verdades. “Al final, son las cosas que nos ocurren en el día a día. Es destilar las vivencias o hechos cotidianos hacia las grandes verdades”, reflexiona Arjomandi. Preguntas como qué es la belleza, qué es la verdad o qué significa ser paciente son algunas de las cuestiones que pueden leerse en los diálogos platónicos. Si ponemos por caso que nos preguntemos cómo podemos conseguir tener más paciencia, en los diálogos nos encontraremos con que los protagonistas reflexionan sobre si, antes de conseguirlo, es importante saber qué es exactamente la paciencia. ¿Si sabes lo que es ser paciente, automáticamente ya eres más paciente? ¿Es un tema de conocimiento o de práctica?
“Esta lectura filosófica, aunque sea de hace 2.500 años, es de rabiosa actualidad y nos permite descubrir muchas cosas sobre nosotros mismos y cómo cambiar o rectificar cosas de nuestra vida”, asegura Arjomandi, que recomienda leer los diálogos de Menón y Fedón. “Hay más fáciles y más difíciles, y leer uno o dos no nos llevará más de una hora por diálogo, a lo sumo”, dice para animar.
Encontrar un sentido
Otra lectura que recomienda Arjomandi es la de Así habló Zaratustra, de Friedrich Nietzsche. “En un momento en que mucha gente tiene la sensación de que detrás de la vida no hay un sentido que provenga de alguna creencia religiosa o metafísica, que no existe un Dios creador que tenga un plan para este mundo y que, por tanto, no hay plan para mí y sobre cómo yo debo vivir en este mundo, leer Nietzsche puede ser un buen revulsivo”, asegura el filósofo.
Durante muchos siglos, la existencia de Dios era lo que otorgaba un sentido, un propósito y un itinerario en la vida de las personas. Nietzsche es el primer gran pensador que lo anuncia y lo desarrolla diciendo que se ha dejado de creer en Dios como se había hecho hasta entonces. Esto significa que ya no tiene sentido nuestra existencia. Y ante esta perspectiva, ¿qué debemos hacer? "Él propone que, ante esta ausencia de sentido, no podemos ser ingenuamente optimistas, porque efectivamente no hay nada, pero sí propone una serie de alternativas en las que somos nosotros mismos los que debemos dar valor a lo que vivimos", explica Arjomandi. En vez de caer en el nihilismo, que es la ausencia absoluta de sentido y de vacío, fuente de numerosas depresiones y ansiedades, o de hacer una fuga hacia adelante, intentando olvidar todas estas preguntas y reflexiones en una vorágine de cosas por hacer, Nietzsche apuesta para que cada uno encuentre su propio sentido de la existencia.
Es un autor que, según Arjomandi, no es tan sistemático y tiene la ventaja de poder leerse y entenderse sin tener conocimientos previos. “Con este libro mucha gente ha llegado a la filosofía y se ha interesado en ello. Son lecturas fáciles en el formato y difíciles en función del grado de dificultad que le queramos dar. Podemos detenernos a pensar o simplemente seguir con la lectura”, asegura el filósofo.
La condición humana
Como discípulo del filósofo barcelonés Eugenio Trias, Arjomandi recomienda lecturas como Ética y condición humana, un libro muy actual que asegura que ayuda a descubrirnos a nosotros mismos. "Él habla de la ética en el sentido de la disciplina que intenta descubrir cómo deben actuar los seres humanos para ser buenas personas y para poder alcanzar la felicidad", explica el filósofo. "Y la única manera de poder hacerlo es descubriendo quiénes somos y en qué consiste el hecho de ser humanos", continúa.
En ese sentido, Trias considera que el ser humano es el único ser vivo que vive en un espacio intermedio entre la condición animal y la apertura a la trascendencia. “Ante esto, lo único que nos puede ayudar a llegar a la felicidad es no salir nunca de ese espacio intermedio, porque es nuestra casa, es donde pertenecemos. Todas las desgracias del ser humano son consecuencia de haber salido de este espacio, o porque hemos ido a la condición más animal, o porque hemos querido jugar a ser dioses”, puntualiza.
De lecturas y reflexiones filosóficas que podemos hacernos durante las vacaciones hay miles más, todo dependerá de lo que quiera reflexionar cada persona. Lo importante es, según Arjomandi, encontrar esos pequeños espacios de meditación e introspección diarios. Unos momentos que, al final, nos ayudan a ser mejores personas y a vivir con mayor armonía con los demás.