Historias de espías

Historias de espías: la elegante dama del sur que espiaba rompiendo el corazón de los enemigos

Belle Boyd, una joven del sur de Estados Unidos, trajo de cabeza a los militares del norte obteniendo información y jugándose la piel

BarcelonaAlgunos espías ya saben que quieren serlo de pequeños. Otros se encuentran por casualidad. Algunos estudian y se forman para serlo... y otros deben aprender sobre la marcha. Belle Boyd fue de este segundo grupo, en parte porque nació en un lugar y en una época en la que a las mujeres les enseñaban cómo ser una buena madre, esposa y, a lo sumo, a coser y un poco de arte . El trabajo de la casa lo hacían las esclavas. Sí, Belle Boyd nació en una plantación estadounidense, en una familia conservadora que apoyó la causa confederada durante la guerra civil estadounidense. Así se convirtió en una espía bastante famosa y respetada. Sin quererlo.

El lugar donde naces te condiciona, es así. Maria Isabella Boyd, más conocida como Belle Boyd, nació en 1844 en la población de Martinsburg, actualmente en el estado de Virginia Occidental. Sin embargo, entonces este estado no existía. Sólo existía una sola Virginia, un estado destinado a convertirse en uno de los principales campos de batalla de la Guerra de Secesión. La frontera entre el norte y el sur pasaba por ahí, más o menos. A pocos kilómetros al norte de Martinsburg se encuentra Gettysburg, el escenario de la que seguramente es la batalla más famosa de ese conflicto. Cuando Boyd era una niña, sin embargo, todavía no había guerra. En sus memorias, explica que tuvo la mejor de las infancias. Ella tenía de todo, ya que dinero no faltaba en su casa, en aquel régimen esclavista. Un poco como Lo que el viento se llevó, donde Scarlett O'Hara es feliz de joven, con trajes elegantes, bailes y fiestas en mansiones y un montón de criados a su servicio. Belle Boyd fue a una escuela para niñas en Baltimore, donde enseñaban a ser la mujer ideal según los estándares de la época. Pero, como le ocurrió a Scarlett O'Hara, la guerra lo cambió todo.

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Los Boyd eran confederados. Y la zona donde vivían, un auténtico caos, con grupos de soldados de ambos bandos arriba y abajo. Su hogar terminó bajo control de los soldados del norte y en 1861 alguien explicó a los militares que los Boyd tenían banderas confederadas colgadas en los dormitorios. La misma Belle tenía una, al parecer. Los soldados llegaron a la casa, hubo gritos y decidieron colgar en la fachada la bandera de la Gran Unión. La madre de Boyd intentó sacarla, hubo empujones y un soldado la insultó. La joven Belle, todo carácter, cogió una pistola –porque ya se sabe que en los hogares americanos no suelen faltar armas– y disparó al soldado, fallecido horas después. Llevada ante un tribunal militar, fue perdonada porque se consideró que actuaba para defender a la madre. Pero, por si acaso, un grupo de soldados fueron destinados a vivir en la propiedad de los Boyd, para controlarlos. Y Belle Boyd lo aprovechó para seducir a uno, el capitán Daniel Keily. Estaba naciendo una espía que utilizaría unas cuantas veces la seducción como arma de guerra.

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Boyd odiaba a aquellos uniformados del norte. Así que jugó con el corazón de Keily y sacaba toda la información que podía. Luego le escribía en cartas, las escondía en objetos como relojes o espejos y encargaba a su esclava de confianza, Eliza Hopewell, que las llevara a las tropas confederadas jugándose la piel. Coraje no le faltaba, a Boyd, que al saber que el político del norte James Shield pasaría unos días en un hotel local, acudió un día antes, alquiló una habitación junto a la que ocuparía el militar y se cerró después de hacer un agujero en la pared de madera para espiar. Así descubrió que Shield llevaba órdenes al general John Reese Kenly para destinarlos a la zona de Front Royal. Aquella noche, utilizando documentación falsa, BelleBoyd cruzó la frente e informó al coronel Turner Ashby, que logró sorprender a Shield. Dicen que Boyd protagonizó un segundo episodio heroico durante la batalla. Fue a caballo entre las balas para informar al general del sur Stonewall Jackson de una posición del norte defendida por pocos hombres. La historia dice que Boyd regresó a casa con agujeros de balas en el traje y una medalla al valor que le concedió Jackson.

Los espías se juegan la vida, ya lo sabemos. Y Belle Boyd fue detenida hasta seis veces, pero siempre salía adelante, en parte porque se hacía la inocente. Muchos soldados sabían que por la zona había espías, pero no creían que esa joven elegante lo fuera. Finalmente, el detective Allan Pinkerton, al que habían encargado descubrir espías, la pilló en julio de 1862, al parecer porque un soldado del norte al que había seducido sospechó de ella. ¿Era su final? No. La incluyeron en un intercambio de prisioneros y en 1863 era detenida de nuevo por espiar. En prisión cayó enferma de tifus y quedó tan débil que la liberaron de nuevo. Entonces ya era evidente que el sur perdería y Belle Boyd decidió emigrar a Canadá, donde, cosas de la vida, se enamoró de un oficial de la marina... del ejército norteño, Samuel Wylde Hardinge. La pareja se casó y se marchó a vivir a Inglaterra, donde tuvieron una hija y Boyd inició una nueva carrera profesional: se hizo actriz.

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En 1866, tras la muerte de su marido por enfermedad, Boyd regresó a Estados Unidos, donde hizo de actriz bajo el nombre de Nina Benjamin en poblaciones como Nueva Orleans, donde en 1869 se casó con el militar británico John Swainston Hammond... que también había servido en la guerra civil con el ejército de la Unión. Dos matrimonios, ambos con soldados del ejército contra el que había servido. Cosas del amor. De todas formas, se divorció de Hammond y se casó por tercera vez con Nathaniel Rue High, con quien fue arriba y abajo haciendo lecturas dramáticas de su vida como espía. Viendo que llenaba salas, también publicó un libro de memorias que fue todo un éxito. En aquella época se tomó fotografías vestida con el uniforme confederado, ya que se consideraba, con razón, veterana de guerra.

Belle Boyd acabó viviendo en Kilbourn City, en Wisconsin, donde murió en 1900 a la edad de 56 años. Su tumba la pagó un miembro de la asociación Grand Army of the Republic, que reunía a veteranos de guerra de ambos bandos. En la lápida se puede leer "BelleBoyd, espía confederada, nacida en Virginia, muerta en Wisconsin. Erigido por un camarada". ¿Quién era ese camarada? No se sabe. Pero, de leyendas, las que queráis.