Memoria histórica

El exilio catalán contado con cartas de Fidel Castro, Mao y la reina de Inglaterra

Entre 1963 y 1966, Maria Teresa Pi-Sunyer, nacida en Caracas fruto del exilio familiar en Venezuela, se carteó con una lista de celebridades de todo el mundo

BarcelonaEl 7 de julio Maria Teresa Pi-Sunyer leyó el ARA. Un reportaje le llamó especialmente la atención. Lo que publiqué en estas mismas páginas, titulado "¿Quiénes eran los amigos catalanes de Jackie Kennedy?".Es la historia de la tarjeta de agradecimiento a la familia Mattes como respuesta al pésame que habían hecho llegar a Jackie por el asesinato de su esposo, John Fitzgerald Kennedy. "¡Pero si yo la tengo igual!", se dijo María Teresa. Con una particularidad añadida: ella fue la receptora; por tanto, también quien envió a Jackie sus condolencias. Recibo un correo electrónico en el que me hace cinco céntimos y también me adelanta una impresionante lista de otras celebridades con las que también se carteó entre 1963 y 1966, los años que, junto a su familia, vivió en Long Island (Nueva York). La historia es larga y preciosa. Me la contará de viva voz y hoy aquí se la relato.

Ante todo un trailer: además de Jackie, son cartas de Robert Kennedy, la reina de Inglaterra, el papa Pablo VI, Fidel Castro, Lyndon B. Johnson, Mao Zedong, Richard Burton, Elizabeth Taylor y Audrey Hepburn. Impresiona, la lista. Pues bien, el origen y existencia de la historia de estas cartas es, una vez más, una historia del exilio. El doloroso exilio, sí; la distancia impuesta, la añoranza de la tierra amada. Maria Teresa es limpia de August Pi-Sunyer, a su vez hermano de Carles Pi-Sunyer, consejero de los gobiernos de Francesc Macià y Lluís Companys, destacadísima figura política catalana. Maria Teresa nació en Caracas fruto del exilio familiar en Venezuela. Allí permaneció hasta los doce años, cuando su padre, Pere Pi-Sunyer —trabajador de Standard Oil, empresa americana con filial en Caracas— quiso volver a Cataluña, pero antes estuvieron en Long Island. Allí llegaron el verano de 1963, muy pocos meses antes del magnicidio de Dallas del 22 de noviembre. El impacto de la muerte de JFK sacudió el mundo y también la conciencia de una niña de trece años a la que impresionó la imagen desvalida pero valiente de Jackie: "Me había hecho entusiasta de los Kennedy; me compraba los periódicos y los libros que se publicaban sobre ellos. Necesité darle el pésame". Y así lo hizo. Y Jackie y su gabinete le respondieron. Al igual que en Isabel Mattes y suponemos que a cientos y cientos de personas más. Me enseña el sobre, la tarjeta y los dos recordatorios de la muerte de JFK. Impresionan.

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Pero la odisea epistolar de Maria Teresa no acabó aquí. Su prima había escrito una carta a Robert Kennedy cuando era un senador con proyección presidenciable. Cuando murió asesinado en el Hotel Ambassador de Los Ángeles en 1968, Maria Teresa también escribió a Ethel, su esposa, para darle el pésame. Ella, al igual que Jackie, también le respondió. En 1968 la familia ya había regresado a Cataluña. Antes, María Teresa tuvo tiempo de felicitar en Navidad a la reina Isabel de Inglaterra. "Me emocioné y, con el entusiasmo de la adolescencia, me puse a escribir a los grandes personajes que veía en los periódicos". El asistente personal de la reina le respondió por transmitirle todo su agradecimiento. La carta es muy bonita, mecanografiada y rubricada personalmente: "Dear Miss Pi-Sunyer...".

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"Le expresa su gratitud de todo corazón por el mensaje devoto de buenos deseos y oraciones que le ha transmitido". Esto dice la carta remitida desde Ciudad del Vaticano como respuesta a la felicitación transmitida al Papa Pablo VI. "En la escuela americana a la que iba, también antes a la de Caracas, recibí buenas clases de historia, algo que seguramente me hizo afilar la curiosidad por estas personas con las que quise entrar en contacto", explica. Esto explica también las cartas que me enseña enviadas desde la República Popular China. Sí, Mao Zedong también fue objeto del afán ecléctico de Maria Teresa: "Podemos decir que no tenía mucho criterio. Todo el mundo o casi todo el mundo que salía en el periódico me despertaba curiosidad", bromea. Y Fidel Castro, claro, salía mucho en los periódicos en aquellos tiempos de la Guerra Fría. El primer ministro del "Gobierno Revolucionario del Comandante Fidel Castro" es quien firma la carta de agradecimiento en este caso.

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"Cosas de adolescencia", forma elocuente de describir el enamoramiento de la gran Audrey Hepburn y de la pareja formada por Elizabeth Taylor y Richard Burton, que ha quedado testimoniado por los respectivos autógrafos que cierran la impresionante colección. Sin olvidar las cartas con el presidente de Venezuela está claro: "Desde pequeña me siento venezolana de corazón, y me supo muy mal marchar de Caracas a los doce años". pena recalcar que el amor por Venezuela la llevó de nuevo al país, después de casarse, por un período de siete años. Allí nacieron sus dos hijas. país.

El padre de Maria Teresa fue el único de tres hermanos que decidió volver del exilio. Sus hermanos, Jaume y César, se establecieron definitivamente en Estados Unidos y México respectivamente. Además de la añoranza de las raíces, Pere Pi-Sunyer tenía claro su regreso. "La perspectiva de futuro se vislumbraba mejor en Catalunya que en Caracas, y eso es lo que más deseaba para sus tres hijas. Entre otras cosas que, si lo deseábamos, nos casáramos con catalanes", dice Maria Teresa, que hoy vive en Roses —lleva dos meses de regreso—, el pueblo familiar, el lugar que siempre ha estado en el corazón de la familia. Carles Pi-Sunyer murió en Caracas en 1971 y hasta quince años después la familia no recibió el permiso para repatriar el cuerpo a Cataluña y enterrarlo en Roses. "Ser enterrado en Roses es como volver a estar", dice uno de los poemas del escritor y político. Pues eso, resulta revelador cómo un puñado de cartas escritas y recibidas en tiempos de adolescencia pueden describir tan sólo algunos de los ásperos significados del concepto exilio.